— ¿Qué coño? — dije para mi y me giré — David, ¿qué ha hecho? — pregunté señalando a mis espaldas.
— Lo han pillado con droga — dijo y abrí los ojos de par en par.
— ¿A dónde lo llevan? — me levanté dándole la hoja escrita a Dylan.
— A una celda hasta que llegue su abogado — dijo con tranquilidad.
— Déjame verle — hice una pequeña pausa. Él frunció el ceño — Por favor, David, es mi mejor amigo.
— No creo que sea buena idea.
— ¡Vamos!
Se quedó pensando. Lo siento, pero yo no podía esperar. Salí de allí en dirección a donde habían metido a Adam.
Justo cuando yo entraba el policía salía. Me agarró evitando que pasase.
— ¡Suéltame! — grité.
Me revolví para zafarme de su agarre. Lo conseguí pero no mantuve el equilibro y caí al suelo. Me arrastré hasta Adam. Él al verme se agachó.
— Adam, Adam — llegué a dónde las barras nos separaban — ¿Qué...
— No — me interrumpió — No es lo que parece. Me la metieron, no es mía. Créeme.
— Te creo — dije — ¿Y Mery?
— Fuera — David entró y me agarró para que saliera de allí. Me agarré a las barras.
— ¡Vamos, Sara! ¡No puedes estar aquí!— dijo tirando de mi.
— ¡No! — me quejé y me agarré más fuerte a la barra.
— Díselo, por favor — no podía más por lo que tuve que soltar — ¡Díselo!
Fue lo último que oí antes de que me sacaran de allí y cerraran la puerta. Me soltó.
— Estás como una cabra — dijo Dylan nada más verme.
— No — dije — Él no. Es imposible que le hayáis encontrado con droga. Se la han metido a traición. Hazme caso — le dije a David. Él mantenía cara de póker — Es mi mejor amigo. Lo conozco mejor que su madre, créeme.
— Lo siento, Sara. No puedo hacer nada, de momento — dijo negando.
Suspiré. Me puse una mano en la frente.
— Vámonos — me dijo Dylan poniendo una mano en mi hombro.
Salimos de las oficinas y me di de cara con Mery. Me miró sorprendida y me abrazó.
— Tranquila, tranquila — dije al sentir que me abrazaba más fuerte. Le acaricié el pelo — No es de él.
— Lo sé — dijo casi susurrando — Lo sé.
Tras unos segundos se separó. Elevó la vista y miró por encima de mi hombro.
— ¿Dylan? — preguntó tras secarse la mejilla húmeda — ¿Dylan Walker?
— El mismo, Maria Sanders — dijo asintiendo.
Ella puso cara de pocos amigos pero después lo abrazó.
— Qué alegría verte — hizo una pausa mientras pensaba — ¿Y qué hacéis los dos aquí?
— Gracias a él pude salir antes — respondí señalándolo.
— Yo simplemente volví — se encogió de hombros mientras sonreía levemente — Mi padre trabaja aquí.
— ¿Y no podrá...
— Hará todo lo que pueda — contestó — No te preocupes.
— Gracias.
Decidí quedarme con mi mejor amiga. No podía dejarla sola en una situación así. Nos despedimos de Dylan y nos sentamos a esperar. Mery me contó lo que pasó.
Iban a una piscina a pasar el rato cuando en la entrada, Adam iba a sacar dinero y de esto que sacó un sobre con droga. Por desgracia, justo en el momento había un policía observándolo todo. Se lo llevaron sin dejarle explicar por qué lo tenía.
Enseguida llegó la madre de Adam.
Entró y a la hora salió, pero esta vez venía con Adam. Mery no tardó en lanzarse a sus brazos. Yo fui detrás.
— Tomaron mis datos y me advirtieron — explicó — Si vuelve a pasar algo así no tardarán en meterme entre rejas.
Salimos de comisaría. La madre de Adam iba de muy mala leche. No lo dejaba quedarse en la calle. Entonces, tras suplicarle, nos dejó ir a casa con ellos.
Nos sentamos en la mesa de la cocina cuando llegamos. La madre de Adam nos sirvió algo de beber y después desapareció de allí.
— ¿Como coño te han podido meter eso? — pregunté rompiendo el silencio.
— Y yo que sé — contestó Adam — Quizás cuando esperábamos en la cola o cuando dejé la mochila en el capó del coche.
— ¿Seguro que no era tuya? — le dijo mi mejor amiga enarcando una ceja mientras le miraba de reojo sin ninguna expresión en la cara.
— Que no, Mery — repitió el chico cansado de negarlo.
La morena hizo una mueca aun mirando al café que tenía delante.
Pasaron minutos en silencio. El ambiente no estaba demasiado tenso.
— Oye... — habló Adam llamando nuestra atención. Ambas le miramos — ¿Qué pasó con César?
Al oír su nombre una punzada de dolor se clavó en mi pecho.
Mery me miró enseguida. Tragué duro.
— Las... — cogí aire — Las cosas no estaban muy bien — miraba a un punto fijo de la mesa mientras intentaba resumir todo lo que había pasado entre nosotros — Me enteré de quien era en el pasado y no me lo tomé muy bien.
La pareja se miró durante unos segundos.
— Él me había llamado y me contó lo que pasó — comenzó diciendo Adam — La llegada de Dylan no le gustó y menos que estuvieras con él.
— Debí esperármelo — contesté.
— Entonces, ¿ya no estáis... juntos? — preguntó Mery muy lentamente, con miedo a decirlo.
Y en ese momento, sonó un móvil. Él de Adam. Lo sacó y miró el nombre de la pantalla.
— Es César.
El corazón me empezó a latir fuertemente.
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Invisible
Teen FictionSara Blake. Una chica de 17 años con un pasado difícil y lleno de preguntas sin respuestas. Su vida dejó de ser la misma cuando su madre, Samantha, falleció en un accidente de coche. Ya han pasado once años desde su muerte y han conseguido superar...