La noche de este día para mí es eterna, no puedo dormir, no concilio el sueño. Mi mente no dejaba de dar vueltas, me sentía devastada.
Lo sabía, es que lo sabía. Sabía que si me involucraba iba a volver a destrozar mi vida, de una o de otra. Pero es que él, él no me obligó a tirarme del abismo, yo misma lo hice cuando supe que me esperaría abajo.
Tengo un problema, siempre lo he tenido, me sumerjo en mis sentimientos. No llega a ser un trastorno de obsesión, pero si me sumerjo mucho, en lo que siento por una persona.
Y a Jack, a él le quería.
Tuvo mi corazón en sus manos todo el tiempo, o al menos asi era hace un tiempo. Desapareció, pasó lo que paso, mi amor hacia él fue disminuyendo hasta solo quedar afecto, pero claro, no puedo tener un momento de paz.
¿Cómo mierda Matt Reeves pudo llegar a gustarme? Es mal humorado, un sarcástico de primeras, sabe ser un puto imbécil cuando quiere... Pero sabe entenderme, sabré apreciar la soledad asi como la compañía, sabe cuándo hacer silencio y cuando hablar, a veces sabe que decir, o bueno, el 95% de los casos.
Necesita salir de estas 4 paredes, asi sean las 2:35 de la madrugada.
Tome las llaves de Dylan y me largue, sin hacer ruido.
¿A dónde iba? No lo sé. Solo quería tomar carretera.
Arranque el coche, este no era de los escandalosos, era un simple auto de motor normal. Lo que me dio ventaja en cuanto a escabullirme.
Empecé a conducir, no sabía a donde estaba yendo, pero estaba manejando. Mis ojos los sentía fuera de sí, yo estaba fuera de sí, estaba en pijama, de madrugada, todo oscuro, yo, un cuerpo delgado, cargado de tristeza, confusión y un profundo vacío en su pecho que no sabía con que llenar.
Me acerque a un McDonald's, eran 24 horas. Di gracias que Dylan guarda varias chaquetas aquí, asi que me coloque una y salí a comprar algo, todos me miraron, pero no me inmute, compre comida y me largue.
Estuve conduciendo no se cuánto tiempo.
Estuve llorando no se cuánto tiempo.
Estuve en estado de frenesí no se cuánto puto tiempo.
Y para cuando caí en cuenta de donde estaba, estaba en la playa. Curioso, en una playa fue que aparecí antes que Jack desapareciera.
Y era eso lo que yo quería, desaparecer.
Quería tener un solo momento donde mi mente pueda tener paz.
Tome la comida y quite las llaves del motor – al igual que mi teléfono – y salí del coche, metiéndole seguro para después encaminarme, descalza, cerca de la orilla.
Hacia frío, mucho frío, pero en ese momento era lo que mi cuerpo necesitaba, una fría, gélida, tenebrosa y calmada paz. Sumergirme en el sonido de las olas rozar y chocar entre sí, oír como sube la marea por la arena, ver la luna reflejada, en camino a ocultarse.
Podía jurar por un segundo que cuando abrí los ojos tras disfrutar el sonido, oí su risa, no, oí el cómo me decía ese apodo que tanto me encabronaba.
- Gatita. – reí para mí. – Incluso al borde de la muerte sabes cómo hacerme enojar. – una lagrima bajo por mi mejilla, aun sonreía. – Eres un idiota, ¿sabías? – bufe. – Sé que te estas riendo, donde quiera que estés, y mirándome con esos ojos azules eléctricos, que me daban una corriente de electroshock cada vez que los veía. – metí mis manos en la arena, estaba cabreándome. – Eres un maldito imbécil, Jack, un maldito, ¿Cómo mierda pudiste desaparecer después de esa noche? ¿Cómo diablos pudiste dejarme destrozada en mi habitación? Eres un infeliz. – empecé a tirar arena al aire. Estoy cabreada. – Siempre te amé, maldito enfermo, te amé, te entregue todo, a pesar que fue por corto tiempo, supiste muy bien como manipularme para estar pendiente de que no te olvidara, eres un dramático. – me puse de pie. – ese día en el parque, yo no quería huir, tenía que, sabía que si estabas cerca eran problemas, pero ¿sabes qué? En ese momento estaba dispuesta a morirme contigo.
Divague por un segundo, mirando el punto donde la luna iba a esconderse, la marea hacia que su reflejo se distorsionara, y ahí fue cuando subí la mirada y vi la estrella fugaz.
Me reí, simplemente, cayendo de rodillas en aquel elemento manipulable.
- Ese fuiste tú. – respire profundo. – Sé que lo fuiste, no me mientas, no puedes, no tienes como. – las lágrimas no dejaban de salir, dios mío. - ¿Ves lo que sigues provocando? – mire al cielo, en el mismo punto donde la estrella había desaparecido. – Se bien que me estás viendo, inclusive, te estas riendo, porque sabes que de los dos, siempre fui la dramática y la impulsiva, tú eras el tranquilo.
Puse el trasero en la arena, cruzada de piernas, y jugaba con la arena.
- Descansa en paz, Ignora Personas. – cerré los ojos y deje que el frio viento golpeara mi cabello, mi piel. Y puedo jurar por un segundo, que la brisa fue cálida, golpeo todo mi cuerpo. – Yo también te extrañare. – no sé porque sentía que había sido él, lo iba a extrañar.
Procedí a devorar a paso lento mi comida, lo sentía conmigo. Sentía que yo no estaba sola en aquella playa, sabía que nunca iba a estarlo, él siempre estaría conmigo.
- ¿Sabes? Matt es muy buen tipo, me gusta mucho. – le di una mordida a mi hamburguesa. – ya voy a empezar a hablar sola, bueno, eso creo, se supone que me escuchas, ¿no? – me reí. – Es muy bueno, ustedes se hubieran llevado bien, si se hubieran conocido en mejores circunstancias. Me saca de quicio, pero le quiero, le quiero mucho. – respire profundo, iba a llorar de nuevo. Pero sonreí, sonreí al recordar el como él me hacía sentir a veces. – Te quiero, Hardeson.
Culmine de parlotear.
La luna se estaba escondiendo, dándole la bienvenida al amanecer, y allí me quede, viéndolo como la oscura noche perdía poder, desvaneciéndose ante la luz del sol y las nubes blancas que indicaban un lindo día.
Me quede allí, la marea empezó a bajar y la verdad no se cuánto dure allí, tenía mi celular en silencio.
Pero mi atención fue llamada cuando alguien se sentó junto a mí. Le reste importancia, las cosas de valor las tenía encima.
- ¿Desde qué hora estas aquí? – hablo por fin. Sonreí.
- Desde las 3 de la madrugada. – cerré los ojos ante la tibia brisa. – Tengo arena en el trasero. – comente, recibiendo una risa de su parte. - ¿Podemos quedarnos un rato más?
- Todo el que quieras.
Recosté mi cabeza de su hombro. Mi paz aún no estaba perturbada, inclusive, estoy aún más tranquila. Sentí los latidos de mi corazón reducir, sentí mi cuerpo dejarse llevar por la comodidad de estar cerca de él.
•••
Llegamos a la casa, él había ido en taxi hacia la playa, como si supiera exactamente donde iba a estar. Asi que de regreso, condujo él. Cayendo yo en un sueño profundo. Al poner un pie fuera del coche, Dylan se dirigió hacia mí, intimidante, aquí viene el regaño.
- Lo siento por llevarme el – me quede estupefacta al sentir sus brazos rodeando mi cuello, para después sentir su mano en mi cabeza, pegándome más al abrazo. Le correspondí, los abrazos de mi hermano eran reconfortantes. Cuando se alejó, me miro cada sección del rostro, como preguntando como me encontraba. – Estoy bien, ¿no estás enojado? – negó y volvió a abrazarme.
- Temí lo peor. – murmuro. Estaba tenso, sus ojos estaban tristes, o al menos fue lo único que me dio tiempo a detectar. Sentí como elevo su cabeza, asumo mirando a Matt.
Nos dirigimos adentro, asumí que los demás venían en camino, ya que si Matt sabia, los demás también. Subí a mi habitación, acompañada del susodicho, pero este solo iba al baño. Cuando iba a poner un pie en mi cuarto, le llamé, él giró en mi dirección y se acercó, tomé su rostro entre mis dedos:
- Te quiero. – sonrió. Y le besé, haciendo que se colocara a mi altura, tirando de sus mejillas.
- Yo también te quiero. – sentí sus manos en mi cintura.
Estoy feliz por ti, gatita.
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Criada por ellos.
Teen FictionProblemas. Enfretamientos. Armas. Familia. Y los más importante, fútbol. Todo aquello que define a los problemas de Semper. Amor. Ruptura. Inicio. Desenlace. Final. Hormonas. Y los más importante, carácter. Todo aquello que define a Samantha Collema...