IMAGINA #24

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Imagina que hoy es un día de los más lluviosos que más has presenciado, para tú mala suerte tenías una entrevista en menos de una hora e ibas tarde a la cita. ¿El colmo? La bateria de tu auto había dejado de funcionar, por lo cual te viste obligada a correr en dirección a la parada del bus para tomar uno. Correr en tacones, bajo la lluvia y el suelo resvaloso no favorecia las cirscunstancias, y menos el hecho de que te estuvieras empapando de pies a cabeza, ni el bendito paraguas te ayudaba a protegerte de la lluvia.
Una vez llegando bajo el resguardo de la parada del bus, esperaste como unos quince minutos, no había señal de algún autobus que pasara por el lugar, sólo autos y más autos, ni siquiera un taxi hizo su aparición oportuna.
-¡Rayos! Voy a perder la oportunidad de trabajo, y realmente era la candidata perfecta para hacerlo.- en un arranque de enojo comenzaste a hacer berrinche cómo una niña pequeña; golpeabas con tus tacones el piso de concreto, hacías caras molestas que más bien parecian muecas y golpeabas tus papeles en un poste. Perdida en tus enojos y berrinches, el sonido de un auto aparcandose a la orilla de la calle llamó tu atencion, era un auto muy bonito y elegante, seguramente de un anciano adinerado.
Más sin embargó, te comiste tus palabras al ver bajar de el a un chico alto, blanco, cabellos color marrón super claros, espalda ancha y sonrisa deslumbrante, usaba un traje, supusiste que sería un tipo de negocios. Prendió su elegante sombrilla negra y caminó hacía a tí con la sonrisa todavía en su rostro, cuándo llego hasta tu lugar te sorprendió hablandote.
-Hola, muy buenos días.
-Amm, hola, buenos días para usted también.
-Por favor no me llames de usted, hablame de tu.
-Bien, gracias.- la verdad es que ya no sabias que decir, en tu vida habías pasado por un situación así.
-Disculpa si te molesto, pero en el transcurso de mi viaje pude ver que necesitabas ayuda, supongo, ya que parecieras tener prisa por llegar a un lugar, no pude evitar bajar a ver en que puedo ayudar.- ¡demonios! Aquel tipo te había visto haciendo berrienche, seguro piensa que eres una inmadura.
-La verdad es que no ah pasado ni un bus y mucho menos un taxi, cuando no los necesito siempre están, más sin embargo cuándo hacen falta nunca aperecen.- diste un suspiro de cansancio.- voy tarde a una entrevista de trabajo, pero llegaré tarde y ahí todo se irá al caño... si llego.
Entonces caíste en cuenta que estabas contándole tus problemas a un tipo que nisiquiera conoces.
-Pues yo puedo ayudarte, tengo tiempo de sobra para llegar al trabajo, puedo darte un aventón si gustas.
-Perdón pero a penas y nos conocemos, eres un extraño, puede que seas un secuestrado o estafador.- pronto te reprendiste por decir las últimas cosas ¿como un chico así de atento, elegante y lindo sería un maliante? Para nada.
-Bueno, no soy un estafador y mucho menos un secuestrador.- extendió su mano para que la tomaras en forma de saludo, a lo que habías sido grosera boca floja, no querías ser descortés.- mi nombre es Kim SeokJin.
-Me llamo (t/n).
-Un gusto ______, ahora ya no soy un completo desconocido ¿que dices? ¿quieres un aventón?
-Estoy empapada, voy a mojar los asientos de tu auto.
-Por mí no hay problema, creeme, me preocupa más el hecho de que puedas resfriar.- dijo pasando su saco por tus hombro, un gesto que se te hizo de lo más adorable. Tenías razón, este chico no podía ser un maliante, es todo lo contrario, un caballero.
-Está bien.
Jin se acercó más a tí para que ambos fueran cubiertos por la sombrilla, luego de ello te abrió la puerta del copiloto y esperó a que subieras para cerrarte la puerta. Dentro del auto notaste un rico olor a menta y colonia de hombre, seguramente el aroma de Jin, en la radio se estaba reproduciendo una canción muy calmada, Rain de Bruno Mars, queda perfecto con el día lluvioso... o más bien la tempestada que había fuera.
El castaño subió al auto y arrancó con un ronroneo para regresar de nuevo a la carretera. En el trayecto ambos hablaban de cosas más  o menos triviales, él te dijo que era gerente de una empresa en el centro de la ciudad, soltero con un apartamento, gustos refinados pero muy divertido. Terminaste contándole que recién te graduaste de la universidad para comenzar a buscar trabajo, que vivías sola en un pequeño apartamente y que la razón de tu retraso fuera tu auto descompuesto.
Finalmente llegaron a tu destino, el chico aparcó en el estacionamiento faltando sólo diez minutos para tu entrevista. Agradeciste al cielo al mandarte un ángel que se apiadó de tí.
Ambos bajaron de el auto, Jin más rápido que tu, corrió a abrirte la puerta para darte paso. Una vez estando afuera se refugiaron debajo de un pequeño techo de la empresa, suponias que esa era la despedida.
-Bueno, muchas gracias ¿cuanto te debo por traerme hasta aca?
-¿A caso tengo cara de taxista?- su reacción te hizo sonreir.- mira, te traje hasta aquí con la excusa de ayudarte, y claro que lo quería hacer, pero no sólo eso, me pareces una chica interesante y muy linda, y creeme, no dejaría pasar la oportunidad de tener a una persona así en mi vida.
Su comentario provocó que te pusieras roja hasta las orejas.
-Entonces muchas gracías Jin, eres todo un personaje, me agradas.
-Puedo decir lo mismo.- el chico miró su reloj.- creo que es mejor que ya entres, dentro de poco comenzará tu entrevista.
-Sí, gracías por el aventón Jin.
-No agradezcas, realmente fue un placer para mi el ayudarte.- el chico te extendió una tarjeta de presentación en donde se podía leer su nombre y un número.- ahí está escrito mi número telefónico, si se te ofrece algo puedes llamar.
-Gracías, entonces... hasta luego.
-Hasta luego.- ambos volvieron a estrechar sus manos.- muchas suerte y éxito en tu entrevista.
Regresó a su auto, y arrancó perdiéndose de tu campo visual.
***
Después de casi tres horas y media en la entrevista, pensaste que el destino estaba a tu favor, te dieron el trabajo sin dudar al ver tu impecable curriculum, estabas totalmente feliz. Querías contarselo a alguién, pero recordaste que dejaste tu móvil en casa por las prisas y recién llegabas a la ciudad, eras nueva por ahí.
Entonces una idea loca se te vino a la cabeza, bueno, después de todo en partes fue gracías a él que te diera el empleo.
Tomaste el teléfono de monedas y marcaste los números plasmados en aquella pequeña tarjeta, estabas nerviosas por alguna razón, después de tres tonos, contestó.
-¿Hola?- dijeron al otro lado de la linea, provocando que los bellos de tu nuca se erizaran.
-Hola Jin, soy ______, la chica de esta mañana, llamaba para darte las gracías una vez más e informarte que me dieron el trabajo.
-¡Me alegra mucho! ya te dije que no agradezcas, oye, ¿que te parece si salimos a festejar? Tengo el resto de mi día libre, ¿que te parece salir a tomar un café?
Dudaste unos segundos, pero la verdad era que el chico había llamado completamente tu atención que morías por verlo.
-Por mí está bien.-respondiste.
-Bueno, entonces esperame, llego aproximadamente en unos quince segundo.
Te dejó confundida.
-¿Quince segundos?
-Voltea a tu izquierda.- y al hacerlo, lo viste recostado en el tronco de un árbol, estaba igual de guapo, a esepción que el saco y la corbata habían desaparecido, dejandolo a él en una camisa rosa palido con las mangas arremangadas hasta los codos y sus pantalones negros de vestir. Se acercó a tí con una enorme sonrisa.
-¿Cuanto tiempo llevas ahí?
-Treinta, veinte, cuarenta y cinco minutos tal vez.
-¿Porqué?
-¿Recuerdas que te dije que una persona cómo tú quería que estuviera en mi vida? Pues no estaba bromeando.
Su sonrisa se volvió aún más grande y tu corazón casí se derrite la verlo hacerlo.
-¿Nos vamos?- preguntó él.
-Vamos SeokJin.

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