Tigre se me subió encima mientras trataba de terminar mi libro sobre highlanders inmortales, acaricié las orejas del gato mientras memorizaba la página y comenzaba a buscar algo que pudiera utilizar de marcador para ella, puse el volante de algún local de comida turca que seguro le dieron a Bal en la calle.
—Ese gato está enamorado de ti —gruñó mi vecino, sentado junto a mí. Se veía tan caliente con gafas ópticas.
No tenía idea como era que había visto a su gato saltarme al regazo, tenía la vista fija en su libro sobre la muerte de JFK, que también hablaba de viajes en el tiempo, entre otras cosas.
—Ahora también te ama a ti —puse al gatito sobre su regazo, a ninguno de los dos les importó, Tigre quiso volver a mí y Bal siguió mirando su libro—. No, Tigre, Bal es tu amo... —volví a dejarlo en su regazo cuando saltó hacia mí.
— ¿Nash no debería estar por llegar ya? —Bal cerró su libro y lo dejó en la mesita que había frente al sofá en donde estábamos sentados.
— ¿Ya quieres que me vaya?
Él solo estrechó su mirada en mi dirección, como si sus miradas amenazantes fuesen algún tipo de respuesta, tal vez así era en su mundo pero no en el mío.
Bajé al gatito al piso y esta vez fui yo quien se subió al regazo de Bal, mi libro sobre escoceses calientes tendría que esperar.
— ¿Qué estás haciendo, niña? —gruñó enojado pero colocando sus enormes y calientes manos sobre mis caderas.
—Está ha sido una muy buena semana, he aprendido mucho de ti y siento que tus gruñidos hacia mí son cada vez más cariñosos.
—Yo no lo podría de esa forma... —comenzó y puse mi mano sobre sus labios.
—También logré hacer que te apiadaras por la sanidad de mi estómago y ahora preparas comida para mi tía pequeña y para mí.
Bal rodó sus bonitos de mar tormentoso.
—Ya sé que te dije que si no me alimentabas iba a boicotear tu cocina pero en realidad no sabría cómo hacerlo sin perjudicar también mi departamento, había pensado en dejar las llaves del gas dadas, eso sería demasiado peligroso...
—Estás loca.
—Sí, bueno, un poco. La cosa es que en compensación por esa rica comida que siempre nos das, hoy seré tu gatita y te entregare todo el cariño que Tigre te niega...
—Basta, este juego ya ha llegado demasiado lejos. Bájate —apretó sus manos en mis caderas, como si estuviese dispuesto a tirarme al piso si no le hacía caso.
En lugar de bajarme llevé mi rostro a la curva de su cuello y comencé a besarlo, pasé mis manos por su cabello, soltándolo de ese moño desordenado que siempre se hacía y peinando su sedosa melena de león.
—Niña... —gruñó, en lugar de tirarme al piso estaba pegándome a su cuerpo caliente.
En un descuidado movimiento de mi parte terminé presionando si sexo contra la erección que comenzaba a crecer bajo la bragueta de su pantalón y gemí, volviendo a frotar esa parte de mí contra él, tomando el lóbulo de su oreja dentro de mi boca y chupándolo,
Una de las manos de Bal fue a mis muslos, moviéndome para mejorar nuestra posición y volví a gemir... ahora sí que podía sentirlo en el lugar correcto. Su otra mano se metió por debajo de mi camiseta, acariciando mi piel hasta llegar al broche de mi sujetador y soltarlo con un solo hábil movimiento de sus dedos.
Mordí su mandíbula antes de que su boca fuera por mi garganta, dándole los besos más seductores, y esa mano que había estado acariciándome la espalda fuese hacia el frente, tomando uno de mis pechos y amasándolo.
ESTÁS LEYENDO
ALQUILER DE CORAZONES
ChickLitSofi es hermosa, fácil y boba, todo lo que un hombre podría desear... O ese es el producto que vende en su página "Alquiler de Corazones", destinada a ayudar a todo quien necesite a una muñeca Barbie para aparentar. Pero cuando conoce a su nuevo vec...