el marine [h.s.]

Veintiocho.

28

LEA'S POV.

"¿Terapia?" Hice una mueca de desagrado.

"Terapia." Asintió tranquilamente Rachel. "Harry la necesita, quizá Noah y tú también."

"No, no, no." Negué con la cabeza un par de veces. "No creo que sea necesario realmente."

"Te equivocas," Recargo ambos codos en el filo de su escritorio y se encorvo hacia mí, frente a ella. "Claro que la necesitan."

"Nosotros no." Mordisque mi labio inferior, intentando convencerme a mí misma de mis palabras.

"Lea," Suspiro pesadamente. "Absolutamente todas las personas necesitan ir con un terapeuta al menos una vez al mes. Todos y cada uno de nosotros necesitamos de alguien que nos escuche, no nos juzgue y por el contrario, nos pueda ayudar con nuestros problemas o preocupaciones."

"Yo puedo hacer eso." Murmure no muy convencida. Rachel alzo una de sus perfectas cejas en mi dirección.

"¿Lo has hecho?" No espero a que respondiera y continúo. "No digo que deberías intentar darles una consulta a tu esposo o hijo, porque no eres una profesional en el tema... Pero, ¿al menos lo has intentado?"

"¿Que, exactamente?"

"Hablarles."

"Si hablo con ellos." Fruncí el ceño. Rachel se hecho hacia atrás en su respaldo y soltó una pequeña risa.

"Eso ya lo sé." Rodó sus ojos. "Me refiero a que si has hablado con ellos, realmente. Como se sienten ambos con Harry de regreso, si se están acoplando bien, cosas que le incomoden del otro, sentimientos guardados."

"No." Susurre quedamente.

"Eso, es justo lo que necesitan." Tomo una pluma en sus estilizados dedos y comenzó a juguetear con ella, pero su atención permanecía en mí. Sin tantas ganas de contestar, mis ojos se centraron en sus deseos y la pluma. Era mas pequeña que las 'normales' y cada esquina de esta, estaba pintada a color dorado y todo lo demás de la pluma, era negro. Tenia sus iniciales en pequeño. 'R.A.G' Rachel A. Gournett.

Durante un par de minutos ninguna dijo nada, hasta que Rachel rompió el silencio.

"¿A que le tienes miedo?" Me miró fijamente. Yo la mire unos cuantos segundos y después quite la mirada, sin saber que o como decir nada. "Vamos, Lea. Somos amigas, ¿cierto?"

"Claro." Respondí inmediatamente. Rachel sonrío y dejo la pluma a un lado, regresando a su posición inicial poniendo ambos codos en su escritorio.

"Entonces, puedes decirme lo que sea." Indecisa evite su mirada y me centre en los diplomas que tenia colgados en su pequeño consultorio. Mire la hora, 12;30. Mi descanso había terminado. Tenía dos consultas más antes de terminar el día. "Sé que hay algo que no estás diciendo."

"Es solo que no es como decirlo, sin escucharme como un completo fracaso." Sonreí de lado, forzosamente.

"Más aun, tienes que decirlo." Me miro con curiosidad. Exhale un gran bocado de aire y tome mi tiempo para formar aquel pensamiento, de la mejor manera posible.

"Es solo que... Quiero ser yo la que los ayude ¿sabes?"

"Explícate." Ladeo la cabeza, dejando caer una porción de su cabello en su hombro.

"Quiero ser lo suficientemente buena como para poder mantener cuerda a mi familia." Pase saliva pesadamente. "No quiero que algún extraño nos diga nuestros errores o virtudes. Quisiera ser capaz de al menos hace algo tan simple como hablar con ellos." Rachel se quedó callada unos segundos, como si intentara absorber cada una de mis palabras.