7 - ¿Nueva amiga?

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El viernes llego, las clases se atrasaron mucho con la tormenta, duramos 16 horas con el culo dentro de la escuela. Sin darme un baño, al llegar a casa lo primero que hice fue meterme a la ducha, los chicos se quedarían a dormir hoy, al parecer hay un partido que pasarán por la noche y lo verán aquí.

Mi viernes tranquilo está en peligro.

Tomé el auto de Mike para ir a la pizzería de los padres de Michael, me mandaron a comprar la cena porque no quieren perderse ni siquiera el comienzo, piensan que por ser chica no me apasiona tanto el futbol, pero si lo hace. Imbéciles

Me aparqué frente a la pizzería y salí del coche, me adentré y saludé al cajero, se llamaba Marcos, era un primo lejano de Michael, el cual tuvo una mala experiencia al intentar coquetear conmigo, esa cicatriz en la mejilla aún no se le borra.

Le sonreí y él lo hizo de vuelta.

- ¿Partido de viernes en la noche? - me dijo el burlón, tocando la pantalla táctil repetidamente.

- Si - suspiré. - Ya sabes, lo de siempre - levanté mis hombros y saqué el dinero de la cartera. - Toma, ¿15 minutos?

- En 10 te la entrego, tranquila. - me sonrió y yo asentí con la misma sonrisa

Me fui a sentar en una barra que tenían, saqué mi teléfono y me puse a jugar con él. Me había descargado un juego sobre autos, para hacer carreras, era divertido, pero no cuando yo gritaba en medio de la gente cuando un idiota me chocaba.

Sentí movimiento a mi lado, miré por el rabillo del ojo y era una chica de la escuela, me veía disimuladamente, muy temerosa.

- No voy a golpearte, chica. - bufé.

- Lo siento. - ella se fue calmando lentamente. - Me llamo Luna, un placer. - vi que me tendió la mano, pausé el juego y la miré, para luego darle un leve apretón.

- Samantha, el placer es mío. - Vaya Samy, socializando con mujeres, ¿te pasa algo? - Por favor, para la próxima no tiembles tanto, pensé que te estaba dando un ataque. - reí

- Lo siento, es que los rumores son un poco... gráficos. - espetó mirando su pedazo de pizza. - ¿Por qué estás aquí sola?

- No ando con la manada porque me pusieron a comprarles la cena, ¿y tú? - miré a su alrededor y andaba sola por lo que vi también

- No tengo mucho que hacer los viernes en la noche. - se encogió de hombros

Samy, invítala, anda, una amiga y no se ve zorra, ¿qué esperas?

- ¿Quieres venir a vivir un viernes en la noche en la casa de los Colleman? - hice un ademán hacia atrás, como si mi casa estuviera allí

- Claro, ¿no me trataran como su presa? - ella achico los ojos mirándome, me pareció gracioso y negué divertida. - Pues voy.

- ¡Hey Samy! Tus pizzas. - Marcos gritó con una sonrisa, y lo mire.

Me levanté junto a Luna y fuimos a buscar mi entrega, Marcos me guiño un ojo y ambas salimos de allí. Al subir al coche vi como ella miraba curiosa desde afuera y después se percató de que ya yo estaba dentro. Todo adolescente se preguntará ¿cómo un chico como Mike tiene tal vehículo? Él ama lo clásico, y este Chevy Impala lo era, el clásico de los clásicos.

La ida a casa fue animada, Luna hablaba de un tema que rápidamente impactaba con otro, esta chica sabia demasiadas cosas y no aburrían, porque las hablaba con un entusiasmo increíble. La había visto par de veces saliendo de las aulas detrás de los chicos, pero sin mirarlos a ellos, ella seguí caminando hasta perderse en la multitud.

Ya sé que me fijo demasiado.

Llegamos a casa y entre, tenía 5 cajas de pizza en mis manos, deje 4 en la sala, donde ellos están, sin prestarme atención, y subí a mi habitación con Luna tras mío y una caja de pizza en mis manos. Cerré la puerta y puse la caja en mi cama.

- ¿Cómo vives así? - ella dijo divertida, dejando su bolsa en mi escritorio.

- Tengo así desde los 9, ya me acostumbré. - me quité la chaqueta y los zapatos. - Puedes ponerte cómoda, tranquila. - reí, ya sabía porque no se había quitado nada más que el bolso. - No dejaré que se te acerquen

- Gracias. - ella río tranquila. Un momento. ¿Qué no quiere que se le acerquen mis chicos? ¿Suspira de alivio? No veo nada que represente una pareja y sus ojos no tienen ese peculiar brillo que tienen los enamorados.

- Eres lesbiana, ¿cierto? - dije divertida

- Si. - ella casi se atraganta con la pizza. - ¿Cómo lo...? - la interrumpí

- Se leer a las personas, viejo habito. - reí y tomé un trozo. - Tranquila, lo que menos me molesta de la humanidad es tener amigos homosexuales.

- ¿No tienes amigas? - su curiosidad es tan inocente. Dios quiero abrazarla

- No. - si alguna chica se me acerca es porque quiere enrollarse con alguno de estos 7 idiotas.

- Bueno, ¿puedo ser tu amiga? - sus ojos representaban tanta sinceridad, esta chica me compro. Salté a abrazarla aun con el trozo de pizza en mis manos y sumo cuidado de no ensuciarle. - Lo siento, no entiendo la situación. - dijo divertida ya que tenía a una loca que conoció hace menos de una hora abrazándola.

- No he tenido una amiga antes, no sé cómo funciona esto. - reí leve, alejándome de ella. - ¿Cómo es eso? Siempre he estado en medio de estos idiotas sin mujeres.

Ella río nuevamente, de un tema pasamos a otro, como en el auto, de verdad que ella tenía mucho conocimiento de todas las cosas, no había tema del cual no pudiéramos debatir ambas.

¿Esto era tener una amiga? Se sentía bien

Mi puerta fue azotada rápidamente, una manada de idiotas entró canturreando "¡Barca!", me cargaron y empezaron a jugar como si fuera una pelota de playa, solo escuchaba las risas de ellos y de Luna.

- ¡Ya bájenme zopencos! - grité y sentí unos brazos cargarme como princesa. Era Sebastián. Me removí hasta poner los pies en el piso, y me fijé que los 7 idiotas miraban como presa a Luna, yo solo reí. - Chicos, ella es Luna. - dije suspirando divertida. - Mi amiga

- ¿Tu? ¿Amigas? ¿En qué clase de mundo estamos? ¿Pasamos a Tierra 4? - se burló Michael recostándose de la pared.

- Bueno, si eres amiga de mi hermanita, eres amiga de nosotros, un placer. - Dijo Dylan tendiéndole la mano en forma de saludo

- Encantada y gracias. - dijo ella apretando su mano con la de Dylan.

- Bien zopencos. Largo. - señalé la puerta y todos me miraron divertidos y malicioso. - Ay no

- ¡Hora de la ducha! - gritaron todos y corrieron para atraparme, escape con ventaja pero al final me atraparon en media calle. - ¡A la ducha! ¡A la ducha!

Criada por ellos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora