Puse mis manos sobre sus hombros, mirándolo de una manera en la que esperaba no fuera necesario decir mucho para expresar lo que sentía y quería.
—Pero, te lo advierto desde ya, no puedo protegerte de mí mismo, así que... no me hagas esto, mariposa —pidió Bal antes de acariciar mi cabello con una mano, luego, acunar mi nuca con la misma.
— ¿Qué te estoy haciendo? —pregunté, sin saber a lo que se refería mientras acercaba su rostro al mío... iba a besarme, él estaba tomando la iniciativa.
—Todavía nada... pero vas a hacerlo. Lo peor es que ni siquiera te das cuenta —rozó sus labios contra los míos y se alejó lo suficiente para mirarme a la cara ¿Por qué lucía como si estuviese sufriendo? —. Si me quieres esta noche entre tus piernas, tendrás que aprender a hacerte cargo de tus actos.
— ¿Piensas que no voy a hacerlo? —dejé que mis manos subieran de sus hombros hasta el cuello y un poco más arriba, al nacimiento de su cabello.
Podía sentir el calor de su mano, quemando a través de la delgada tela de mi camisón, en ese lugar de mi cintura de donde me sujetaba.
—Estoy seguro de que no vas a hacerlo.
—Soy una chica responsable —dije, mi cabeza no entendía del todo sus palabras ni las mías... pero mi frenético corazón sí lo hacía—. Déjame probarte que soy capaz de recibir todo lo que tengas para darme.
— ¿Todo? —volvió a juntar nuestras bocas, solo permitiendo un ligero roce de labios mientras esperaba mi respuesta.
—Todo.
Sus labios se presionaron contra los míos, suaves y la vez exigentes. Me abracé a sus hombros, colando una mano por su sedosa melena de león y la otra acariciando esa ancha espalda mientras él apretaba mi cintura con su potente brazo envuelto alrededor de ella. Abrió su boca, probando primero mi labio superior y luego el inferior, al que le dio una amorosa mordida.
¿Cómo es que lograba hacerme sentir tan desesperada solo con un beso?
Hice lo mismo que él hacía conmigo, llevé uno de sus labios entre los míos, succionándolo y dándole una tímida caricia con mi lengua. Bal sonrió contra nuestro beso, oso malvado, justo antes de colar sus dedos en mi pelo, acariciando mi nuca y guiando mi cabeza para tenerla en el ángulo deseado mientras su lengua saqueaba mi boca de la más bárbara manera.
Gemí y me aferré a él con fuerza cuando hizo que el beso fuera más profundo e intenso... eso que le estaba haciendo a mi boca podía recordarlo, había hecho algo muy parecido con una parte más baja de mi cuerpo que también había estado bastante húmeda.
La mano que había estado en mi cintura bajo hasta colarse por debajo del dobladillo de mi camisón, tomando una de mis nalgas para apretarla y darle tantas duras caricias como quisiera.
Soltó mi boca dándole un fuerte pellizco a mi labio inferior con sus dientes, siempre me había gustado las mordidas pero Bal llevaba mi deleite a un nuevo nivel.
—Es la única oportunidad que voy a darte para que detengas esto y vuelvas a tu casa —murmuró con su profunda y seductora voz.
Así no podía pensar, no cuando sus palabras eran como una caricia caliente para las mariposas que revoloteaban en mis entrañas, no cuando podía sentir los dedos, de la mano que me manoseaba el culo, tan cerca de ese lugar en donde quería que me llenara de él con tanta ansia.
— ¿Tienes los condones? —pregunté en lugar de decir algo al respecto de su ultimátum.
Dejó las caricias que le estaba proporcionando a mi cuello para meter la mano en uno de los bolsillos de su pantalón y sacar el par de paquetitos que había traído hasta su puerta.
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ALQUILER DE CORAZONES
Chick-LitSofi es hermosa, fácil y boba, todo lo que un hombre podría desear... O ese es el producto que vende en su página "Alquiler de Corazones", destinada a ayudar a todo quien necesite a una muñeca Barbie para aparentar. Pero cuando conoce a su nuevo vec...