Capítulo 28°: Cayendo muy profundo

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Solo no te vayas a enamorar de alguna stripper. Me advirtió la mariposita celosa mientras seguíamos enviándonos mensajes, sí, había unas cuantas strippers pero yo prefería mirar mi teléfono y beber el whiskey en las rocas que tenía en frente.

Ya estoy pillado, mariposa. Sé que si te engaño, despertaré y mis huevos estarán en la caja de arena de Tigre. Le envié como respuesta.

Muy bien que lo sepas. Ya estaba afilando mis navajas.

Ladré una risa, llamando la atención de los chicos que estaban en el sillón junto a mí. Vi como Boris rodaba los ojos y luego me cambiaba el trago por un shot de tequila, él sabía lo que el alcohol de agave le hacía a mi sistema.

Lo miré desafiante y me lo bebí, el tequila me ponía caliente y Sofí lo había aprendido de la peor manera, ahora tendría otra probada de eso cuando llegara a casa.

Había visto a las strippers que había en este lugar, eran buenas en lo que hacían, bonitas, sexys... pero mi mente estaba intoxicada con Sofí y cualquier otra cosa que me animara a probar sabría cómo barro en comparación a su esencia a menta y lima, a la dulzura de su piel, a la droga adictiva que era el néctar de su coño, sobre todo cuando se corría. Dios, hoy iba a comérmela pedacito por pedacito.

Creo que vi algo interesante. No te enojes si encuentras labial en mi camisa, solo es una nueva tendencia. Le envié el mensaje, esperando encontrarla un poco enojada cuando llegara al departamento, follar a una rubia furiosa era una perspectiva muy motivante.

Ella estaba escribiendo cuando salí de la aplicación y me guardé el teléfono en el bolsillo de los pantalones, luego de ponerlo en silencio, claro, de otra manera la vibración de los mensajes me distraería constantemente.

—Por fin —comentó mi sobrino rodando los ojos.

— ¿Con quién te mensajeabas tanto, Bal? —preguntó el, ebrio y poco interesado en las mujeres semi desnudas a su alrededor, novio—. Se supone que la fiesta es para divertirse y parecías más feliz de ver tu móvil que mirando a las... hermosas chicas a nuestro alrededor —le sonrió con pocas ganas a la camarera en topless que cambió su vaso de whiskey vacío por uno lleno.

—Tampoco pareces muy divertido —comenté—. Ninguno de ustedes, así que ¿Qué demonios hacemos aquí?

—Se supone que las despedidas de soltero incluyen strippers —dijo Gustavo con una mueca amarga—, por lo menos tú que estás soltero deberías disfrutarlo.

—Hombre, yo soy el único que no está soltero, legalmente —choqué mi vaso con el de Ariel, que estaba a mi lado y me bebí el nuevo cortito de tequila.

—Pues, simbólicamente estoy casado desde hace cinco años —argumentó Teo, tocando el collar que Montse le había dado.

—Y yo tengo un niño de cinco años —Ari bebió su propio shot— y a la más espectacular mujer del mundo como la madre.

—Tal vez solo debimos ir a cantar karaoke y beber algo con un poco más de colores, Cisa siempre está de excelente humor para un buen striptease cuando sale a hacer eso con las chicas —comentó Tomás.

—Espero que hagan eso para la despedida de soltera de Montse —Felipe parecía como si hubiesen prendido un foco sobre su cabeza—. Quiero ver a mi angelito haciendo un striptease.

— ¿Nunca te ha hecho uno? —le preguntó Sebastián, negando como si eso fuese un pecado imperdonable.

—Nash tampoco me ha hecho ninguno a mí —intervino Santiago con el ceño fruncido.

—Eso es porque llevan poco tiempo, Felipe lleva años con Ángela —explicó Teo.

—Jules solo me hace stripteases cuando sale con Montse y terminan tan ebrias que la única manera en que hace un cuatro es con mi ayuda —sonrió con socarronería Gustavo—. Realmente espero esa despedida de soltera, no he tenido mi cuota de bailes sexys desde que la novia se enteró que iba a ser mamá.

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