Aún seguimos encerrados en la escuela, la tormenta no ha disminuido, las clases se suspendieron y los pasillos, como algunas aulas, estaba repletas de estudiantes. Yo seguía allí, sola con Hardeson, al parecer él le había metido seguro a la puerta, ya que nadie había entrado o lo que sea.
No he recibido llamadas de ninguno de mis chicos, tienen que estar furiosos conmigo, dije cosas sin saber, sin procesarlas. Malditas hormonas, las odio.
Maldita bipolaridad, quiero comer.
- ¿Por qué viniste? - dije ronca, había llorado mucho estando allí, mis cuerdas vocales dolían y ardían
- Porque se lo que duele estar mal y que nadie esté ahí para ti. - sentí su mano en mi hombro izquierdo. - ¿Ya quieres hablar?
Suspiré y me incorporé, lentamente, en la silla. Estaba hecha un desastre, no me tenía que mirar en el espejo para saberlo. Hardeson tomó mi rostro entre sus manos y me obligó a mirarlo, pero yo desviaba la vista a la mesa. Secó mis lagrimas con sus pulgares, para después intentar peinar las marañas de mi cabello.
- Ni lo intentes. - bufé con una media sonrisa. - mi pelo tiene un mal día.
- Su dueña también. - Jack se acercó y deposito un beso en mi frente, sentí un cosquilleo inexplicable en mis costillas. - ¿Me puedes explicar que paso allá?
- Exploté. - dije sin chistar. - Las hormonas me alteraron y las palabras salieron sin ser procesadas.
- Es normal, pero lo malo de todo es que cuando nos enojamos, decimos la verdad. - su pulgar empezó a acariciar mi mejilla, cerré los ojos al tacto, se sentía tan bien.
Pensé que me iba a quedar dormida por esas caricias, pero sus labios me espabilaron al hacer contactos con los míos, abrí un poco los ojos por la sorpresa. Él se alejó y una sonrisa apareció en su rostro, contagiándomela. Negué divertida con la cabeza.
- ¿Nunca aprendes? - pregunté entre risas leves
- Creo que hay que romperme las piernas. - río divertido, pero esa risa cesó al oír la voz de Green.
- Pues vamos a educarte. - oí como sus nudillos sonaron al tronarse. Suspiré y miré a Jack. - ¿Qué crees que haces muchacho?
- Green. - amenacé.
- Colleman, cierra la boca. - mis ojos se abrieron cuales platos, y lo miré, estaba enojado y las venas en sus brazos lo daban a notar. - ¿Acaso no te sabes la única regla que tienes que seguir a toda costa en esta escuela?
Oí a Hardeson tragar en seco, pero él no aparentaba estar asustado, estaba serio, como si no le sorprendiera nada. Él se puso de pie y miro a Michael, sin expresión.
- No sigo las reglas. - levantó sus hombros en señal de ignorancia. ¿Acaso quieres morir?
- ¿Acaso quieres morir? - Michael preguntó sarcástico, y acercándose peligrosamente a Hardeson. Ay Mierda. - Lo único que tenías que seguir, era no acercarte a Samantha Colleman.
- Él más que nadie lo sabe, Green. - oí la voz de Dylan entrar al aula, me cago en la mierda de la mierda del diablo. - Es un Hardeson, y ellos tienen eso más que claro.
- Yo no soy mi hermano. - los puños de Jack empezaron a apretarse con mucha fuerza, y mi hermano yacía de brazos cruzados mirando divertido la escena.
- Lo tienen en la sangre. - Dylan se acercó mucho a Jack, tanto para agarrar el cuello de su camiseta. - Aléjate de ella.
- ¿O qué? - Jack espetó mirando frío a Dylan.
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Criada por ellos.
Teen FictionProblemas. Enfretamientos. Armas. Familia. Y los más importante, fútbol. Todo aquello que define a los problemas de Semper. Amor. Ruptura. Inicio. Desenlace. Final. Hormonas. Y los más importante, carácter. Todo aquello que define a Samantha Collema...