Cincuenta y ocho.

21.8K 1.3K 394
                                    

58

HARRY'S POV.

*****

Marzo 2, 2014.

Agua. Comida.

Mis ojos parpadeaban intentando poder enfocar la visión. Mis ojos ardían por la arena que había en ellos.

Comida.

Mis labios estaban completamente secos y partidos, a tal punto que sentía la piel de estos estar casi a carne viva.

Agua.

Mi rostro estaba firmemente aplastado contra la ardiente arena. El sol quemaba mi piel. Todo mi cuerpo gritaba en dolor con el más mínimo movimiento, así que había dejado de intentarlo. Moriría de deshidratación o de hambre. O de ambas.

Mi mente no dejaba de gritar '¡Agua, comida, agua!' Pero no había nada que pudiera hacer. Lo único que rogaba con todas mis fuerzas era desmayarme. Cada tantos malditos minutos u horas, mi mente comenzaba a titubear, mi visión se nublaba y todo mi cuerpo comenzaba a temblar. Después de eso, no sabía nada más hasta que despertaba minutos u horas después, con la misma sensación de estarme quemando vivo.

El destino actuaba de maneras cínicas e incrédulas. Honestaba mente, no podía pensar en un mejor castigo para mí.

Esto era por todas las familias que había destruido.

Las personas que había matado sin contemplación.

Mierda, por absolutamente todo.

Este había sido mi destino. Tal vez, toda mi vida me había preparado para este momento. Para que se estableciera la última pieza en el rompecabezas. Aquí, abandonado en Dios sabe dónde, después de semanas de alimentarme de animales muertos y hasta plantas. Sentí una arqueada en la boca del estómago al pensar en lo que había hecho las últimas semanas para sobrevivir. Estaba asqueado de mí mismo, tenía ganas de vomitar todo, pero ese era el problema. No tenía que mierda vomitar.

"Ah." Gemí y cerré los ojos cuando sentí una profunda punzada de dolor en el estómago. El dolor comenzó a crecer.

'Distráete. Piensa en algo, piensa en algo.' Mi mente me insistió y sin pensarlo, Lea y Noah aparecieron en mi mente.

Sus rostros no eran nada más que un vago recuerdo. Era como si pudiera visualizar sus cuerpos, pero sus rostros estuvieran borrosos. Como si una parte de mi mente los hubiera olvidado. Podía decir que cada día desde que había llegado a Afganistán había pensado en ellos. No había habido un solo día en que no pensara en ellos, pero al mismo tiempo mis recuerdos eran malditamente vagos.

No estaba seguro del verdadero tono de su voz.

No podía recordar la curva de su cuello, o de sus pechos.

No recordaba la sonrisa de Noah. No era que importara demasiado, puesto que estaba seguro que jamás los volvería a ver, pero era estúpidamente triste que ni siquiera en momentos como estos, en los que estaba inmóvil en el suelo por el dolor, no pudiera abandonarme a mi familia, si ni siquiera los podía recordar realmente.

No recordaba lo que se sentía ser amado y amar. No lo sabía ya.

Habían pasado años y años de la última vez que los había visto. No estaba seguro de cuantos años, pero estaba seguro que eran bastantes.

No importaba una mierda, porque aunque mi estúpida mente no pudiera recordar los contornos de su rostro, recordaba cada uno de los momentos que había vivido con ella.

el marine [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora