Sesenta y tres.

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HARRY'S POV.

Necesitábamos apurarnos.

"Sargento Styles, despacio."

Cada segundo era valioso.

"Styles..."

Un segundo era esencial. No podíamos bajar la guardia.

No podía bajar la guardia.

"Styles." Siseo el policía que tenía a mi derecha.

"¿Qué?" Ladre, impaciente.

"Le hemos hablado más de cinco veces, nosotros-"

"Los he escuchado perfectamente, perdón si estoy más ocupado pensando en mi esposa e hijos corriendo peligro junto a mi medio hermano, el cual casualmente resulta ser esquizofrénico y bipolar." Murmure roncamente, sintiendo mi pecho tensarse ante mis propias palabras. Esto... estaba más allá de lo enfermizo. Más allá de mis peores pesadillas.

"Necesitamos ir más lento, el delincuente podría escucharnos y-"

"El delincuente, tiene a mi esposa e hijo en su poder. No tengo tiempo para ir más lento." Bufe exasperado. Mire sobre mi hombro, a los diez policías que me habían asignado en el FBI y aunque podía desesperarme su forma lenta de atacar, me sentí reconfortado al saber que tenía a más personas ayudándome a proteger a Lea y a Noah.

Este sentimiento de culpa, arrepentimiento, miedo y furia, era algo que simplemente no podía explicar. Era un fuego que fue creciendo conforme escuchaba a Rachel explicarme lo ocurrido, hasta llegar al punto en el que casi literalmente sentía cada hueso, cada músculo arder como el infierno mismo.

A pesar que la explicación de Rachel no había podido durar más de cinco minutos dadas las circunstancias, la simple idea de Ethan siendo mi medio hermano buscando venganza, era suficiente para hacerme perder la cabeza. Era suficiente para hacerme recriminar a mí mismo, como había sido tan malditamente estúpido como para no notar lo que había tenido frente a mi todo este tiempo.

Sabía que ese maldito hijo de puta se me hacía conocido de alguna parte.

Tan solo la primera vez que lo había visto, algo en su rostro me había parecido familiar. Maldita sea, inclusive le pregunte si le conocía de algún sitio. Claro, siendo el egoísta hijo de perra que solía ser, no dedique más de dos minutos en pensar la razón por la que Ethan... o Harry, me parecía familiar.

Era por mi madre.

A pesar que las facciones de él, no eran tan parecidas a las de ellas... había algo, que si me lo hubiera planteado antes, lo hubiera podido notar.

Pero Dios, ¿por qué mama nunca menciono nunca a Harry? ¿Lo sabría papa?

Seguramente, nunca lo sabría.

Tan solo tenía ocho años cuando ambos murieron. Era demasiado joven para entender lo que significaría, que mi madre había mantenido una relación con un millonario, el cual había conocido en un club de mala muerte, de lo cual nació mi medio hermano al cual fríamente decidió abandonar, por mi padre y por mí. Era una gran mierda por asimilar, sin embargo en este momento no me importaba.

No me importaba si Ethan o Harry, o cual fuera su maldito nombre estuviera enfermo. No importaba cuanto había sufrido por culpa de mi madre. No importaba que la mitad de mi vida hubiera sido mentira, ni si habíamos sufrido los dos por culpa de terceras personas.

En este momento, lo único que me importaba era que Lea y Noah estuvieran a salvo.

No importaba si Harry regresara libremente a Inglaterra, o si iría a la cárcel, o a un manicomio.

el marine [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora