Día 22.

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—¡Ayudaaa, alguien quiere matarme!

Me levanté bruscamente de la banca donde estaba, caminé hacia la calle y miré a Luis hablando con alguien.

Ariana venia siguiendo a Luis, no sabía qué hacer, yo misma fui la que lo propuso para que lo matarán, pero ahora que lo veo gritando por su vida, me da cierto sentimiento de culpa.

No, no puedo dejarlo solo. Caminé hasta él.

—¿Estás bien?

—¿Por qué carajo me hablas? —volteó molesto.

—Así es él, descuida, dijo que alguien quiso matarlo.

A un lado de Luis, había una chica bastante bonita

Ahora tengo que actuar como si no supiera nada, creo que me estoy arrepintiendo de lo que dije, Luis no merece morir, nadie lo merece, todos tenemos planes a futuro, no puede llegar alguien para solo arruinar todo.

—Lo siento —intenté irme, pero la chica me lo impidió.

—¿Qué pasa? —preguntó la chica.

Cuando estaba por hablar, Luis jaló a la chica de la mano, haciendo que ella me soltará. Parece que él sigue siendo el chico agresivo con arranques de ira.

—Valeria, quiero irme, temo que alguien venga por mí.

Te lo mereces, hijo de puta, pero yo no soy Dios para decidir como pagas por tus malas acciones.

—Nos vemos, Ana —la chica movió su mano sonriendo.

¿Cómo diablos sabe mi nombre? Luis y Valeria comenzaron a caminar, yo solo me quedé observándolos, un fuerte ruido de un carro que conducía muy rápido se escuchó en la calle, rápido fijé mi vista en él, era Henry y estaba sacando un arma por la ventana y solo en un segundo, se escucharon disparos repetidas veces.

Las personas que estaban cerca, comenzaron a gritar, mi vista fue hasta donde Luis y Valeria estaban, ahora se encontraban en el suelo, Dios mío.

Corrí hasta allá.

—Chicos, ¿Están bien?

Valeria se levantó de golpe, ella solo tenía sangre en la cara.

—¡Esta sangre no es mía!

—Es de Luis.

Me acerque a él, tenía una herida en el brazo, la sangre comenzaba a salir muy rápido. Todo es mi culpa, yo dije su maldito nombre.

Valeria saco su celular y llamó a una ambulancia.

Después de unos minutos, la gente ya estaba hecha bola alrededor de Luis, la ambulancia llegó y se lo llevaron.

Decidí irme a mi casa, tengo que descansar, hoy fue un día muy largo.

***

Desperté muy temprano, pues ayer me había dormido demasiado temprano, bajé a la cocina para comer algo, me serví un poco de cereal, mis padres fueron a casa de mi tía, ellos se quedarán allí algunos días.

Paola entró a la cocina, es hora de preguntarle todo.

—Paola, quería preguntarte algo, ¿Puedo?

—Claro Ana, dime.

—¿Tienes algo que ver con lo del reto?

—No, ¿Cómo crees eso?

—Tranquila, solo tenía esa duda, el otro día me dijiste que nadie había completado los 50 días.

—Ah eso, pues mira, yo busque en internet el reto y miré que nadie lo había completado, y como un par de veces te escuche hablando sobre el reto, es por eso que te hice la nota.

50 Días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora