La tarde transcurrió con mi teléfono explotando de llamadas de mis chicos, Luna sabia donde yo estaba, así que les reste importancia, ella sabrá manejar la situación. Estábamos en casa de Jack, viendo una película, si señores, veíamos la película. Las palomitas volaban por los aires y las risas se apoderaban del cuarto, la película no se oía con nuestras risas.
- ¿Por qué eres tan sexy? - suspiré recuperando aire, las risas me habían dejado vacía.
- Porque hago ejercicio y me alimento bien. - ironizó, ganándose un golpe leve en su nuca
Él se quejó divertido, me tiró hacia su cuerpo y me besó, pero no de estos besos que nos habíamos dado antes, algo había en este, y no sabía identificar el que, pero me gustaba ese beso, no. Me gustaba el dueño de esos labios.
Nunca lo admitiría.
- Eres tan... - suspiró y una sonrisa se le escapo. - Hermosa
Mis mejillas se sonrojaron, me incorporé en el sillón, sentándome y alejándome un poco de aquel que me estaba provocando ese cosquilleo, al final supe identificarlo. No me iba a permitir querer a otra persona, no iba a pasar como la última vez. Tenía murallas en mi interior, murallas que nadie podrá romper o pasar por encima, nadie. Y este chico esta con un taladro en esos muros.
- Jack, por favor. - él se iba a acercar a mí, pero lo detuve.
- Ya te diste cuenta. - bufo con una media sonrisa apareciendo en su rostro.
- ¿Darme cuenta de que? - me había confundido.
- De que te gusto.
Mi mirada se desvió hacia la película, no le falta mucho para terminar. Sentí su mano sobre la mía, la acariciaba lentamente, apreté mis labios y tragué en seco. No dejaré que me hieran de nuevo. Me levanté e iba a salir a toda velocidad de allí, pero él tomo mi brazo y me detuvo, poniéndose de pie, para luego acercarme a su desnudo torso y rodearme con sus brazos.
- No tengas miedo. - dijo serio
- No tengo miedo. - bufé negando con la cabeza
- ¿Segura? Porque tu nerviosismo no dice lo mismo. - noté su tono de diversión, pero para mí esto no era divertido.
Me iba a separar, pero sus brazos no me dejaron, aún seguían en mi espalda baja, apretándome más hacia él. Subí la mirada y me fijé que ya él me miraba, los colores subieron más a mis mejillas. Iba a despegar la mirada, pero una de sus manos tomo mí mejilla y me obligo a mirarle, su rostro se fue acercando al mío lentamente, mis ojos pasaban de sus labios a sus ojos y viceversa.
- ¿Puedo demostrarte que no hay nada que temer al abrir tu corazón?
- ¿Por qué estas tan empeñado en eso?
- Porque me gustas y quiero enseñarte lo buena que es la vida.
- Eres estúpido
- Te gusta este estúpido. - bufé y me di media vuelta, sentía su respiración en mi cuello, provocando que mi piel se erizase
Bufé y salí del cuarto, escapando de sus brazos, me adentre en la cocina, en cualquier momento mi corazón saldría volando entre mis labios, sentí mis costillas comprimirse. Tomé un vaso de agua e intente calmarme. Me senté en la isla y miré hacia la ventana, la tarde empezaba a caer, dándole la bienvenida a la noche. Solté mi cabello, que anteriormente estaba en una coleta, bajé y salí de la cocina, visualizando a una espalda desnuda y bien trabajada de pie frente mí que no había notado mi presencia.
- Déjame en paz. - oí, estaba hablando por su celular, se le veía tenso. - No la tocaras a ella ni a mí, a menos que quieras morir. - noté sus nudillos y estaban blancos de tantos apretarlos. - Ya no tengo nada que ver con ese trabajo, más te vale. - se cortó, al parecer la otra persona le estaba hablando. - Déjame en paz, a mí, a ella y a los 7, no les pondrás un dedo encima. - él cerró la llamada y tiro su teléfono en el sofá, para después pasar sus manos por su cabello, estaba frustrado. Hice que mis pasos resonaran y él al mirarme, sus ojos abrieron cuales platos. - No preguntes.
- Tu responde. - me crucé de brazos, había hablado de mí y mis chicos, quería respuestas.
- No puedes saber, no aún. - se iba a acercar, pero yo me aleje. - Oye, quisiera decirte, pero no puedo.
- Tengo que irme a casa. - sentencie y entre al cuarto de juegos. Escuche un gruñido de su parte, y aquí venia la protesta
- ¿Tan rápido? Aun quería ver otra película contigo. - se cruzó de brazos, parecía un niño haciendo berrinche.
- Si quieres verme mañana en clases, será mejor que me lleves a mi casa. - tomé mi bolso y me coloque frente a él. - Así que ve a ponerte una ramera y coger las llaves del auto.
- Eres tan enana. - dijo y me cargó por la cintura, acercándome a él. - Y tan linda. - esa maldita sonrisa, esa sonrisa era la que provocaba el cosquilleo en mis costillas.
Malditos seas Hardeson.
- ¿Y ahora que hice? - preguntó confundido
- ¿De que hablas? - incliné mi cabeza, demostrando confusión.
- Me maldijiste. - mierda
- Pensé en voz alta, ¿cierto? - apreté mis ojos y escuché una risita de su parte. - Ya vámonos.
Mis pies volvieron a sentir el piso y yo salí del cuarto, saqué mi teléfono y vi un mensaje de Luna, casi saque a patadas a Hardeson de su departamento, tomamos el ascensor hasta el parqueo subterráneo del edificio y nos subimos a su auto, él me miro buscando la respuesta de mi comportamiento.
- Equipo de futbol de Semper High School, de camino hacia aquí, ahora. - dije recuperando aire, Luna me había dicho que ellos averiguaron donde estaba y la dirección, que mejor saliera pitando de allí.
- Mierda. - aceleró y salimos de allí.
Tomamos las calles de camino a mi casa, no visualice ninguno de los autos de los chicos, le di un corto beso y salí corriendo hacia mi casa, entre casi tirando la puerta, subí corriendo a mi habitación y me metí de cabeza a la ducha, al salir me metí en la primera pijama que vi, shorts rosas y una blusa de tiros blanca, perfecto.
Oí la puerta de un coche afuera, me metí de lleno en mi cama y agarre uno de los libros de mi estante. Aparente haber llegado hace horas, y un Dylan molesto con 6 secuaces tras suya azotaron mi puerta, jure que la iban a romper.
- ¿Dónde estabas? - dijo el capitán molesto.
- Aquí, me harte de las clases por hoy. - dije restándole importancia.
- Nos dijeron que te fuiste con Hardeson. - Rick se hizo presente, husmeando mi cuarto.
- Salí de la escuela con él, pero solo me trajo hasta casa. - seguí leyendo mi libro. - ¿Se van a duchar o se quedaran aquí?
- Te tengo vigilada pequeña. - mi hermano hizo la típica seña de señalar sus ojos con dos dedos y girarlos hacia mí. - No te quiero cerca de él.
- No me quieres cerca de nada que tenga pene y testículos y le guste el sexo femenino. - me burlé, baje mi mirada hacia mi libro. - sin embargo, no te molesta que me junte con Luna.
- Ella es mujer. - bufó Sebastián.
- Y le gusta tal sexo. - me burle y vi como pararon en seco, y como si fuera coordinado, giraron sobre sus tobillos al mismo tiempo. - Eso dio miedo, y espero no lo anden diciendo por ahí.
Salieron en fila por la puerta de mi cuarto, sin decir nada.
Hoy, lunes, todo ha ido en picada.
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Criada por ellos.
Teen FictionProblemas. Enfretamientos. Armas. Familia. Y los más importante, fútbol. Todo aquello que define a los problemas de Semper. Amor. Ruptura. Inicio. Desenlace. Final. Hormonas. Y los más importante, carácter. Todo aquello que define a Samantha Collema...