50 Días.

Día 26.

—¡Ayudaaaaaaa, por favor! —escuchamos dentro de la casa.

¡Dios no! Mi corazón comenzó a latir muy fuerte, era la voz de Emily pidiendo ayuda.

—¡Tenemos que ayudarla! —gritó Hanna.

—No podemos, él verá el maletín, vámonos —Rosa quería irse, pero no, no podemos dejarla.

Tiré el maletín en un arbusto, comencé a correr a la puerta, al tocar la perilla, está giró de inmediato, entré a la casa y Diego estaba encima de Emily, él trataba de violarla.

—¡Maldito enfermo, déjala! —grité y comencé a correr hacia él.

Empecé a golpearlo, Emily se puso de pie.

—¡Te odio, Diego! —Emily ya tenía lágrimas en los ojos.

—¡Emily! Lo siento —Diego se alejó un poco, ahora parecía avergonzado.

Emily y yo corrimos a la puerta y nos fuimos, tomé el maletín, no puedo creer la actitud de Rosa, ella no quería ayudarla.

Nos dirigimos al parque, ahí es donde Candice mandaría a alguien para recoger el maletín.

—¡Ana! —Saúl llamó mi atención, él estaba sorprendido.

En esta ocasión fue Saúl, hace mucho que no lo veía.

—¡Saúl, que gusto verte! —sonreí. —Aquel día ya no me contaste lo de Manuel.

—Manuel está muerto —dijo Rosa.

—Si, eso lo sé.

—¿Entonces? ¿Por qué quieren hablar de él? —preguntó nuevamente Rosa.

—Recuerdas cuando te hablé de Manuel, fue justo un día antes de que empezáramos con el juego, o sea ya más de tres semanas —dije.

—Si, lo recuerdo, me dijiste que había publicaciones de personas despidiéndose de él.

—Bueno, pues la cosa es, que Manuel murió hace dos, no tres —mencionó Saúl.

—¿Y eso que importa? De todos modos, está muerto —Emily estaba confundida.

—Pues sí, pero porque Candice me dijo a mí que Manuel murió hace más tiempo, esto me deja muchas dudas.

—Ya quiero irme, Ana —Hanna me tomó de la mano, yo asentí.

—Nos vemos después, Saúl —dije y comenzamos a caminar hasta mi casa, ahora Hanna se está quedando conmigo, tiene miedo de que Marcos vaya a su casa.

Al llegar me di una ducha y me fui a dormir.

***

Al despertar mis padres estaban desayunando, en la mesa solo estaba Jessica.

—¿Y Paola? —pregunté.

—Ella fue a casa de una amiga.

Algo me dice que Jessica está mintiéndome, ella está un poco nerviosa.

—¿Regresará a la casa? —preguntó mi madre.

—Creo que ya es tiempo de que regrese a su casa, su madre la necesita, deben de superarlo juntas —esta vez habló mi padre y tiene razón.

Comencé a desayunar, Hanna llegó a la mesa unos minutos después, me dirigí a mi cuarto cuando terminé, sólo tengo que esperar a que Jessica llegue a su cuarto, tengo que hablar con ella.

Miré que Jessica subió las escaleras y se fue a su cuarto, caminé hasta ahí y entré y cerré la puerta detrás de mí.

—Jessica, ¿Dónde está Paola?