Hola, mejor amigo.
Hoy te mirabas tan guapo, bueno, tú siempre estas tan guapo, pero hoy lo estabas más; con esa camisa de vestir blanca que resaltaba tu trabajado cuerpo y esos pantalones negros ajustados que te levantaban tus nalguitas, me sacaste mil suspiros.
Sin embargo, no eso no fue en lo que me concentre sino en tu hermosa sonrisa, esa que se amplia en tu rostro siempre que hago lo que me pides, esa que se muestra en tus carnosos labios rosados que tanto anhelo besar cada que quiero y no cada que tu quieres, y esos bellos ojos que brillan con la fascinación al verme, quiero imaginar.
Me gustó como me prestaste atención una vez que salía de la casa a recibir tu llegada. Me miraste como hace tiempo no lo hacías, como una mujer y no como tu mejor amiga. La lujuria y el deseo pasó por tus hermosas pupilas azuladas, y está vez no puedes negarlo.
Valió la pena el haber ido a esa fiesta y verte bailar con otras chicas, aunque suene enfermo y masoquista, valió completamente la pena.
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Sueños más salvajes
Teen FictionElla era fuego y él era hielo, entonces ¿quién quema a quién?