Eran alrededor de las 3 a.m., yo estaba viendo la pantalla de la laptop, la cual reproducía una película, la cual oí con un solo auricular, dejan mi otro canal auditivo disponible para cualquier imprevisto con mi hermano. Gire mi mirada hacia la gran ventana, se podían ver las luces de la calle y algunos edificios.
Mi corazón se aceleró, esto tiene que ser una broma, Jack no está en el reflejo.
Me gire rápido, para poder relajarme, era solo una alucinación, ya es el cansancio que me tiene así. Hice la laptop a un lado y me levante para ir al baño, otorgándole un vistazo al cuerpo dormido de Dylan antes de pasar al baño.
Cerré la puerta, y me dispuse a lo que vine, mientras procedía, oí la puerta de la habitación siendo abierta, ha de ser la enfermera de turno, así que tome todo con calma, lave mis manos y salí de la habitación, dispuesta a decirle que todo había estado bien después del relajante que le dieron.
Pero claro, mi alucinación fue una vista al futuro, casi acierto.
- Pobrecito – dice, mirando a mi hermano, desde los pies de la cama, y dejando ver la pistola en una de sus manos, ganando que mi pánico suba.
- Aléjate de él. – no me podía mover, maldición.
- Tranquila, ambos lo haremos. – subió la pistola, apuntándome. – media vuelta y saliendo, vamos.
- No puedo dejarlo solo. – trague en seco.
- Camina. – se acercó a mí, elevando la pistola al nivel de mi frente.
Hice todo lo que dijo, era yo o le pegaba un tiro a Dylan, y no iba a llegar a la segunda opción.
Dejamos el hospital, obligándome a subir a una limusina, donde estaba, en el otro extremo, el padre de los Hardeson, fumando un tabaco y provocando mis nauseas de manera instantánea.
- Tesoro, lo siento por meterte en todo este lio, pero mi hijo no aparece, y lamentablemente, el único señuelo eres tú. – dijo y metió el tabaco en un vaso de agua, pero yo ya quería vomitar.
- Tengo décadas que no lo veo, ¿Cómo pretende que lo ayude? – hable como pude, sin vomitar.
- Fácil, llámalo. – miro mi teléfono, que se marcaba en el bolsillo de enfrente. – Dile que estás conmigo. – respire profundo y saque mi teléfono, mientras más rápido terminara esto, más rápido volvería con Dylan. Marque el número de Jack que tenía registrado y este empezó a sonar, lo iba a llevar a mi oreja pero me hizo la señal de que lo dejara en altavoz.
Sonó alrededor de 3 veces, y contesto.
- Sammy. – una rabia creció dentro de mí. - ¿Dónde estás?
- ¿Podrías venir a mi casa? – la rabia se estaba convirtiendo en miedo, dios. – Por favor.
- Voy para allá. – colgó.
- Bravo. – hablo el hombre canoso. Toco la ventana que daba al chofer y le indico la dirección. – Esperemos que te haya creído.
Jack me conoce, demasiado, dudo que se aparezca, pero si lo hace, espero que no le pase nada.
El camino se me hizo interminable, gracias a que me apuntaban con una pistola y todo fue en silencio. Quería vomitar, es que yo iba a vomitar, desde que pudiera.
Llegamos a la casa, y la puerta estaba abierta. Respire profundo, muy profundo. Mentalizada para ver esos azules nuevamente, disimular que todavía pueden darme un choque eléctrico.
Pero en cambio de ver esos ojos azules eléctricos, me encontré con unas mieles, los cuales se aterrorizaron, provocando que su cuerpo soltara la mochila que tenía cargada.
- Ambos, adentro. – oí la voz de Trend, y las manos de Matt elevadas, me daba a entender que tenía la pistola bien empuñada.
- ¿Qué haces aquí? – le murmure mientras nos sentamos en la sala.
- Vine a buscar unas cosas que deje botadas anoche. – cierto, dejo toda su ropa regada en mi habitación. – Vine a esta hora porque me acorde y no podía dormir.
Nos sentamos en el sofá, y el tiempo pasó, podría decir que paso alrededor de una hora, y nada de Jack aparecer. Pero todos nos alertamos cuando se escuchó un ruido en mi habitación, mierda, entro por la ventana, típico.
Trend y sus hombres, al menos casi todos, uno se quedó con nosotros, subieron a mi habitación. Matt y yo solo nos miramos, y mi vista viajo hacia el hombre que nos vigilaba, estaba al pie de la escalera, y solo se escuchó un golpe en seco para que después su cuerpo cayera inconsciente y dejara ver a la figura detrás de todo.
- ¿Nos vamos? – Reeves se levantó, pero yo sabía para que, así que lo detuve.
- No es momento para eso. – Le murmure, estaba tenso y en cualquier momento, le iba a entrar.
- ¿ahora son 8? – me miro con una sonrisa. – Hablamos en el camino, larguémonos. – escuchamos como venían bajando, y nos partimos a correr, saliendo por el patio, brincando la cerca de 3 patios más y subiendo a una camioneta. – Sabía que ese tono de voz tuyo ocultaba algo. – me miro y sonrió, para devolver su vista a la calle. – Opa, soy Jack, un gusto.
- Se bien quien eres. – trague en seco y suspire. - ¿Cómo es eso de que lo llamaste?
- ¿Mi reemplazo? – mire a Jack, furiosa.
- Ok, ¿saben qué? Se callan los dos. Se supone que tengo que estar cuidando de mi hermano que está hospitalizado porque tú. – señale a Jack. – Desapareciste del radar de tu papa, y tú no sé porque viniste a estas horas a buscar algo que te podía haber dado mañana. – me incorpore en mi asiento de copiloto nuevamente, de brazos cruzados. Mi mirada viajo hasta la mano de Jack, que tenía dirección a mi muslo. – Ni se te ocurra tocarme.
Llegamos al hospital, mande a subir a Matt, que al final lo hizo a regañadientes, pero yo tenía que hablar en privado con este tipo, mi vida y la de los que quiero estaba en peligro.
- No puedo aparecer de nuevo. – este hablo, recostándose en su asiento. – Lo que no sabía era que le haría eso a Dylan, lo siento. – me miro, si, con esa mirada.
- Algo tienes que hacer, no puedo desaparecer otra vez, y presiento que esta vez seria definitiva. – trague en seco y puse una mano en mi frente.
- Oye. – tomo mi rostro con su mano, obligándome a mirarle, pero aquí habían segundas. – Veré que puedo hacer. – no puedo evitar no fijarme, estaba más musculoso, esa chaqueta de cuero le quedaba de puta madre, la barba que había dejado crecer un poco, lo hacía más atractivo, pero no, no caeré otra vez. – pero respóndeme algo, - conectamos miradas - ¿Ya no sientes nada por mí? – podía sentir el roce de su aliento en mis labios, pero reaccione.
- Adiós, Jack. – me intente alejar, pero el sonrió y beso mi mejilla.
- Adiós, Samantha.
Me baje del vehículo, dándole la espalda, pero algo en mi decía que me girara, pero no, no puedo, eso le daría esperanzas muertas, solo sigue caminando Sammy, ya casi llegas a la puerta.
Me gire, pero ya no estaba. Quería llorar.
Subí a la habitación, donde me encontré a Matt sentado en la sala de espera que estaba enfrente. Le dije que entrara, ya eran como las 5 am, las visitas ya estaban permitidas. Entramos, al parecer Dylan seguía dormido, pero antes de adentrarnos más, tire a Reeves hacia mí, besándole.
Jack, ya no siento nada por ti.
Matt tomo mi cintura y mi nuca, dejo de besarme y me abrazo, se sentía tanta paz, ojala me pudiera quedar así durante todo el día, pero hay cosas que hacer.
- ¿Sammy? – la voz ronca de mi hermano nos sacó del trance, haciendo que yo me acerque a su campo de visión. - ¿No pudiste dormir? – negué con la cabeza. La mirada de mi hermano viajo de mí, hacia mis espaldas. - ¿Y tú estás aquí por qué?
- Es una larga historia, que te diré cuando estemos en casa, hay que ver a qué hora te dan de alta.
ESTÁS LEYENDO
Criada por ellos.
Teen FictionProblemas. Enfretamientos. Armas. Familia. Y los más importante, fútbol. Todo aquello que define a los problemas de Semper. Amor. Ruptura. Inicio. Desenlace. Final. Hormonas. Y los más importante, carácter. Todo aquello que define a Samantha Collema...