Sueños más salvajes

T R E I N T A Y N U E V E

Hola, Mike.

Han pasado semanas desde la última vez que te vi.

Sí, esa última vez que me dijiste que no era más que una chica más.

Esa vez que me rompiste el corazón sin saberlo.

Esa vez que soltaste mi mano y me dejaste caer desde el quinto cielo.

Cuando entendí que todo fue de esa manera porque en realidad jamás sujetaste mi mano; yo sujetaba la tuya, y la solté porque al comprenderlo tu hielo era insportable, ni siquiera mi calor era capaz de calentar tu frío corazón.

Han pasado semanas desde la última vez que te necesite; porque te fuiste sin mirar atrás, y no me quedo más opción que seguir de frente yo sola.

No voy a mentirte los primeros días te busque como loca e iba a pedirte perdón, aunque no fuese mi culpa, solo para no perderte. Iba decidida a tu salón de clases cuando de pronto una pregunta se me vino a la mente: «¿Por qué lo tengo que buscar yo y no él a mí?»

No encontré respuestas.

Pero ya no las necesitaba, ni las quería, mis pies hicieron lo que mi mente y mi corazón no podía; me alejaban de ti.

Días después comprendí que te habías ido, y no ibas a volver.

Te fuiste y tuve que levantarme; me limpiaba las lágrimas yo sola cuando  por las noches despertaba cada vez que escuchaba las discusiones de mis padres y los sollozos de mi pequeña hermana.

Me tragaba con orgullo las burlas de las chicas idiotas de nuestra universidad.

Ya no necesitaba esconderme en un clóset para huir de los demonios de mi familia; ahora yo era quien lo encerraba en un closet

Me decía piropos yo misma; no necesité de ti ni de nadie para sentirme hermosa o decirme cuán estaba.

Salí adelante por mis propios medios.

Conocí a varios chicos con los cuales fui a beber un par de copas. Con unos me bese, con otros tuve sexo, con otros solo fueron pláticas, con otros solo risas pero con todos fue lo que yo decí hacer.

Y si ahora me llamas zorra ese es tu problema, yo ya no vivo de lo que la gente piense de mí o de lo que tú piensas de mí.

Soy una "del montón" cuando yo quiero, donde yo quiero y con quién yo quiero.

Ahora, soy dueña de mi cuerpo y yo decido lo que se hace con el. Soy dueña de mis decisiones y de mis deseos porque aprendí lo que significa ser «mía» antes que «tuya».

Ahora, después de tanto tiempo, sé lo que es tener valor como persona y no porque alguien me lo haya puesto sino porque yo me lo puse.

Me acuesto con quién quiero y aún así me respeto y tengo valor con mujer.

Soy feliz.

Porque hago lo que deseo, lo que me hace sentir plena, porque soy la única que puede hacerse daño y la única que puede amarse más que nadie, nadie entra si no lo deseo, nadie me hace sentir inferior.

Porque me amo ahora.

Y aunque te odie porque me costó mucho llegar a este punto, quiero agradecerte Mike, porque gracias a que te fuiste y me rompiste el corazón comprendí que no puedo depender de la gente para ser feliz; nunca sabes que tanto tiempo se quedarán en tu vida.

Así que gracias Mike; por romperme el corazón.