—Creo que en estos momentos soy el hombre más feliz de todo el universo —susurró Naruto contra los labios de ella antes de dejar un suave beso sobre ellos, Hinata soltó un suspiro luego de que sus labios fueran liberados.
—Soy parte de tu felicidad entonces.
—Yo me voy a encargar de ser que seas feliz desde ahora, lo prometo. Lo juro por mi vida y todo de lo que dependo ahora —Hinata sonrió, enternecida.—Siento que quiero salir en este mismo momento y gritarles a todos lo feliz que me siento... Lo feliz que me haces.
—Te odio tanto Naruto —susurró.—Eres la primera persona que me hace sentir de esta manera, eres el único que hace que mi corazón lata tan desenfrenado, así de desesperado. Esto es tu culpa.
—Puedo asumir la culpa de eso, pero así también tú tendrás que asumir y hacerte responsable de como me tienes, siento que me voy a volver loco un día de estos, tú me tienes loco Hinata...
—Ya... No digas esas cosas —sintió que sus mejillar ardían con fuerza, escondió su rostro en el hueco del cuello del rubio mientras lo abrazaba con fuerza.
—Mi madre me educó para que siempre dijera la verdad. Por eso diré lo mucho que te adoro cada maldito segundo que pueda. Hinata...
—¿Sí?
—Mírame —pidió, gentilmente, a lo que Hinata alzó la cabeza unos segundos más tarde.—¿Me permites hacerte feliz de aquí hasta el infinito? ¿Dejas que te ayude a superar todos tus males? ¿Me dejas cuidarte de todo lo que te dañó en algún momento?
Hinata sintió como su corazón poco a poco se encogía con aquellas palabras.
Déjame cuidarte se todo lo que te dañó en algún momento.
¿Cómo es que llegaron a ese punto de la privacidad? ¿Cómo es que de pronto Naruto estaba ofreciendo su vida ante la de ella? ¿Cómo es que arriesgaba todo y sin saber si ganaría algo o no? ¿Valía la pena ser así, sin saber si aquello iba a funcionar de todos modos?
Hinata estaba llena de dudas en ese preciso momento, dudas que se fueron disipando lentamente al ver como los azules ojos de Naruto brillaban, como su ensanchada sonrisa sólo crecia más y más con cada segundo. No pudo evitar la sensación tan extravagante que creció en su pecho, llenado todo de una paz y tranquilidad indefinida.
Él era la persona correcta.
Aquel chico que esperaba con ansias su respuesta, sin presiones ni trampas de por medio era la persona que hacía falta en su vida, en sus momentos buenos donde seguro los compartirían y los momentos malos donde serían más unidos que nunca.
Sin decir absolutamente nada disfrutó el momento en que tomó el rostro de él en sus manos y acarició sus mejillas, sus ojos, sus labios, con ternura y cuidado, sin decir nada acercó sus labios hasta los de él para sellar las promesas que se habían infundado desde ahora, todo sin decir ni una sola palabra. En el mismo silencio eran capaz de entenderse sin siquiera verse, ambos sabían que estaban ahí. Ambos sabían que contaban con el otro en todo momento y bajo toda circunstancia.
Sus sentimientos estaban a flote, todo a su alrededor ya no existía, solo ellos dos, nadie que pueda llegar y separarlos, y el que se atreviera a intentarlo tendría que atenerse a las consecuencias. Por que ellos se cuidarían hasta más no poder, hasta que las heridas de aquel pasado que fue torturoso se extingueran y ya no quedara absolutamente nada de ello.
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Intrigue┊Naruhina
Fanfiction─ ❝Ella era mi vecina, la chica que no salía de casa más que un par de horas todos los días, esa chica me intrigaba, y mi manera de ser me obligaba a saber más de ella❞