—Oye, niña —escuché una voz demasiado masculina, llamándome.
Abrí mis ojos, embriagada por el sueño, enfocándome en la figura del sujeto sentado frente a mí, en esa afortunada mesita de sala... oh, wow... el vecino delincuente se había quitado las gafas de sol ¿Esto era alguna especie de alucinación? ¿Un sueño quizás? Porque resultaba que el vendedor de drogas tenía unos ojos del color más impresionante que había visto, era una mezcla de azul oscuro y verde aún más oscuro... como el mar en invierno, un tormentoso mar en el que un pobre y triste marino podría perder la vida.
Comenzaba a sospechar que este sujeto era una invención de mi cansada imaginación, o sea, solo lo veía cuando estaba sola, tenía el culo más perfecto que había visto jamás, una personalidad fascinante pese a ser un completo huraño y, ahora, estaban esos ojos tan magníficos que me hacían pensar, de algún modo, que él era incluso... atractivo. Sip, esto solo podía ser causa de la fatiga ¿Desde cuándo pensaba que los chicos eran atractivos? Eran manipulables, clasificables y desechables, nada más que eso.
— ¿Qué demonios haces en mi sillón? ¿Eres una versión moderna de esa niña con risos a la que se comieron los osos? —Me gruñó... pareciendo demasiado real para tratarse de un sueño—. Por tu bien, espero que no hayas tocado la avena que había en mi despensa.
— Nunca me ha gustado la avena —mi voz salió pastosa, me desperecé y luego me cubrí aún más con el saco de dormir, hacía frío aquí.
—No tienes idea de lo que te pierdes —sus gruñidos de oso realmente me estaban molestando, quería dormir un poco más—. ¿Cómo entraste en mi casa?
— ¿Es tu casa? —eso me despertó un poco, así que él era el otro solitario.
—Sí, eso dije, ahora dime ¿Qué carajos es lo que haces aquí? —la suavidad con la que me hizo esa pregunta lo hacía parecer aún más amenazador que cuando gruñía—. ¿Tenías la intención de robarme? Porque si es así, tengo que decirte que eres la peor ladrona de la historia.
— ¿Robar? No tienes nada para ofrecerme, galán... a no ser que la vista de tus espectaculares nalgas cuente de algo, pero eso no puede robarse —bostecé y comencé a sentarme—, es de dominio público.
Tomé el respaldo y lo acomodé, dejando a un lado la cama para transformarlo en sofá otra vez. Cuando volví a mirar a mi vecino su cara de pocos amigos había cambiado por una de ningún amigo en absoluto.
— ¿Nalgas? ¿Hablas jodidamente en serio?
— ¿Es mi culpa que tengas tan buen culo? —rodé los ojos y comencé a deshacerme del saco de dormir que me envolvía y mantenía tan calentita—. No me culpes por estar aquí, yo ni siquiera sabía que esta era tu casa cuando Boris me dio las llaves.
— ¿Así que fue Boris? ¿Qué hiciste para que te diera mis llaves? Él tiene novia ¿sabes?
—Sí, lo sé y es una chica muy celosa, con serios problemas de carácter y un poco narcisista. La conozco bien —aseguré antes de ponerme de pie, él me imitó, lo que me hizo hacer una mueca... ahora, descalza frente a él, sí que parecía una niña ¡Ni siquiera le llegaba al hombro!
—Espero que no lo hayas metido en problemas con ella —de vuelta a los gruñidos.
—Además de hacerte una idea equivocada de mí, también te la estás haciendo de la clase de relación que Boro y yo tenemos.
—No creo estar haciéndome una idea equivocada sobre nada, niña —con la mirada señaló hacia abajo... seguí la dirección de su mirada y...
Oh, mierda.
Me bajé la falda, totalmente avergonzada, mis mejillas quemaban de lo caliente que se sentían... pero lo más raro fue que cuando volví a mirar a mi irritable vecino lo encontré mirando hacia cualquier parte menos a mí, no parecía avergonzado, tampoco parecía ser alguna especie de pervertido, porque a su manera trataba de darme la intimidad necesaria para arreglarme la ropa... eso podría suponerse como un gesto bastante considerado, educado y hasta tierno.
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ALQUILER DE CORAZONES
ChickLitSofi es hermosa, fácil y boba, todo lo que un hombre podría desear... O ese es el producto que vende en su página "Alquiler de Corazones", destinada a ayudar a todo quien necesite a una muñeca Barbie para aparentar. Pero cuando conoce a su nuevo vec...