Capítulo 5.

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Capítulo 5: Enferma. 

Apagué la televisión largando un gran bufido, odiaba que no hubiera nada para ver. Hace una semana no hablaba con Paulo para nada, ni siquiera nos veíamos en el club y por mi parte no quería ni verlo. Estaba enojada con él por haberse enojado conmigo por un estúpido reclamo que él mismo sabía no tenia que hacer. Por ende también estaba enojada porque gracias al estúpido partido del estúpido Paulo Dybala me había enfermado, sí, tenia una gripe increíble y me recomendaron quedarme en casa si no quería contagiar a todo Juventus. 

Estaba sola en casa, nadie me visitaba ya que todos estaban en Argentina, Thania también y bueno, tenia una clase de odio hacía las bacterías por ende no me visitaría ni aunque estuviera acá. Pedí un kilo de helado para mi sola, una pizza con una gaseosa y tenia chocolates en casa, así que mis 'días libres' los disfrutaría mucho más de lo que había pensado. 

Caminaba por toda la casa mientras escuchaba un poco de música, estaba en pijama porque sabía que nadie vendría a visitarme y qué a la única persona a la que vería sería al delivery. 

"Y todo en un minuto

yo estaba en la cocina 

me abrazo por la espalda 

y me dijo al oido 

que le encanta ir a la cama conmigo 

pero no quiere nada mas." 

Me encantaba este tema, me hacía acordar mucho a mi 'relación' con Paulo, vivía cantándola. 

"Ella dijo
y yo dije
no eres mi amor" 

Esa era la parte que tal vez cantaba con más ganas, yo lo decía siempre. Yo no era su amor, su amor era Anto, diga lo que diga, el chamuyo que me venda, su único y gran amor era ella, hablando claramente en lo amoroso. Nunca me había puesto tan triste por él, yo sabía dentro de todo lo que pasaba entre los dos, y aunque quisiera sabía que no pasaría nada más de lo que está pasando ahora. Aunque pensandolo bien, creo que todo terminó. Paulo era bastante orgulloso conmigo y muy pocas veces se animaba a hablarme para solucionar las cosas, aunque sean escasas las veces que nos peleamos. 

Me lavé la cara porque no quería atender al delivery con terrible cara de muerto, me acomodé mi pijama que consistía en una remera tamaño enorme y un short cortito abajo, tenia unas medias adidas abajo para no sentir el contacto directo con el frío piso. Escuché el timbre sonar y bajé corriendo las escaleras con la plata en mano, tenia más hambre que ganas de vivir. 

Abrí la puerta y me encontré con la cara de Paulo Dybala. Lo miré confundida antes de hablar.

-vos no sos lo que pedí.-hablé y él sonrió.

-si que lo soy.-dijo con aire de egocéntrico.- ¿Puedo pasar?

Asentí con la cabeza confundida y Dybala pasó a la sala de estar que se encontraba ahí nomas de la puerta. Cerré la puerta detrás mío y lo miré desde mi lugar.

-¿Qué haces acá?-pregunté confundida. Si no estaba mal informada, Anto esta en Italia pelotudeando con esté. 

-vine a visitarte, me enteré que estás enferma.-contestó sin una gota de enojo reprimido o cualquier tipo de bronca.

-ah.-contesté simple. Estaba confundida. Hace una semana no me habla esté imbecil y ahora se le da por venir.- Pensé que no íbamos a hablar más.

Paulo giró la mirada hacía donde yo me encontraba y puedo jurar que me heló hasta los huesos.

-¿Por qué dejaríamos de hablar?-preguntó Paulo supongo que aguantandose las ganas de gritarme. Aunque si me gritara el único que saldría perdiendo sería él de la patada en los huevos que le daría.

-Porque te enojaste por esa estupidez.-contesté sin miedo. 

-¿Lo de Thomas?-preguntó y yo asentí. - ¿Por qué me importaría tanto? Era joda.

Golpe bajo.

-claro.-contesté sin más y caminé hasta la cocina en busca de un vaso de agua para bajar el nudo que sin entender se me había formado. 

-¿Vamos a hablarlo?-preguntó y yo negué.- Me di cuenta de qué tenías razón. No es para tanto, vos tenes el derecho a hacer lo que quieras y yo también. No somos más que amantes. Lo único para lo que tenemos que vernos es para garchar, no tendría que interesarme tu vida amorosa. 

ACASO NO QUERÍA PARAR O QUÉ.

Me soné los mocos y tiré el papel al tacho de basura. Caminé en dirección a Dybala dibujando la mejor sonrisa que se puedan imaginar. Lo miré con la sonrisa más falsa que podía crear.

-Quiero que te vayas.-pedí y Paulo me miró sorprendido.

-¿Dije algo malo?-se hizo el canchero y negué.

-No le veo el sentido a que estés acá, no vamos a tener sexo ni mucho menos besarnos. Así que cuando tenga ganas te llamo.-me encogí en hombros mirándolo con una sonrisa que no demostraba absolutamente nada de lo que en realidad sentía adentro.

-¿Así que me vas a echar?-preguntó y yo negué.

-simplemente no quiero que estés acá si no vas a hacer tu labor de amante, simple.-ataqué y me miró ofendido.

-no soy un muñeco.-contestó y yo lo miré divertida.

-¿se siente horrible, no?-pregunté y él me miró confundido.- Me hablas cuando queres, me insultas, te enojas y me reclamas posesivamente algo que no te corresponde. Decime Paulo, ¿queres que siga? Si realmente queres que no pasemos a ser más que amantes demostralo, vos lo haces, yo lo hago y punto. Pero con boludeces a mi no, vamos a ponernos los puntos los dos. Porque tengamos los que tengamos, hagamos lo que hagamos en la cama, seguimos siendo los dos personas y si no sabías, te pido que saques tu cabeza de tu propio puto culo y pienses que afuera hay gente que SÍ tiene sentimientos, sean mutuos o no. Así que cuando te decidas y dejes de ser un imbécil, me llamas. 

Paulo abrió la boca en signo de sorpresa y no le salía ni una palabra de ella.

-cerra la boca hay moscas.-comenté mientras me sentaba en el sillón individual y volvía a prender la tele. 

Conmigo no se joda, y él más que nadie lo sabe. 

-si no te jode, cerra la puerta cuando salgas.-pedí sin mirarlo. Sentí como se movía incomodo del asiento y no dejaba de mirarme.

-perdón. En serio perdón.-pidió y yo ni siquiera lo miré.- Tenes toda la razón, actué como un inmaduro pero realmente no sé lo que me está pasando. Me siento muy confundido ahora. No quise hacerte sentir así, perdón.

Me di vuelta para mirarlo y le sonreí. 

-me alegro que hayas entendido.-contesté.- Espero que no vuelvas a pensar como un tarado.

Paulo carcajeo.

-veo que seguís enojada.-contestó y yo negué.

-nunca lo estuve, me pareció bueno dejarte en claro ciertas cosas.-contesté y él asintió.

-de nuevo, perdón.-pidió y yo asentí.

-está bien.-le sonreí.

-¿tengo que irme de todas formas?-preguntó con una sonrisa acercandose al sillón individual.

-¿no deberías estar con tu novia?-pregunté.

-no quiero estar con ella. Quiero estar con vos.-de nuevo con las confusiones. 

-bueno, quedate.-acepté y él se sentó arriba mío.

Creo que ésta iba a ser una noche muuuuuuuuy larga. 


Sweet Creature.-Paulo Dybala.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora