—Baby, no, me reusó a darte un último beso, así que guárdalo, para que la próxima vez te lo de haciéndolo...
— ¡Deprimente! —Interrumpí la canción de Nash desde mi cómodo lugar en el sillón de la sala en donde veía capítulos viejos de los Simpson, ella apenas y estaba levantándose luego de la fiesta a la que habíamos ido anoche y aun así tenía más energías que yo que estaba despierta desde las nueve de la mañana—. Y tráeme algo de la fruta que alcanzo a ver desde aquí, la del táper azul... —realmente no tenía tanta hambre, no así con la sed, pero preferí la fruta porque me gustaba el color del táper.
Era una excusa patética, lo sé.
—Apuesto que no dirías eso si fuera Mayores lo que estoy cantado —la acusación de Nash hizo que mis mejillas se coloraran—. Por lo menos tienes la decencia de parecer un poco avergonzada —estrechó su mirada hacia mí y luego comenzó a tararear la maldita canción—. A mí me gustan mayores, de esos que llaman señores —cantó metiéndose una fresa a la boca.
Vino a sentarse junto a mí con una botella de agua mineral y las frutas que rápidamente le quité, pero para mí desgracia seguía cantando y esa canción en específico me recordaba demasiado a la noche pasada y como me puse a cantarla a todo pulmón con una dedicatoria especial para mi exvecino.
¿Siendo patética otra vez? Bravo, Sofía.
Estúpida conciencia de mierda, no finjas que estás mejor que yo, porque eres tú la que siempre está recordándome a Bal incluso con los colores de los malditos tapes.
—Uhg, odio la resaca, no volveré a tomar en mi vida —volví a interrumpirla cuando me di por vencida de esperar la piedad de Nash, además, sabía que eso la haría callar.
— ¿Resaca? ¿De qué me estás hablando, Sofía Ivanna? Apenas y tomaste un poco de vodka... bueno, te acabronaste con esa pobre botella de Stolichnaya que no tenía ninguna culpa de tus líos amorosos, pero todos saben que el vodka no da resaca.
— ¿Sí? Pues deberías decírselo al dolor de cabeza y las ganas de vomitar que tengo cada vez que te escucho abrir la maldita boca —gruñí, frotándome la frente porque en serio me dolía.
—Pero estamos celebrando la semana anti-San Valentín, solo nos queda un día antes de Cupido tome el poder, ah, y también que cumplas los temidos veintitrés. Esto es como una gran previa antes del big day.
— Mi hígado me está pidiendo unas vacaciones de ti y, para ser totalmente sincera, estoy segura de que hay una sola persona con la que quiero pasar este San Valentín y no eres tú, ni tus botellas de alcohol con muchos grados y mucho menos con alguno de los imbéciles a los que me presentas.
—No me puedes hacer esto, Sofí, tomé mis vacaciones precisamente esta semana para poder pasarla contigo y que siguiéramos con nuestros planes de todos los años.
—Oh, sí, me imagino que debe ser muy difícil para ti tomarte vacaciones cuando eres tu propia jefa —rodé los ojos con todo el sarcasmo que mi cuerpo sentía en ese momento—. Uh, kiwi —gemí encantada cuando probé el pequeño cubito verde.
—Bien, bien. Admito que no es en absoluto un problema para mí esto de las vacaciones... pero es todo por tu bien, estoy preocupada, todos lo estamos.
— ¿Por qué? Estoy ayudando a tío Artu con la administración —y estaba teniendo unas conversaciones muy esclarecedoras con el papá de Nash, algo que ponía en verdadera perspectiva todo lo que había estado pasando en el último tiempo—, estoy organizando mis cosas.
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ALQUILER DE CORAZONES
ChickLitSofi es hermosa, fácil y boba, todo lo que un hombre podría desear... O ese es el producto que vende en su página "Alquiler de Corazones", destinada a ayudar a todo quien necesite a una muñeca Barbie para aparentar. Pero cuando conoce a su nuevo vec...