Un fuerte dolor en el cuello me hizo despertar de golpe. Había dormido en una mala postura y ahora me dolía todo el cuerpo.
Me levanté del sofá y me estiré. Llevé mi mano derecha al cuello ya que me dolía mucho. Miré la hora. Eran las 5:00 de la mañana.
Como ya me había despertado y no podría volver a dormirme, decidí salir a correr.
Subí a mi cuarto. Me puse unos leggings largos negros y un top de deporte del mismo color. Ma calcé con unos playeros de deporte blancos, cogí mi movil, los cascos y me los coloqué con una cinta en el brazo.
Me hice una coleta alta y salí a correr. Correría durante una hora...
No vas a aguantar.
¿Qué apostamos?
Helado.
Genial.
Cuando iba a cruzar la esquina en la que terminaba la calle me choqué con algo o mejor dicho, con alguien, que me hizo caer de culo al suelo.
La otra persona también calló pero pareció no haberle echo daño. Me quité los cascos.
— ¡¿Que haces aquí?! —pregunté llena de furia.
— Lo mismo que tu — dijo levantándose y teniendo su mano para ayudarme.
— Tranquilo, puedo sola — dije levantándome — Y la próxima vez, mira por donde vas — me volví a poner los cascos y pasé por su lado para volver a correr.
Sin embargo, él corrió hasta ponerse a mi lado. Me quité un casco.
— César, déjame correr en paz — dije contando hasta 10 en silencio para no saltar encima de él.
— ¿Por? Si yo también salgo a correr. Así vamos juntos — dijo él tan normal.
— No gracias — dije acelerando el ritmo para dejarlo atrás, aunque sabía de sobra que no iba a funcionar ya que en menos de tres segundos ya estaba a mi lado.
No dije nada ya que sería en vano y seguimos corriendo.
Miré el reloj y vi la hora. ¡¡Las seis y cuarto!! ¡¡Me había pasado de la hora!!
— Mierda, me voy que si no no me da tiempo a llegar a clase. Luego nos vemos — César asintió y aceleré el ritmo hasta no poder más. Llegue a casa a y veinte.
Subí corriendo las escaleras y me metí en la ducha. Después, me puse un short azul celeste, con una camiseta blanca con dibujos del mismo color que el pantalón y las converse.
Me peiné el pelo, cogí mi mochila no sin antes meter el móvil y salí de casa. Cerré la puerta y al darme la vuelta me choqué con alguien.
— Venga, te llevo, si no llegarás tarde — dijo él esbozando una pequeña sonrisa.
Me lo pensé unos segundos y luego acepté. Si iba en el bus iba llegar tarde, así que...
El camino fue silencioso, a excepción de alguna tontería que dijera Javi. Cuando llegamos al instituto me despedí de Javi, no sin antes darle las gracias por traerme.
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Invisible
Novela JuvenilSara Blake. Una chica de 17 años con un pasado difícil y lleno de preguntas sin respuestas. Su vida dejó de ser la misma cuando su madre, Samantha, falleció en un accidente de coche. Ya han pasado once años desde su muerte y han conseguido superar...