Capítulo 13 - Intruso secreto

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Me levanté soñolienta, no había ruido en la casa, vi la pantalla de mi teléfono a duras penas. Eran las 3 de la madrugada, ¿Qué diablos hago despierta? Ya sé porque no hay ruido, pero yo no puedo volver a dormir.

Me levante, con mi almohada en mano, y salí de mi habitación, abrí la puerta de enfrente y me adentre en el cuarto, para luego tirarme en la cama de mi hermano. De pequeña hacia esto, cuando no podía dormir venía a su cama y aquí conciliaba el sueño. Me acurruqué en su pecho y sentí su mano acariciando mi cabello.

Estaba por caer dormida nuevamente, pero un estruendo nos hizo levantar de golpe, a ambos. Había poca luz, pero podía ver a Dylan viendo fijamente su puerta, alguien había entrado a la casa.

- Métete debajo. - me susurró y señalo la cama, yo negué rápidamente, no lo iba a dejar solo. - Lo haces a la buena o a la mala, llama a los chicos. - suspiré y me adentre bajo la cama. Vi como tomó un bate y abrió la puerta lentamente. Yo marque rápido el número de Mike.

Solo llamaría a los que vivieran más cerca

1er tono

2do tono

- ¿Hola? ¿Nomo? ¿Que haces llamándome a esta hora? - el tono de Mike iba de adormilado a preocupado en segundos.

- Alguien se adentró en la casa, ven rápido. - un hilo de voz salió de mi garganta, otro estruendo se escuchó, mis nervios salieron a flote. - Mike rápido.

- No salgas de tu escondite, ya estoy subiendo al coche. - colgué la llamada y marqué rápidamente a James.

1er tono.

- ¿Nomo? - James contestó, animado, él tenía problemas para dormir de por si. - ¿Pasa algo?

- Ladrón, mi casa, corre. - dije como pude, estaba escuchando pasos hacia el cuarto, mis nervios no podían estar más alterados.

Colgué y mi uña del pulgar se dirigió a mis dientes delanteros, mierda. Los pasos se oyen cada vez más cerca, intente encogerme más, pero fue imposible, mis pies ya habían llegado a la pared. La puerta se abrió, y esos no eran los pies de mi hermano, ya que él no llevaba zapatos ni jeans negros.

Este al no ver a nadie, volvió a salir, el sudor frio recorrió mi nuca, estaba nerviosa. Desbloqueé mi teléfono y le escribí un mensaje a Mike. Necesito que lleguen rápido. Pero no duró mucho antes de que oyera la puerta siendo azotada y la voz de Mike gritando el nombre de Dylan.

- ¡Nomo! ¿Dónde estás? - el hombre volvió a la habitación y cerró la puerta, se acercó a la cama, subiendo y bajando su pie frente a esta, dándome señal que sabía que yo estaba allí.

Mierda.

Vi que dio la vuelta rápidamente al escuchar la puerta siendo abierta, suspiré alivio. Mike había entrado junto a James, reconocería esos tenis donde sea.

Salí de debajo de la cama y corrí hacia ellos, pero algo me detuvo, y sentí la punta de un arma en un costado de mi cabeza. Mis ojos se aguaron y los ojos de mis amigos no podían representar más furia.

- Me la voy a llevar, y ustedes no me seguirán si quieren que viva. - la ronca voz del hombre me dio escalofríos. - Así que, perros, quítense de mi camino. - nadie llama perros a mis chicos. Había cogido clases de defensa personal con los chicos, sabía lo básico. Me agache dando un codazo entre las costillas al tipo, sacándole el aire. Tomé su muñeca y la doble, haciendo que soltara el arma y la patee lejos.

Corrí hacia los chicos y Dylan me abrazo, yo temblaba, parecía chihuahua. James tomó el arma y se la guardo en el pantalón, para después agarrar al tipo junto con Mike.

- Nomo, llama a la policía. - Ladró Mike mientras miraba con odio al tipo. El cual, empezó a reír. Todos lo miramos confusos.

- Parece que Hardeson se enamoró de alguien fuerte. - negó divertido el hombre. - No seré el primero en invadir esta casa, prepárense para lo que viene. - me miró malicioso. - Prepárate para tu peor pesadilla, Samantha.

¿Cómo sabía mi nombre?

No pasaron más de 10 segundos para que el puño de los 3 problemas llegarán a su rostro, al mismo tiempo.

Eso debió doler. El tipo cayó inconsciente.

- No te acercarás a Hardeson. - sentenció Dylan tomando el teléfono.

No proteste, no era hora para discutir, pero yo quería respuestas, y de está no se salva el ojiazul.

●●●●●●

Simplemente los chicos se quedaron en casa y Dylan les prestó ropa, al llegar a la escuela mi mirada se dispuso a buscar a una sola persona. La cual no aparecía en la entrada. Me desapareci de la vista de mis chicos, y me adentre en la escuela, estaba molesta, confundida.

Quería respuestas.

Busqué en cada maldito rincón de la escuela, pero ni en el estacionamiento estaba su auto. Tomé mi teléfono y marqué su número, pero al 3er tono caía. ¿Qué diablos está pasando?

Estaba caminando hacia mi 2da clase cuando sentí que tiraron de mi brazo y me adentraron en el closet del conserje, sin pensar solté mi puño hacia la cara de esa persona, sin importar quien sea.

- Oye, cuidado. - culminó esa voz que tanto estaba buscando hoy.

- ¡Maldito hijo de perra! - le grité y empecé, o al menos lo intente, a golpearlo. - ¡Casi me matan por tu maldita culpa imbécil!

- ¿De qué estas hablando? - su tono de diversión cambio drásticamente a uno enojado.

- ¡Un tipo entró esta madrugada y me apuntó con un arma a mi hermosa cabeza! - le grité alzando mis manos como loca.

- ¡Ese maldito hijo de perra! - él golpeó la pared tras mío, quedando muy cerca de mi, pero obvie eso. Su respiración estaba pesada, y sus ojos parecían vagantes, sin rumbo fijo, los apretó y me miró de reojo. - Imagino que quieres respuestas.

- No, que va, no me interesa en lo absoluto. - me crucé de brazos y lo mire seria.

- Mi familia... - es como si no pudiera decirlo, parece tener un tranque en su garganta. - No sólo soy apellido Hardeson.

- ¿Qué? - ahora que lo pienso nunca llegue a conocer a sus padres, ni su segundo apellido.

- Mi nombre entero es Jack Hardeson Marshan. - di un paso atrás, como si fuera un choque eléctrico que recorrió todo mi cuerpo, haciéndome quedar estática. - Por favor, No te asustes, yo no estoy metido en nada de eso.

- Tu familia pertenece a la mafia más grande de la ciudad de San Francisco. - finalice y lo mire. - Adivino, te quieren chantajear conmigo y mis chicos. - negué lentamente

- Culpa a Steven, él le dijo a mi padre quien eras. - noté el veneno en sus palabras y la vergüenza entre ellas.

- Jack Yo... - no pude terminar de hablar, ya que sus labios se estamparon contra los mios, callandome al instante. Sus manos se colocaron en  mi cintura pero yo lo alejé lo mas que pude. - Te van a obligar.

- No dejaré que te pongan un dedo encima. - me dijo, y escondió su rostro en mi cuello.

- Pusieron un arma en mi cabeza. - su cuerpo se tensó, mucho.

- Lo siento. - sus palabras salieron en un hilo de voz.

- No es tu culpa. - jugué con su pelo un poco, para después obligarlo a mirarme. - Es de tu familia. - deposite un beso en la comisura de sus labios y le sonreí, noté como se empezaba a relajar. - Pero mis problemas no me dejaran acercarme a ti.

- ¿Y cuando lo han hecho? - reí por su sonrisa burlona.

Criada por ellos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora