50 Días.

Día 35.

—¡Entonces mátalo! —Candice señaló a Luis.

No creo que Pablo sea capaz, él jamás mataría, aunque en sus circunstancias creo que todo es posible.

—Lo hare, solo suéltame.

—¿A mí por qué? —Luis comenzó a retroceder, estaba asustado.

—No vas a matarlo, Pablo, aquí el que debe morir eres tú —Valeria se acercó hasta el tronco, estaba molesta y sería capaz de cualquier cosa.

—¡Esto no es mi culpa! Yo haré lo necesario para vivir, Valeria.

—Vaya, entonces me serás muy útil, claro a cambio de dejarte con vida —Candice sonrió.

Maldita sea, seguro ahora planea poner a Pablo en nuestra contra o peor aún, hacerlo uno de sus esclavos.

—¡Pablo no puedes hacerlo, él es inocente! —grité nerviosa.

—Claro que lo es ,Ana, aquí todos somos inocentes, todos los que han muerto fueron inocentes, Danny, Cat, Hugo, todos eran inocentes —la voz de Pablo comenzó a quebrarse.

Miré a Hanna, ella se puso triste, pero Pablo tiene razón, todos somos inocentes, solo que eso ya no importa, igual nos toca morir.

—¡Danny era la más inocente! —Hanna comenzó a llorar.

—¡Por Dios Hanna, nosotros no la matamos, fuiste tú! —Candice comenzó a reír.

Hanna solo se quedó callada, estaba muy triste, es verdad Candice no mató a Danny, fue ella.

Ariana se acercó a Gaby y la desamarró, luego se dirigió con Pablo e hizo lo mismo.

—Tu decide como hacerlo —dijo Ariana. —Puedes elegir la pistola, o que muera como lo ibas hacer tu.

—¿Cómo lo prefieres Luis? —Pablo miró a Luis, con seriedad.

—Recuerda, el disparo te mata en segundos —Henry señaló la pistola e hizo una pequeña escena como si se hubiese disparado.

—En cambio, morir quemado dura mucho más —interrumpió Ariana, ella señaló la hoguera improvisada que le habían organizado a Pablo.

—Es tu decisión, Luis.

No puedo creerlo, Pablo está decidido a hacerlo, no puede ser la maldita de Candice es capaz de convertirnos en unos viles asesinos.

Luis solo se quedaba en silencio, su rostro expresaba miedo, Valeria no tuvo más remedio que correr hasta él para abrazarlo.

—¡Por favor, a él no!

—Lo siento, Ana, Candice es muy mala —Saúl estaba cabizbajo.

—Tranquilo, esto no es tu culpa, es de ella, es una maldita perra —dije en voz baja, pues no quería que nadie me escuchara.

—¡Este silencio mata! ¿Qué decides Luis? —Candice estaba muy impaciente.

—¡Dios mío, Candice, solo déjalos irse! —mencionó Elena molesta.

—No puedo, tiene que haber un castigo.

—Entonces mátalo a él, él fue el que rompió las reglas —por fin habló Luis.

Esto está mal, Elena tiene razón, pero Candice no se va a conformar con eso, ella es muy mala.

—¡Mátame a mí! —la voz de Gaby nos hizo girarnos hasta ella.

—¡Eso nunca! —Pablo levantó el arma que le entregó Henry.

Él parecía indeciso sobre qué hacer, pero luego de unos segundos de meditarlo, le apuntó a Luis, luego disparó.