Capítulo 17°: Sospechas bien fundadas

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—Oye, tío —me llamó Boris cuando estaba anudando las bolsas de basura en donde habíamos echado las fotos, tanto las destrozadas como las que aún seguían intactas en la caja—. ¿Hay algo entre Sofí y tú?

Su pregunta me sorprendió pero no tanto.

— ¿Por qué te interesa saber?

—Porque no quiero que le hagas daño... ni que ella vaya a jugar contigo —pasó una mano por su cabello, algo que hacía inconscientemente cuando se sentía sobrepasado por alguna cosa.

— ¿Por qué crees que le haría daño? Y sobre esa parte en donde ella juega conmigo... ¿Realmente crees que alguna mujer podría hacer eso luego de todo lo que he pasado? Nadie tiene esa capacidad, sobrino.

— ¿Qué no le harías daño? —Sonrió con tristeza y se dejó caer en mi sofá—. Ella es prácticamente una niña, en absoluto lista para lidiar con tus... predilecciones, además, tiene un corazón más frágil de lo que parece, ahora mismo lo único que hago por ella es hacerle daño y no pido nada más que su amistad, bueno, y que me ayude a calmar los celos de Roma.

La primera parte de lo que dijo no me interesó, eso era un asunto entre ella y yo, pero iba a preguntar por qué creía que él le estaba haciendo daño, el monstruito de los celos estaba renaciendo de las cenizas y eso no me gustaba, así que tomé la decisión de callar. Lo que no sabes no te daña.

—Estoy seguro de que no le importo lo suficiente como para poder causarle algún daño con mis actitudes —contesté seguro de lo que decía y sintiéndome tan miserable que le fruncí el ceño a mis propias emociones.

¿Qué demonios me pasaba? Sabía que Sofí me importaba y me hacía sentir bien, ella era dulce y quería probar cada rinconcito de su piel... pero siempre lo dijo, no estamos en una relación, el que yo no le importe a mi rubia vecina no debería hacerme sentir miserable.

El fuego de la mariposa estaba consumiéndome...

—Le importas, no sé en qué contexto ni sentido, pero la conozco lo suficiente como para decirte que ella sí está pendiente de ti y de todo lo que haces... lo que no sé es si está jugando contigo, algo que le encanta hacer y disfruta mucho, o...

— ¿Qué quieres decir con eso? ¿Le encanta jugar a qué?

—Le encanta jugar con los hombres ¿No te ha dado su clase explicativa sobre las categorías de las tres C? Para ella las relaciones son una pérdida de tiempo y el amor es una ilusión provocada por las hormonas —rio y yo solo me dediqué a mirarlo, sintiéndome cada vez más confundido—. Cuando le dije que había comenzado a salir con Roma de manera seria me dio su más sentido pésame.

—Estoy de acuerdo con que las relaciones son una pérdida de tiempo y realmente tengo mis dudas sobre el amor, en cuando a eso de las tres C, no tengo idea de lo que puede ser.

—No creo recordarlo lo suficiente como para poder explicártelo —se levantó y desperezó antes de caminar hacia la puerta de entrada de mi departamento, finalmente iba a irse, cuando no quería que lo hiciera para que pudiera hablarme un poco más sobre ese lado de Sofí que aún no conocía. Condenado Boris, le daría una paliza si no fuese un mamón pacifista— pero tienes que saber que la pequeña Pitufina nunca se acerca a alguien del sexo opuesto a no ser que crea que pueda sacar algún provecho de ello, la mayoría de las veces es dinero, un favor o simplemente conocimientos para completar su manual sobre porque las personas no deben involucrarse de manera romántica. Estoy seguro de que Des le metió sus ideas de que todos los hombres somos escoria en su rubia cabeza, así que esto es todo lo que puedo aconsejarte tío, si vas a acercarte a ella aunque solo sea para pedirle un poco de azúcar, ten cuidado.

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