el marine [h.s.]

Dieciséis.

16

LEA'S POV.

"¿Les gustaría saber el sexo del bebe?" Pregunte sonriendo a la joven pareja. El chico fornido y de cabello obscuro, agarraba la mano temblorosa de la chica rubia acostada en el mobiliario. Ambos parecían muy felices, pero nerviosos a la vez.

"Si." Repitieron al unísono. Reí levemente y moví el doppler fetal por el abultado vientre, esparciendo el gel. Enfoque mi vista a la pantalla de la ecografía y sonreí ante la vista.

"Es un niño." Los ojos de la chica se abrieron enormemente y enfoco la visa a la pantalla, mientras que los ojos de él se llenaron de lágrimas.

"Un niño." Susurro este, dando un suave beso a la nuca de la chica, que comenzaba a lagrimear también.

"Les daré unos minutos a solas." Enrosque el instrumento y dejándolo en la mesilla, salí de la sala, dándoles a la joven pareja un poco de intimidad.

Me recargue contra la pared y suspire largamente. Eran los últimos pacientes del día, sin embargo me había atrasado un par de horas y había tenido que pedir a Ethan, recoger a Noah.

A pesar que había sido un día agotador, quería alargar el momento para llegar a casa. No sabía, si quería enfrentarme a Ethan y al error que había cometido en la mañana.

El beso había durado más de lo que había esperado, pero menos de lo que quería. Noah había caminado hacia la cocina, y sintiendo como si el tiempo hubiera retrocedido, Ethan y yo nos habíamos separado inmediatamente. Dejando inconcluso el beso y las dudas que podía ver formándose en el iris azul de Ethan.

Si podía ser completamente honesta, no me arrepentía de haber besado a Ethan. Mi arrepentimiento, era el haberle fallado a Harry y a mí misma en la acción. Yo no soy así. En algún momento de mi vida, siendo joven e inmadura, nada me había importado más que las fiestas, el alcohol y yo misma. Mi ya fuerte egoísmo, amplificado a otro nivel.

Hasta Harry. Había logrado sacar lo mejor de mí. Había encontrado a la persona que quería ser, no aquella adolescente rebelde herida por los problemas de sus padres. Él había sido y es, lo mejor que me ha pasado en la vida. Jamás le había engañado o fallado.

Hasta Ethan. Porque, a pesar que mi amor por Harry va más allá de lo que pueda comenzar a explicar, ya que ni siquiera yo lo entiendo... Ethan tiene un efecto en mí, que amo y odio al mismo tiempo. Quiero estar cerca y lejos de él en todo momento.

Así que, cobardemente y de nuevo, egoísta no quiero enfrentarme ante lo que he hecho al besar a Ethan. He estado tan metida en el trabajo, que gracias a eso casi no he tenido tiempo de pensar en nada. Pero una vez, cruzando la puerta del departamento estará Ethan.... y quizá, Harry.

Sumida en mis pensamientos y miedos, me despedí de la pareja que esperaba en la sala y finalmente, salí del hospital. En una especie de trance, maneje por el pesado tráfico de Washington durante media hora, hasta llegar a casa.

Dejando salir el aire que inconscientemente había estado conteniendo, agradecí mentalmente que el Mustang de Harry aun no estuviera en su lugar. Estaba sorprendida que el viejo carro hubiera arrancado. Al mismo tiempo, estaba preocupada que Harry estuviera bien manejando. Tendría años y años de la última vez que lo habría hecho. Sin embargo, Harry sabia cuidarse solo. Después de todo lo que había sobrevivido, eso era más que obvio.

Atravesé el lobby y aun sumida en mis pensamientos entre al elevador, llegando a mi piso. Me tome todo el tiempo necesario, hasta llegar a la puerta.

Desde fuera, se escuchaban las inconfundibles carcajadas de Noah e Ethan, que indudablemente se encontraban corriendo por toda la sala. Baje la mirada a mi reloj y entrecerré los ojos, eran las cuatro de la tarde. Noah debería estar haciendo la tarea. Tranquilizándome mentalmente, abrí lentamente el picaporte y automáticamente sonreí.