50 Días.

Día 7.

La manija de la puerta comenzó a moverse, no sabía qué hacer, no sabía a donde correr, miré a Carlos y él sacó un arma, un arma, jamás había visto un arma así de cerca.

—¿Qué haces? Tenemos que escondernos —susurré muy asustada.

—Cállate, no podemos dejar que nos descubran —dijo Carlos algo molesto.

Me puse detrás de Carlos, la puerta se abrió, unos doctores junto a un guardia entraron al laboratorio, el guardia tenía tomada de la mano a Hanna.

—Lo siento —mencionó ella.

—¡Tírate al suelo, Hanna! —gritó Carlos.

Hanna se tiró al suelo muy confundida, en cuanto Carlos levanto su arma, el comenzó a disparar hacia los dos hombres que habían entrado.

—¡Nooo! —grité muy asustada.

Los hombres cayeron al suelo muertos, Hanna inmediatamente se levantó del suelo, ella comenzó a llorar, no podía creer lo que Carlos había hecho.

—Rápido niñas, vámonos —dijo y me jalo del brazo.

Corrimos por donde habíamos entrado, cuando llegamos afuera, las policías estaban llegando.

—Él asesino a dos hombres —Hanna corrió hasta los demás, quienes se miraban confundidos.

—¿Qué? —preguntó Pablo sorprendido.

—Los maté, tenía que hacerlo, Hanna no vigilo bien —mencionó Carlos.

—Lo siento, ellos me llegaron de sorpresa, no tuve tiempo de avisarles —dijo Hanna cabizbaja.

—Tranquila Hanna, ya todo paso.

Me acerqué a ella y le di un abrazo.

—Bueno, estas salvada, Ana, ahora todos pueden irse a su casa —dijo Carlos.

Él se llevó el sobre, espero no se lo vaya a dar a Candice, sería otra cosa con la que puede chantajearme.

Tomamos un taxi, después de unos minutos ya estaba en la puerta de mi casa. Al entrar ahí estaba mi madre, aun lado de ella estaba Paola y Jessica.

—Buenas noches —mencioné y seguí caminando.

—¡Alto! —gritó mi madre.

—¿Qué quieres? —pregunté molesta.

—Quiero que me digas que es esto —dijo mi madre, Jessica se acercó a mí y me dio una hoja, parece ser una nota de alguien, la tome y comencé a leer.

Ana tienes que hacer lo posible por salir del juego, nadie ha vivido para contar su experiencia en los 50 días, ¿Sabes por qué? Porque nadie ha logrado completarlos.

—Mamá, no sé qué es.

¡Dios mío! ¿Quién me dejaría esto?

—No me vengas con que no sabes, Ana, ¿Esto tiene algo que ver con tus manos? —preguntó mi madre acercándose cada vez más a mí.

—¿Qué hay de sus manos? —preguntó Jessica. —¿Todo bien, Ana?

—Esto no tiene que ver, ni siquiera se quien lo mando, no sé de qué están hablando en esa nota —grité molesta.

—Quizá fue un error —mencionó Paola.

No le di importancia a mi madre y me fui a mi cuarto, al entrar puse el seguro y me tiré en la cama.

—No quiero estar en esto, ya no quiero ver a gente inocente morir.

***

Me levanté y me duché, no quiero estar en casa hoy, aunque quiero saber quién rayos envió la nota, me está advirtiendo algo, tal vez deba averiguar más de este estúpido juego.