Esta historia comenzó como un borrador tirado a la suerte, pronto entrará en estado de edición, pero por el momento, disfruten y disculpen las faltas ♥♥♥♥
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Primer día de clases.
Primera alarma que mando a la mierda.
Primeros gritos y bocinazos mañaneros.
...
¿Bocinas? ¿Por qué hay bocinazos el primer día de clases frente a mi casa?
Me levante de mi cama y mire por la ventana, había dos coches parqueados frente a mi hogar. Esos dos coches los conocía desde que doblaran la esquina, el Chevy Impala perteneciente a Mike; uno de los que más confianza tiene de parte de mi hermano y la Kia Sorento es perteneciente a James; él más brusco de todos los chicos.
Me metí a la ducha para irme a alistar. En menos de 20 minutos ya estaba bajando las escaleras para encontrarme con una manada de hombres en mi sala, hablando como si estuvieran en un campo y no pudieran acercarse. Me adentre en la cocina y tome una manzana, para después salir y que todas las miradas caigan en mí.
- 1, 2, 3, 4, 5 - empecé a contar cada vez más bajo. - Faltan dos, ¿Dónde se supone que están?
- Dylan no acababa de levantarse y Michael fue a despertarlo. - me respondió Mike, acercándose y pasando su brazo por encima de mis hombros. - ¿Lista para empezar el último año?
- Quiero quedarme en mi cama. - me quejé y le di una mordida a mi manzana. Un estruendo se escuchó escaleras arriba, y un Michael bajando, o mejor dicho, saltando los escalones apareció y se colocó detrás mía. - ¿Qué hiciste?
- Despertarlo. - dijo mirando las escaleras temeroso.
- Reitero y corrijo. - termine de tragar la mordida a la manzana. - ¿Cómo lo hiciste?
Si algo conocía de mi hermano, es que, si van a levantarlo con escándalo, háganlo detrás de la puerta o cubiertos por almohadas, sino preparan se para la paliza de sus vidas. Dylan no es más que una bestia sedienta de sangre cuando lo levantan, de esas bestias que no piensan.
- Brinque sobre su cama. - Grave error amigo. Suspiré e hice un ademan a todos para salir de la casa.
Subí y encontré que la bestia iba a bajar, botando humo por las orejas, pero se detuvo al verme allí plantada, cruzada de brazos. Con la mirada lo mande a que se aliste, este solo supo gruñir y devolverse hacia su habitación.
Baje y tome mi cartera, salí de la casa y me dirigí al vehículo que tuviera el asiento del copiloto vacío. Mike. Subí al Chevy y bajé la ventana, todos estábamos divididos entre los coches, al ser 8 eran 4 y 4. Aquí iban Mike, yo, Rick y Sebastián. Todos dirigimos la mirada hacia el enojado Dylan que salió de la casa, cerrando la puerta tan fuerte que pensé que se rompería.
- Si la rompes, la pagas, idiota. - le grite y este solo me dedicó una mirada de enojo, yo le dedique una sonrisa.
- Hubiera sido yo, y estuviera de chanta de repuesto. - comenta Rick en forma cómica, yo solo reí y le subí a la radio.
La escuela no quedaba muy lejos en vehículo, así que llegamos en cuestión de minutos y no más de 30.
Y aquí vamos a lo que odio, rumores, chismes, y todas las malditas miradas que pasaban de los chicos a mí, y así sucesivamente. Mierda, juro que este año le rompo la nariz a alguien si me entero de un rumor.
Baje del coche y me acerque a mi hermano, él seguía con su cara de pocos amigos, que ya se no era por lo de Michael, tenía hambre, y eso lo ponía de malas. Busque en mi bolso y encontré una barra de chocolate, suspire y se la entregue.
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Criada por ellos.
Teen FictionProblemas. Enfretamientos. Armas. Familia. Y los más importante, fútbol. Todo aquello que define a los problemas de Semper. Amor. Ruptura. Inicio. Desenlace. Final. Hormonas. Y los más importante, carácter. Todo aquello que define a Samantha Collema...