el marine [h.s.]

Sesenta y uno.

61

Junio 9, 2014.

Ethan y Harry eran de Inglaterra.

Ambos tenían el mismo tipo de acento.

Los dos tenían mandíbulas fuertes y narices predominantes.

Labios gruesos.

Una de las pocas diferencias completamente notables eran los ojos. Ethan había heredado los fríos ojos azules de su padre, mientras Harry tenía los exóticos ojos verdes de Anne.

Aunque Harry tenía el cabello más rizado, Ethan también lo tenía ondulado.

El cabello de Harry era más oscuro que el de Ethan también.

Se llevan tres años de diferencia.

Mientras Harry había perdido a Anne a los nueve, Ethan había perdido a su madre a los once años.

Todo había estado ahí. Ethan ni siquiera había mentido en su edad, para hacerlo menos obvio. La verdad había estado ahí todo este tiempo. ¿Por qué demonios jamás lo había notado?

"Medio hermano." Rompió el tenso silencio Ethan. Mi espalda seguía pegada firmemente contra la pared y mi respiración como pulsaciones tan rápidas como minutos atrás.

Ethan parecía fuera de sí. Su rostro estaba encendido de furia y sus ojos estaban muy abiertos, dándole un aspecto casi terrorífico.

'Cálmate, solo es Ethan.' ¿Pero realmente era solo Ethan? ¿Qué significaba que existiera un tal Harry Shaw? ¿Que significaban las pastillas? ¿Quién era realmente ese hombre?

"Ethan..." Suspire temblorosa. Maldita sea, necesitaba dejar de llorar. Necesitaba tranquilizarme.

"Oh, pero ¿por qué andarnos con rodeos? Sabes que ese no es mi nombre, Lee." Me estremecí cuando me llamo por mi sobrenombre. "Vamos, dilo." Mordí con fuerza el interior de mi mejilla, negándome a soltar más lágrimas y seguir mostrándome tan débil. "Dilo." Repitió el levantado la voz.

"Harry." Susurre, sintiendo la bilis subir por mi garganta. Mi cuerpo se arqueo hacia delante cuando sentí una arqueada.

"Eso es. No fue tan difícil, ¿cierto?" Negué rápidamente con la cabeza. "También eso me robo el, mi maldito nombre." Comenzó a reír.

"¿Porque nunca dijiste nada?" Murmure roncamente. Harry abrió mucho los ojos y comenzó a reír de nuevo.

"Aún no lo comprendes." Sonrío de lado con crueldad. "Siempre supe que eras estúpida, solo que no tanto." Apreté los dientes, humillada.

"¿Qué?" Sisee.

"Nada ha sido coincidencia, Lea." Parpadee un par de veces, sintiéndome desfallecer.

"¿Qué quieres decir?"

"Nada ha sido, al azar." Pase saliva. Harry dejó caer su cuerpo despreocupadamente contra el escritorio. "La muerte de Harry fue noticia incluso en Inglaterra, ¿sabías?" Lo mire fijamente, pero no respondí. "Soldados mueren prácticamente todos los días, pero el gobierno se sentía tan culpable de no poder darles un cuerpo a Noah y a ti, que decidieron hacer un héroe de alguien insignificante."

"¿Por qué venir a Estados Unidos, si Harry estaba muerto?" Susurre.

"Quería conocerte a Noah y a ti." Mi labio inferior tembló. "Quería ver con mis propios ojos, la vida que ese estúpido me había robado." Por Dios, ¿si quiera notaba lo demente que estaba sonando? "Te he dicho que mi padre tenía millones en el banco. ¿Crees que por un minuto, habría considerado mudarme al departamento más repugnante del edificio?" Recordé con precisión el día que lo conocí y como pensé lo raro que era, que alguien que parecía estar bien establecido económicamente, decidiera mudarse al departamento menos caro y con más desventajas que ventajas.