V E I N T I T R E S

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Entonces, mejor amigo, el recordar aquella dulce noche siempre me pone mal...

Porque recuerdo el final.

Al final, dejaste que me cambiara de ropa frente a ti aguantando tus ganas de un segundo round.

Tus ojos estaban dilatados y tus respiraciones eran forzosas.

Sentí la opresión en mi pecho cuando te cambiaste tan rápido de ropa que no me dejaste admirarte, y el resto, apartir de allí fue historia; te embriagaste tanto en alcohol que terminaste dormido en el suelo de la cocina, sin mí.

Ni que hablar del día siguiente.

En la universidad durante todo el día me evitaste y cuando por fin te encontré y te puse en jaque, aceptaste haber tenido sexo conmigo pero dijiste algo como: «eramos dos desconocidos, sea lo que sea que haya pasado ayer, se queda en el ayer».

Junto con tu confesión de amor.

Y aún, un año después de eso, me sigo preguntando: ¿por qué dijiste que me amabas y después hiciste como si nada?

Mi respuesta para no mandarte a la mierda después de eso es porqué te amo demasiado como para dejarte ir, sabía que si insistía cortarías la amistad de tajo y yo no quería eso; así que eso lo justifica, pero tú, ¿por qué, cuál es tu motivo?

Ya habías tenido sexo conmigo si era lo que querías, ¿por qué decir que me amabas?

Sueños más salvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora