32. TENGO QUE HABLAR CON ELLA

2.9K 181 0
                                    

La alarma de mi móvil comenzó a sonar haciendo que pegara un brinco.

— Apaga esa mierda — dijo Cristina
tapándose la cara con la almohada.

Me giré y la apagué. Froté mis ojos para despertar del todo. Eran las ocho. Teníamos una hora para prepararnos y desayunar antes de empezar las dichosas clases.

Me levanté de la cama, cogí mi neceser, una toalla y ropa limpia.

— Diles que no voy. Que me encuentro mal — dijo la morena para escaquearse del marrón.

— Y una mierda. Tu también vas a tragarte esto — dije señalando con mi dedo índice al suelo. Ella se tapó aún mas con las sábanas.

Agarré un cojín de uno de los sillones que había y se lo lancé.

— Arriba, Bella Durmiente — dije y salí de la cabaña.

Ella agarró el cojín y me lo lanzó pero fui más rápida y cerré la puerta antes de que me diera.

El Sol ya iluminaba cada rincón de este sitio y el clima era cálido.

Me dirigí a los baños. Entré en el de chicas. Me metí en una ducha y cerré la puerta. Me quité la ropa y abrí la ducha. Cuando acabé me sequé y vestí con una vaquero corto de tiro alto y una camiseta de manga corta.

Salí y me peiné frente al espejo. Mi mirada fija en el pelo se desvió hasta mis ojos azules profundos como el océano.

FLASHBACK

Era el día de los padres en el colegio. Pedías elegir a uno, ya sea tu padre o tu madre, van al colegio contigo y hablan sobre su trabajo a los compañeros. Mi idea fue que fuera mi padre porque nunca fue pero no podía porque trabajaba. Así que vino mi madre conmigo.

Me senté en mi sitio, al lado de Mery, y mi madre en una esquina hablando con otros padres esperando a que su turno llegase.

Tras unos cuantos minutos después, llegó el de ella. Salimos juntas al frente de la clase y mi madre comenzó a hablar.

— Yo soy la mamá de Sara — dijo señalándome. Mientras, yo sonreía. — Y trabajo de abogada.

— ¿Que es eso de abogada? — preguntó una niña levantando de la mano.

— Defiendo a la gente — contestó mi madre — Cuando alguien le hace algo malo a otro alguien, defiendo a uno de los dos.

— Sara — llamó mi atención la maestra — ¿Te gusta el trabajo de tu madre?

Me encogí de hombros. Era pequeña para comprender lo que hacía por mucho que me lo explicasen.

— Define a tu madre en una palabra — me mandó la profesora.

— Muy guapa — contesté mirando para ella la cual me guiñó un ojo.

— ¡Eso son dos palabras! — gritó mi mejor amiga desde su sitio. Yo coloqué mi dedo índice sobre mis labios para que mantuviera silencio.

Los padres rieron.

— ¿Qué es lo que más te llama la atención? — volvió a preguntar de nuevo.

Miré para mi madre y no dudé ni un segundo en contestar.

— Sus ojos.

Me cogió en brazos y me miró sonriente.

— A mi también me gustan los tuyos — dijo y me dio un sonoro beso en la mejilla.

— ¡Claro mamá! — contesté — ¡Son iguales!

InvisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora