04. NUEVA FAMILIA VECINA

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SARA

Un ruido proveniente de la calle me hizo despertar de mi bendita siesta. Con cara soñolienta me levanté del sofá y miré por la ventana que daba al patio delantero.

¿Habían comprado la casa de enfrente?

Me frote los ojos por si acaso era fruto de mi imaginación, pero no. Habían comprado la casa de enfrente. Y preguntaréis... ¿Tan raro es que una persona se mude a una casa? Pues para mi si. Pero es por la casa.

No estaba en venta. Ni por internet ni por ningún lado. Y te lo dice alguien que se entera de todo...

Esta bien, es Mery la que se entera de todo pero... ¿Qué más da?

Pude ver a una mujer y un hombre junto con una niña pequeña. Debía de ser un matrimonio con su hija. Tendría que ir a presentarme. Solté un suspiro y con aire pesado cogí el móvil, las llaves y salí de casa.

Crucé la calle. Ya no había nadie fuera ni el camión de mudanzas. Pasé el patio delantero y piqué a la puerta. Esta se abrió unos segundos después dejando ver a la mujer de antes. Era morena, de estatura media. Vestía con un suéter lila y unos jeans azules.

— Eh... Hola. Soy vuestra nueva vecina de enfrente, Sara — tendí mi mano derecha. La mujer la aceptó con una sonrisa en su rostro.

— Encantada. Yo soy Elena — soltó mi agarre y se echó a un lado — Pasa. Hace un frío terrible.

Yo le sonreí y pasé al interior de la casa. Esta estaba llena de muebles envueltos en un plástico blanco.

Elena me guió hasta lo que parecía ser el salón. Allí estaba el hombre de antes, quitando plásticos a los dos sofás que había.

— Juan, esta es Sara, nuestra vecina de enfrente — dijo Elena señalándome con la misma sonrisa de antes — Sara, el es Juan, mi marido.

— Mucho gusto — dije con una pequeña sonrisa.

— Igual Sara — dijo Juan haciendo el mismo acto que yo.

— Oh por favor, siéntate — me ofreció Elena.

Asentí y así lo hice. Elena pegó una voz que me asustó un poco. A los pocos segundos una niña morena, de pelo rizado, muy mona, apareció en el salón.

— Esta es Clara, nuestra hija pequeña — dijo la madre empujando levemente a la hija para que se acercara a mí.

— Hola Clara, yo soy Sara. Encantada — dije esbozando una pequeña sonrisa.

— ¿Eres una princesa? — fue lo primero que me preguntó. Por su voz debía de tener como unos 6 años. Reí levemente.

— Oh no, no soy una princesa — dije algo confusa.

— Si que lo eres. ¡¡Eres muy guapa y las princesas son guapas!! — dijo con voz chillona.

— Gracias Clara. Tu también eres una princesa — dije tocándole la punta de la nariz con mi dedo índice. Las dos reímos.

— También tenemos un hijo pero está de viaje y llegará tarde. Haber si pronto os conocéis — dijo Juan captando la atención de ambas.

Asentí — Bueno, es hora de que me vaya. Se está haciendo tarde — dije levantándome del sofá.

— Ha sido un placer Sara — dijo Elena mientras me acompañaba hasta la puerta. Seguía teniendo la misma sonrisa que antes. Un escalofrio recorrió mi espina dorsal.

— Igualmente — dije mientras salía de la casa.

Me di la vuelta para irme hacia mi casa, no sin antes despedirme con la mano.

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