Desperté cuando no sentí a Sofí entre mis brazos, nos habíamos dormido luego de esa extraña charla en donde hablé de cosas que solo sabía mi familia... ¿Qué tenía esa niña que sacaba cosas de mí sin siquiera presionarme un poco? Era tan fácil hablar con ella que daba miedo.
Me levanté de la cama y fui a la cocina, podía escuchar un murmullo viniendo desde allá, quizás se había levantado porque tenía hambre. Ni siquiera me fijé en la hora.
Sofí no estaba en la cocina, estaba de pie en medio de la sala mientras hablaba por teléfono con una expresión que me hizo comenzar a preocupar. Hace solo unos instantes había tendido a esa misma chica entre mis brazos, relajada, sonriente, por eso era un poco chocante ver como la angustia delineaba sus bellas facciones.
No pude hacerme una idea de que era lo que la estaba poniendo así, lo que alcancé a escuchar de la conversación no me dejó nada en claro, solo que ella iría inmediatamente a algún lugar que solo dios sabía dónde quedaba.
—Mierda —suspiró antes de pasar una mano por su cabello, alisando un poco de lo que había despeinado con mis caricias hace rato, luego arrojó su móvil al sillón, como si el tacto del aparato le molestara.
— ¿Qué pasa? —le pregunté, haciendo que se sobresaltara al darse cuenta de que yo también estaba aquí.
—Lo siento, no quise despertarte —se frotó la cara antes de fingir una sonrisa tranquilizador mientras tomaba su teléfono de vuelta y se ponía de pie—. Tengo que ir a arreglar unos asuntos... puede que no alcance a llegar a tiempo para mi clase de baile —volvió a parecer preocupada mientras mordía su labio inferior—. ¿Puedes avisarles a Ángel y a tu hermano que me salió un asunto de último minuto? Juro que intentaré llegar a tiempo pero no quiero que vayan a pensar que soy irresponsable en caso de que no pueda.
—Dame tu teléfono —le pedí.
— ¿Para qué?
—Voy a registrar mi número, así podrás llamar y avisarme si alcanzas a llegar o no —tendí mi mano y ella dejó el móvil ahí.
Su mano tenía un ligero temblor que se esforzaba por ocultar, eso me hizo apretar los dientes.
—Podría acompañarte si necesitas ir demasiado lejos, te llevo en mi coche —comenté, tratando de parecer casual y no como un imbécil demasiado preocupado pero sin ningún derecho para exigirle que me contara lo que le estaba pasando.
— ¿Tienes coche? —parecía sorprendida y la pequeña sonrisa que me dedico ya no era tan falsa.
—Claro que tengo —llamé a mi número desde su teléfono, así también podría registrarlo.
—Gracias, pero no es necesario.
—Me imagino que tampoco me dirás a dónde vas —le devolví su móvil, ella me dio una ligera caricia en la mano cuando lo cogió.
— ¿Para qué quieres saberlo?
—Para tener un lugar en donde empezar a buscarte en caso de que decidas desaparecer.
— ¿Me buscarías si yo desapareciera? —parecía gratamente sorprendida.
—Tal vez... Tigre te extrañaría y no quiero hacer infeliz a mi gato —torcí el gesto cuando la hice reír con mis palabras, sí, esa había sido una excusa de mierda.
— ¿Seguro que es solo por Tigre? —la sonrisa que tenía ahora valía la estupidez que acababa de decir, por una sonrisa como esa podía burlarse de mí todo lo que quisiera.
—También porque me sobraría demasiada comida —me encogí de hombros, haciéndola reír un poco más.
—No te preocupes por mí —se acercó, poniendo sus manos sobre mi vientre, levantándose de puntillas para pegar sus labios a mi cuello, en un beso que hacía gritar a cada célula de mi cuerpo que no debía dejarla ir—, volveré para comer algo más que solo tu comida.
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ALQUILER DE CORAZONES
ChickLitSofi es hermosa, fácil y boba, todo lo que un hombre podría desear... O ese es el producto que vende en su página "Alquiler de Corazones", destinada a ayudar a todo quien necesite a una muñeca Barbie para aparentar. Pero cuando conoce a su nuevo vec...