— ¡ESPERA! — gritó la morena frenándose en seco. Eso hizo que chocara con ella.
— Por favor, antes de que te pares, avisa — dije rascándome la frente.
Ella pasó de mi y se acercó al gran tablón donde miramos la cabaña que nos tocaba. Miró detrás y sacó un papel color amarillo. Lo desdobló, me puse a su lado y ambas lo leímos.
Número 1
Bien hecho. Has encontrado el primer papel. Deberás responder al siguiente acertijo y volver a dejar este papel en el mismo lugar en el que estaba.
Y el acertijo es:
¿Cuántos tipos de animales subió Moises a la barca?
— ¡Pero si no he dado religión! — se quejó Cristina cuando acabó de leer.
— Cállate — dije cogiendo el papel.
— ¡Y encima no tenemos ni papel ni boli con el que escribir! — se volvió a quejar.
Rodé los ojos — ¡Menos quejarse y más pensar!
Lo volví a leer repetidas veces y entonces caí.
— No fue Moisés el de la barca, sino Noé — dije mirándola a la vez que doblaba el papel y lo volví a dejar en su sitio — Está bien. ¿Y cómo lo apuntamos? — pregunté poniendo mis manos en mi cintura.
Son solo 5 acertijos. Podría acordarme perfectamente pero también se me podría olvidar. Y si no me acuerdo yo, Cristina menos. No la llamo tonta pero es que ni se acordaba de que hoy tocaba venir aquí.
La morena miró a nuestro alrededor. Entonces, se acercó a una chica la cual parecía una monitora. Intercambiaron unas palabras y la chica le dio un boli. Después vino hacia mi.
— Tu pones la inteligencia y yo la parte social — dijo dándome el bolígrafo.
Rodé los ojos y apunté la respuesta en mi mano.
— Bien, venga — hablé una vez acabado — Vayamos al lago. Puede que allí esté la siguiente nota.
Comenzamos a correr de nuevo y estaba en lo cierto. Encontramos otra nota en un pequeño saliente de madera.
Número 2
Sigue las mismas introducciones que explicaba la nota anterior.
¿Quién es algo y nada a la vez?
— ¡Esta me la sé! — gritó Cristina en un tono de voz muy agudo. La miré con las cejas elevadas para que prosiguiera. Su semblante cambió a serio — Oh vamos... Un pez. Es algo, y nada a la vez — dijo con lógica.
Asentí lentamente. Lo apunté y seguimos buscando. Fuimos a la cafetería; solo era un sitio con unas mesas y un techo de plástico.
Ya personas en parejas corrían de un lado a otro. Había menos gente de la que me imaginaba...
Llegamos y miramos por las mesas. Encontré un papel metido en una rendija de un banco.
— ¡Cristina! — la llamé y enseguida vino.
Miró por encima de mi hombro. Desdoblé el papel y comenzamos a leer.
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Invisible
أدب المراهقينSara Blake. Una chica de 17 años con un pasado difícil y lleno de preguntas sin respuestas. Su vida dejó de ser la misma cuando su madre, Samantha, falleció en un accidente de coche. Ya han pasado once años desde su muerte y han conseguido superar...