Intrigue┊Naruhina

─12

Estiré mis brazos con fuerza ahogando el bostezo que quería dejar salir, abrí la puerta del salón para poder salir de una vez luego de estar por varios minutos a la espera de que por fin estuviera vacío, lo que más odio es salir entre una montonera de personas que van como autos a toda velocidad atropellando a todos a su paso.

Doy por terminado mi primer día en la universidad, y he de decir que no fue tan cruel y terrible como imaginé que sería, o como me habían contado, pero por ser el primer día, es lógico que nada pueda ser demasiado difícil, estoy seguro que mañana todo lo "lindo" del día hoy será mi trauma el resto del año.

Sasuke: Hey, idiota. Te tardaste más de lo que esperábamos así que nos fuimos cada uno por su lado, espero y no estés molesto, pero de igual forma fue culpa tuya por retrasarte tanto.

Gracias por avisar. Muy considerado de tu parte, amigo.

¿Ya les dije lo mucho que me quieren los idiotas a los que llamo amigos? Pueden ver los considerados que son.

En fin, no puedo quejarme. Muchas veces soy igual.

Colgué mi mochila sobre mi hombro y comencé a caminar con las manos en los bolsillos divisando la salida a unos cuantos pasos de mí, no me causaba una gran emoción, porque volveré de todas formas.

Saqué mis auriculares y mi celular del bolsillo trasero de mi pantalón y los conecté, el camino a mi casa quedaba no muy lejos, pero tampoco demasiado cerca, y la música era lo único que hacía el camino a ella mucho más agradable.

Un lindo perrito se detuvo ante mí, con una sonrisa leve me puse a su altura y le acaricié la cabeza, como respuesta, me lamió la mejilla y movió su cola un par de muchas veces, no tenía comida para darle, pero si lo vuelvo a ver en definitiva le traeré algo.

Al ponerme de pie nuevamente, a los lejos el inconfundible azulado cabello de Hinata llamó mi atención y... oh, también un rosado muy peculiar...

¿Sakura?

Por alguna razón, casi corrí hasta tomar del brazo a alguna de ellas, como tengo demasiada buena suerte, ahora tenía el puño de Sakura marcado en la mejilla, sí, recuerden que les advertí de su enrome fuerza.

—¡Sakura! ¡¿Por qué me golpeas?! —Me quejé viéndola de reojo mientras me cubría la mejilla con una mano, mientras que Sakura por su parte tenía el puño alzado mientras respiraba agitadamente.

—¡Tarado, asustas a Hinata, idiota! —Di un enorme salto dirigiendo mi vista a la de Hinata, quien me veía algo temerosa.

—¿Qué? ¡Pero si sólo le toqué el bra– Un segundo... —Fruncí el ceño.—¿Ustedes se conocen?

El rostro de enfado de Sakura cambió de forma radical a uno de ¿Nerviosismo?

—Eh...

¡¿Eh?! ¡¿Qué demonios significa eso?!