Día 44.

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POV Ana.

—Gracias, Ana, me hiciste un gran favor.

¡Dios mío, maté a Pablo!

—¡Yo no quise hacerlo! —lagrimas comenzaron a resbalar por mis mejillas, era mi amigo, él solo intentaba sobrevivir como todos nosotros.

Elena comenzó a reírse, estaba muy nerviosa y confundida, ¿Por qué carajo Elena se ríe?

—Te lo dije, Pablo, ella no es de confiar —Elena estaba riendo.

Pablo levantó la cabeza del volante y también comenzó a reír.

—Esa jeringa no es la real, es esta —dijo Pablo enseñándome otra jeringa similar a la que yo le había inyectado.

—Lo siento, Pablo.

Cuando anocheció, era mi hora, tenía que matar al oficial, en verdad no quiero hacerlo, pero no hay de que.

—¡Vamos Ana, es tu hora!

Los tres salimos del auto, luego fuimos hasta la estación, no sabía que ellos vendrían conmigo, pensé que tendría tiempo de pensar las cosas.

Llegué a la recepción, no había mucha gente, pues ya era muy noche.

—Quiero hablar con el oficial Gómez, por favor.

La señorita tomó el teléfono, luego me dio señas de que pasara, caminamos hacia allá, mis nervios iban acumulándose cada vez más.

Entré en la puerta que me había indicado y ahí estaba el oficial sentado en un escritorio, moviendo algunos papeles, Pablo por lo bajo me dio la jeringa, en esta ocasión no podría hacer nada para atacarlos a ellos.

—Hola, oficial —me senté en la silla.

Elena tomó una silla y Pablo quedo parado a un costado mío.

—¿Quiénes son ellos?

—Unos amigos —estaba muy nerviosa, no sé si estoy haciendo lo correcto, él es un buen hombre, no se lo merece. —Vine a confesarle todo, en verdad lo siento mucho.

—Vamos, Ana, no lo lamentes, solo dime todo lo que sepas de Candice.

Pablo comenzó a tocarme el brazo, creo que es una seña para empezar ya el plan.

—Muy bien, es que estoy muy nerviosa.

—Tranquila, Ana, yo sé que esto puede ser algo muy difícil de hablar, pero por favor tomate tu tiempo, no quiero que saltes ningún detalle, ¿Cómo fue que entraste al juego?

—Yo fui invitada, la persona que lo creo es una persona cercana a mí.

—Basta, Ana, ya sáltate al final —Elena estaba muy impaciente.

Pablo se acercó al oficial.

—¿Qué está pasando, Ana? —preguntó el oficial.

—Yo lo detengo —dijo Pablo y se acercó más al oficial y lo tomó de los brazos, el oficial rápido comenzó a forcejear.

El oficial tomó a Pablo de los brazos, y lo lanzó al suelo, Pablo quedó inconsciente al caer al suelo.

Tomé la jeringa con fuerza, el oficial estaba distraído tomando su radio, me acerqué a él y la inyecté.

—¡Ahhhhhh! —inmediatamente noté en su cara que había mucho dolor, no tengo ni puta idea de lo que la jeringa contiene, solamente veo que es un líquido color rojo.

—¿Qué pasa, Gómez? —preguntaron a través del radio.

El oficial lo tomó y comenzó a querer hablar, pero las palabras no le salían.

50 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora