Hola, mejor amigo.
Han pasado varios días desde que hablamos por última vez y lo peor de todo es que el pasar de los días me recuerda mucho a ti; algunos son demasiado soleados otros demasiado fríos, todo un choque térmico.
Sé que eres un tonto y te has de preguntar cómo es que eso me recuerda a ti. ¿Cierto?
Pues me recuerda a ti porque eres tal cual; a veces tan soleado que llegas a quemarme y encender cada parte de mí, y otras veces, las que más odio, eres frío como un iceberg, haces que choque contra ti y me hunda en un sinfín de emociones incontrolables.
Eres como esa gota de lluvia que cae sobre mi rostro cuando me siento triste; eres eso que me hace sentir viva.
Eres el rayo de sol que entra por mi ventana cada mañana; eres el motivo por el cual me levanté.
Y me duele, me quema por dentro no poder tenerte más, ni siquiera como amigo.
Quiero gritar, quiero llorar, quiero salir corriendo, quiero huir lejos de todo.
Quiero dejar de sentir miedo.
Pero no puedo y desde que te fuiste es peor, me siento como un perrito asustado y eso es lo que me asusta más; me hice dependiente de ti y de Alissa, ahora ya no sé a donde ir.
¿A donde tengo que ir?
Dijiste que serías mi mejor amigo, que jamás me dejarías, que me darías todas las respuestas a mis preguntas, preguntas que papá no quiso responder.
Dijiste que no eras cómo él, que tú no te irías.
Entonces, ¿Por qué cuando grito tu nombre no respondes?
ESTÁS LEYENDO
Sueños más salvajes
Teen FictionElla era fuego y él era hielo, entonces ¿quién quema a quién?