Cuarenta y cuatro.

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LEA'S POV.

*****

Mayo 20, 2013.

"¿Mil doscientos dólares?" Pregunto por tercera vez, el desarrapado adolescente frente a mí. Exhausta, me límite a asentir flácidamente intentando con todas mis fuerzas no echarme a llorar en el pavimento. "¡Pero si esto es un clásico! Tiene que tener algo mal..." Una vez más, comenzó a caminar alrededor del Mustang en busca de alguna falla. Pero no la encontraría.

Ese carro había sido un tesoro para Harry y siempre había estado bien cuidado.

Infinidades de imágenes en aquel carro revolotearon en mi mente, haciendo mi estómago retorcerse de dolor. Una punzada agonizante comenzó a palpar en mi pecho y un jadeo escapo de mis labios, sintiendo mi dolor casi físicamente. Las lágrimas quemaban en mis ojos, pero tenía que mantener la compostura unos cuantos minutos más. Una vez que pasara la puerta del apartamento, podría derrumbarme al fin pero mientras estuviera aquí, tenía que enterrar las uñas en la palma de mis manos, cerrar mi garganta y obligarme a respirar.

"El carro está en perfectas condiciones." El chico no podía tener más de diecinueve años. Había respondido a los letreros que había pegado por la cuadra y aquí estábamos.

Tener que mirar aquel carro todas las mañanas era una verdadera tortura. Me era insoportable la idea misma, que nunca volvería a ver a Harry manejando su carro de nuevo. Yo no podía ser capaz de manejarlo, ni de dejar a nadie hacerlo... así que venderlo era la única respuesta.

No lo hacía por el dinero, así que había decidido venderlo a un precio verdaderamente bajo con el único propósito de que se vendiera lo más pronto posible.

"Lo compro." Dijo decididamente, después de unos cuantos segundos más de mirar al carro con ojos entrecerrados. Suspire entrecortadamente. "¿Efectivo?" Asentí secamente. Debería sentirme aliviada, ¿cierto? ¿Por qué sentía como si estuviera perdiendo a Harry de nuevo?

¿Cómo podía deshacerme del Mustang? En su momento, aquel carro había significado todo para Harry. Completamente distraída por mis pensamientos, casi no note el transcurso de minutos en los que el chico me entrego el dinero pagado. ¿Qué había hecho?

El chico rodeo el carro una vez que me pago, sonriendo de lado a lado.

"Mierda, que si es un verdadero tesoro."

'¡Hey, hey, hey! Tu, la rubia. ¿Qué demonios haces con mi carro? Ese carro es un verdadero tesoro, ¿me escuchas?' Me tambalee hacia atrás, ante aquel recuerdo.

Nuestro primer recuerdo después de años.

Gracias a aquel carro.

El cual estúpidamente, estaba a punto de vender.

"¡Espera!" Desesperada, corrí enfrente del carro justo antes de que el pudiera ponerlo en marcha.

"¿Qué demonios?" De un manotazo, el moreno apago el carro y se quedó sentado en el, mirándome acusatoriamente.

"No puedo venderte este carro, ha sido un error. Lo siento." Pronuncie cada palabra con énfasis.

"Y una mierda, te lo he comprado guapa, el carro es mío." No, no, no.

"Lo sé, lo sé. Pero me he dado cuenta que no puedo venderlo." Lágrimas de rabia hacia mí misma brillaron en mis ojos, débilmente. "Este carro significa para mi mucho más, de lo que cualquier cantidad de dinero pueda comprar."

Aquel pequeño hijo de puta, no pareció importarle mis lágrimas ni mi tono lastimero. Lo pensó durante unos minutos con una mueca de fastidio, cuando lentamente una sonrisa arrogante apareció en sus facciones poco agraciadas.

"De acuerdo."

"¿Enserio?" Pregunte con desconfianza ante su repentino cambio. Él se encogió de hombros.

"Oh, gracias, gracias." Agradecida, lo espere fuera del carro cuando este salió. Extendí mi brazo hacia él, con el dinero aun en mi mano. Pero el hecho para atrás la mano que sostenía las llaves del carro y negó con la cabeza, chasqueando la lengua.

"Ah, ahh, ahhh." Continuo negando. Le mire confusa.

"Veras, este carro vale mucho más que mil doscientos," Joder. "Puede que no lo supieras, o que simplemente quisieras venderlo a un precio bajo y siendo la dueña estabas en el derecho. Pero este carro," Toco el Mustang con la punto de un dedo. "Ahora es mío, y es mi derecho poder decidir su precio."

"¿Cuánto?" Apreté fuertemente los dientes.

"Mil novecientos cincuenta." Abrí mucho los ojos y solo el hecho de recuperar el carro, me hizo morder mi lengua antes de saltarle encima a aquel pedazo de mierda. Así que, conté mentalmente hasta diez y tome aire.

"¿Aceptas cheques?"

*****

Actualidad, Abril 19, 2014

"Lea..." Gruñí y apreté ambos ojos, intentando seguir durmiendo. "¿Lee?" Una suave caricia bajo por mi espalda desnuda, cosquilleando mi piel.

"No." Gemí, enterrando mi cara en mi almohada, acostada sobre mi estómago. Me sentía perfectamente relajada. No tenía intención alguna de dejar la cama.

"Amor..." Sus labios besaron suavemente la curva de mi cuello descubierta. "Despierta, quiero besarte." Sus besos bajaron por mi espalda. Con mucha gentileza, sus manos me hicieron girar, recostándome sobre mi espalda. La sabana de satén se deslizo por mi cuerpo, dejándome completamente expuesta a él. Rehusándome a cooperar, mantuve bien cerrados mis ojos.

Un suspiro de satisfacción me abandono, cuando la punta de los dedos de él acariciaron mis pechos desnudos.

"Hmm." Prácticamente ronronee, arqueando mi espalda hacia su mano. Harry volvió a inclinarse, esta vez besando mi mandíbula un poco con más fuerza que sus besos pasados. En un movimiento suave, su mano derecha bajo por mi cuerpo, hasta llegar a mi feminidad. Gemí quedamente, cuando sus dedos comenzaron a hacer magia en mi parte más privada. Cuando estos me llenaron, eche mi cabeza aún más hacia atrás en la almohada y Harry aprovecho esto, besando mi cuello ahora expuesto. Sus dedos se movieron en movimientos rápidos. Adentro, afuera, adentro y afuera sin parar.

Una de mis manos tomo en un puño la sabana debajo de mí, mientras que la otra se aferró al brazo de Harry, cuando sentí mis músculos contraerse, en mi tan deseada caída.

"Si, eso es." Harry comenzó a murmurar a un lado de mi cabeza. "Vamos Lea, déjate ir." Y lo hice. Todo mi cuerpo se convulsiono ante el latigazo de placer que recorrió mi cuerpo de pies a cabeza.

"Oh," La risa profunda de Harry retumbo en mis oídos, haciéndome sonreír aun sin aliento. Lentamente, abrí los ojos por primera vez.

<<Dios, es perfecto.>> Pensé incrédulamente, al ver a Harry acostado de lado junto a mí, mirándome amorosamente. Su cabello estaba despeinado, con sus ojos aun un poco adormilados. Sonrisa lobuna y cuerpo gloriosamente desnudo.

"Buenos días." Murmuro acercándose a mí. Gustosamente, le eche ambas manos al cuello aceptando su beso. Tan pronto como sus labios entraron en contacto con los míos, su lengua empujo dentro de mi boca en busca de la mía. Nuestras respiraciones se mezclaron, sin saber en dónde terminaban mis suspiros y terminaban los suyos.

Aun un poca ida, me di cuenta del porqué de su exigente beso.

Harry estaba 'levantado' en una expresión meramente literal y mientras él me había brindado u gran orgasmo, el seguía intacto.

"Que tenemos aquí." Sin meditaciones, una mano mía bajo por su tórax, tomando en mi mano la plenitud de su entrepierna. Harry dio un respingo y se dejó caer sobre el colchón con un gruñido por lo bajo. Me eche a reír. "Veamos qué puedo hacer con esto." Susurre juguetonamente, deslizándome hacia abajo en la cama, lista para satisfacerlo tanto como él me había satisfecho a mí.

el marine [h.s.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora