A penas había alcanzado a ponerme unos pantalones flojos de chándal y una camisetita delgada que me llegaba por encima del ombligo cuando tocaron la puerta. Demonios, ni siquiera había alcanzado a secarme el cabello.
Salí del cuarto descalza, me quité la toalla que llevaba en la cabeza y la lancé a la lavadora que estaba en el baño, atinando dentro. Cinco puntos para mí. Corrí a la sala y fui directo a la puerta para abrirla antes de que mi gruñón vecino pudiera escapar con alguna excusa boba como que vino y nadie le respondió, de todas maneras lo iría a buscar si decidía dejarme plantada.
Abrí y ahí estaba él, tenía el pelo suelto y algo húmedo, pero no tanto como el mío, se había cambiado su ropa de deporte con unos jeans oscuros, esas botas estilo militar hechas para patear culos y una camiseta negra simple con cuello en v... y si se vestía tan sencillamente ¿Por qué carajos se veía tan caliente?
—Pensar que mañana ya no tendré que soportar tus violaciones visuales me ayuda a llevar esto —entró sin que lo invitara, lo que fue muy bueno porque entre comérmelo con la mirada y sostener la puerta no me había acordado de hablar para hacerlo pasar.
Me miró con una ceja alzada cuando vio lo que había preparado en la pequeña mesa de sala ¿Pensaba que solo lo había atraído hasta aquí para emborracharlo? Bueno, eso también, pero tenía que disimular.
— ¿Estuviste preparando esto? —preguntó con cara de incredulidad.
—Obvio —me encogí de hombros—, tuve que ponerle una cadena y un candado al refrigerador para que Nash no se lo comiera. Hubiese hecho algo más sofisticado como preparar una tabla, o algo así, pero solo sé freír huevos y hacer esas sopitas de sobre a las que solo se les vierte agua caliente.
—Esas cosas tienen mucho sodio —dijo simplemente, lo que me hizo sonreír, no es como si no estuviera diciendo la verdad con respecto al sodio de esas sopas, pero... ¿era todo lo que iba a decir?
—Bueno, siéntate —fui a la cocina, en busca de los vasos y las botellas—. Hoy compre vodka porque en realidad no tengo idea que es lo que te gusta tomar y era lo único que faltaba en el surtido bar de mi tía. Tenemos vino, si quieres, whiskey, tequila, creo que eso es gin...
—El vodka está bien, en vasos de cortos —me instruyó y comió uno de los quesitos que había en la mesa frente a él.
¡Bien! Por lo menos no estaba despreciando lo que preparé para él... aunque solo fueran quesitos del supermercado, un poco de jamón, aceitunas y, sí, papás fritas de bolsa en un plato. Tenía que hacer algo para comer que no lo envenenara o se emborracharía demasiado rápido.
Busqué los vasos de shots y los bajé del anaquel, luego tomé el vodka que había comprado en la botillería de ese ancianito simpático y fui a sentarme junto a él.
—Tienen un buen televisor —comentó cuando estaba sirviendo su shot—, podría hacerme tu amigo solo para que me invites cuando haya partidos de la selección.
—Nos encanta el futbol, así que siéntete en libertad de venir cuando quieras —lo invité... aunque quizás debería decirle que la tv no era mía—. Nash la compró, tiene un sueldo increíble por hacer tatuajes, y lo mejor es que no tiene deudas que pagar así que puede permitirse estos lujos.
— ¿Tú si tienes deudas? ¿Qué es? ¿Un crédito universitario?
Reprimí mi mueca, no pensé que mi explicación podría derivar en este tema.
—No fui a la universidad —me bebí mi primer cortito de la noche, él hizo lo mismo y rellené nuestros vasos—. Ni siquiera son mis deudas las que tengo que pagar —dejé que mi lengua se aflojara un poco, después de todo, quería que el vecino se sintiera en confianza conmigo.
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ALQUILER DE CORAZONES
ChickLitSofi es hermosa, fácil y boba, todo lo que un hombre podría desear... O ese es el producto que vende en su página "Alquiler de Corazones", destinada a ayudar a todo quien necesite a una muñeca Barbie para aparentar. Pero cuando conoce a su nuevo vec...