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El helado de menta con chispas extras de chocolate es mi favorito sin duda alguna, recuerdo que cuando era niña mi madre, mi hermana y yo solíamos ir al parque los fines de semana, Hanabi y yo nos divertíamos demasiado jugando con niñas y niños de nuestra edad, siempre terminábamos comiendo helado al final del día, yo helado de menta con chispas y Hanabi de chocolate con mucha salsa de fresa en él.

—¿Te gustó el helado?

Alcé la vista hacia arriba, Naruto me veía con una ancha sonrisa en el rostro, moría por decirle que me encantó, pero sólo atiné a asentir con la cabeza.

—Sí... —Murmuré.

Llevábamos varios minutos caminando por el parque, habían varias personas pero por sobre todo familias con sus hijos, etc.

Sí, esto me trae demasiados recuerdos que por nada del mundo quiero eliminar ya que de mi familia al menos es lo único lindo que me queda.

El resto es solo... Nada.

—Cuando era niño solía venir seguido aquí junto a mi mamá y papá, tenía muchos amigos, incluso hacía rabietas cuando llegaba la hora de ir a casa por querer seguir jugando con ellos —Naruto comenzó a hablar viendo al frente, donde muchos niños jugaban.—Hasta ahora mamá me dice que era un niño muy revoltoso, solía jugar en la tierra todos los días, o me escabullía de la casa cuando llovía solo para ir a jugar en los charcos. Me regañaban mucho por ensuciar todo con lodo —No evité el reír al oír eso, pues imaginarlo corriendo por su casa manchando todo de lodo era algo bastante divertido.

—Yo no recuerdo mucho de eso. Sé que no fui revoltosa o cosas así.

—Yo sí... Tengo un montón de historias que mi mamá contaba en las reuniones familiares que hacían en mi casa, nunca me avergoncé de eso, pero ahora que lo pienso detenidamente... es vergonzoso, muy vergonzoso —Cubrió parte de su cara con su mano derecha, lamentándose en pequeños susurros. Me hizo reír nuevamente.—No pienso contarlas ahora, pero puedo hacer una excepción algún día siempre y cuando me prometas que reirás tanto como lo acabas de hacer.

Guardé silencio por muchos segundos, cuestionándome como era posible que tomara confianza tan rápido, sobre todo con lo mal que me he portado con él.

—Yo... —Miré mis manos en un gesto de nerviosismo.—Creo que es mejor que nos vayamos, ya es un poco tarde y... tengo unas cuantas cosas que hacer —El sonrió nuevamente y se paró de la banca a la par mía.

El camino a la casa fue silencioso (por suerte) aunque no fue incómodo, pero estando acompañada de él, era algo un poco extraño.

—Es una suerte que seamos vecinos, ¿No lo crees?

Busqué las llaves de mi casa y cuando las encontré lo miré sin entender.

—¿A qué te refieres?

—Porque así me puedo asegurar de que si estás llegando sana y salva a casa, y no me preocupo porque algo malo te pueda pasar —Sus ojos se cerraron a medida que su sonrisa se extendía.

Al verlo, yo solo podía preguntarme una sola cosa:

¿Acaso no se cansa de sonreír?

Intrigue┊NaruhinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora