Día 41.

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—¡No, no es! —gritó Carlos poniéndose enfrente de mí.

—¡Y Lizbeth! —Isabella estaba muy sorprendida.

Carlos comenzó a ponerse nervioso, pero ya no le queda fingir, sé que está mintiendo, hijo de puta.

—Bueno, algún día lo iban a saber, nunca fui jugador.

—¿Quién eres realmente?

—Soy administrador del juego, solo que Candice me pidió estar detrás de ti, nunca confió, siempre creyó que irías a la policía y contarías todo, así que yo estaría ahí para evitar que la delataras.

No puedo creerle, jamás hubiera pensado que Carlos era trabajador de Candice.

—¿Tu mataste a Cat? —preguntó Rosa, por su expresión, podía entender que le dolería escuchar la respuesta.

—Si, y justo venía a matar a tu estúpido hermano —Carlos sonrió.

Maldito, asesino, él mato a Cat, nosotros habíamos pensado que el pobre de Ian era el asesino.

—¡Lo ven, no sé porque creyeron que era yo!

Carlos comenzó a caminar a casa de Marcos como si nada hubiera pasado.

—¿A dónde vas maldito? —pregunté enojada.

—A realizar mi trabajo, niñas estúpidas —sin más, abrió la puerta de la casa de Marcos y se metió.

—¡Ana, no podemos dejarlo! —gritó Rosa.

Corrimos a la casa de Marcos, pero no podíamos entrar, en cuanto él nos viera nos mataría.

—¡La ventana! —mencionó Emily.

Corrimos a la ventana, esta no se podía abrir, me aleje de ahí, mire a todo el piso, tengo que encontrar una maldita piedra.

—¡Aquí! —tomé una piedra muy grande.

La cargué hasta la ventana, luego comencé a golpearla, hasta que la ventana se quebró.

—¡Isaac! —gritó Rosa.

Isaac se acercó a la ventana, lo tomamos por las manos y lo sacamos.

—¡Dense prisa! —gritó Lizbeth.

Ahora fue turno de Lizbeth, tomamos sus manos y la sacamos, justo cuando el pie de Lizbeth salió por el pequeño espacio, la puerta del sótano se abrió y entró Carlos y Marcos.

—¡Corran! —comenzó a gritar Hanna.

Comenzamos a correr hacia la carretera, teníamos que perdernos entre las calles.

—¡Tenemos que ir a la policía! —Ian comenzó a gritar, tiene razón.

Nos dirigimos a la estación más cercana, al llegar, el oficial Gomez ya se encontraba trabajando, él nos atendió, pusimos la denuncia, solo que omitimos una parte, la de Carlos, no podemos delatarlo, estaríamos delatando el reto.

—¿Es el mismo Marcos que quiso matar a su prima, la cual después fue encontrada muerta en la habitación del hospital? —preguntó el oficial Gómez.

—Si, ese mismo —dijo Hanna.

—Tenemos que decirle lo del reto.

Negué con la cabeza, espero que el oficial no haya escuchado a Isaac.

—¿Qué reto? ¿Los 50 días? —preguntó el oficial.

Mierda.

—Isaac, por favor, cállate —Rosa tomó a Isaac de la mano y lo alejó de donde nosotros estábamos hablando con el oficial.

50 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora