Capítulo 26

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Han pasado unos días desde que tuve esa conversación con Gale y Johanna, desde entonces me la he pasado entrenando y haciendo todo lo que pueda para ayudar con la guerra, necesito distraerme para no estar pensando en Peeta, para no imaginármelo con otras mujeres.

En estos días mis pesadillas son peores, todas las noches despierto a Johanna, mi mamá y Prim, ya sea quien este en la habitación, ellas me dicen que les cuente sobre las pesadillas, que eso me ayudara, pero no quiero contarles que siempre sueño que me obligan a estar con hombres, Snow está riéndose de mí y que de la nada aparece un hombre (sin rostro) el cual empieza a tocarme y besarme o las veces que veo a Peeta con otras mujeres en la cama, a un Peeta que desconozco, un Peeta que está disfrutando con aquella mujer.

-¿Podemos hablar? –pregunta Johanna cuando mi mamá y Prim se van al hospital.

-Dime –digo sentándome en el sofá junto con ella.

-¿Has visto a Peeta? –pregunta Johanna con un tono de preocupación

-No, no lo he visto desde el día que nos peleamos –le respondo -¿Por qué lo preguntas?

-Es que lo he visto...-se queda callada.

-Lo has visto...¿qué? –pregunto un poco ansiosa por que hable.

-Lo he visto como a ti –responde haciendo que frunza el ceño.

-¿A qué te refieres con eso?

-Mal –responde Johanna –Lo he visto mal, tiene ojeras, se ve desmejorado y triste.

-Oh –digo mirando a otro lado, me duele escuchar que este así, ¿pero qué puedo hacer? Él mismo me alejo de su lado.

-¿Oh? ¿Es todo lo que dirás? –pregunta enojada Johanna.

-¿Y qué quieres que te diga? –le pregunto también enojada.

-No lo sé, que vas a tragarte tu maldito orgullo y vas a ir a buscarlo –dice enojada parándose del sofá.

-¿Y para que quieres que lo busque? –pregunto también parándome del sofá –Él me alejo, él fue quien pensó que no iba a poder con lo que le paso, prefirió confiar en la tal Vanessa y no en mí –digo dolida.

-¡Hay por Dios! –exclama Johanna -¡Es una enfermera! –grita –Es lógico que hable con ella.

-Es una enfermera no un psicólogo.

-Sí que eres una descerebrada –comenta Johanna haciéndome enojar.

-Igual Peeta no creía que podría con esto –digo enojada –Él pensaba que con el tiempo tendría la carga de lo que paso o no podría verle sin imaginármelo con esas mujeres.

-¿Y eso no es cierto? –pregunta Johanna –Porque te he visto tener pesadilla tras pesadilla, te he visto desmejorarte en estos días que te has quedado aquí, he notado tu cambio de actitud, ¡Claro que no podías con esto! –grita eso ultimo -¡Pero te empeñaste a saberlo!

-Eso no es cierto –digo furiosa -¿Sabes cuál es mi problema? –pregunto –Mi problema es saber que a Peeta no le disgustaba lo que hacía, mi problema es que él estaba con esas mujeres disfrutando, mientras que yo estaba aquí quebrándome la cabeza para tener un plan de cómo sacarlo de ahí.

-No sabes nada –dice Johanna con el tono de voz calmado –No puedes opinar o juzgar de algo de lo que no tienes idea.

-No, tienes razón, yo no puedo opinar, pero tu si, ¿verdad? –digo enojada –tu si puedes ir por la vida dando consejos, tu si puedes opinar y decirle a Peeta que lo disfrute, que goce estar con esas mujeres, ¿verdad?

-¿De dónde sacaste tanta información? –pregunta sorprendida Johanna.

-Eso es lo que menos importa –digo dirigiéndome a la puerta –Tienen razón, yo no puedo con esto –digo abriendo la puerta y sin voltear a mirarla –No puedo dejar de imaginar a Peeta con otras mujeres, no puedo quitarme de la cabeza que a él le gustaba tener sexo con ellas.

-¡Carajo Katniss! –dice desesperada Johanna –No puedes hacer eso, no puedes ser tan egoísta y pensar solo en ti, Peeta te necesita.

-Pero soy así Johanna –respondo –soy letal y voy destruyendo a todos los que tengo alrededor.

Katniss Y Peeta--Sinsajo--Historia AlternativaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora