Hola, mejor amigo.Hasta me queman los dedos poner «mejor amigo» después de lo ayer.
Iba caminando de vuelta a casa después de una larga jordana de trabajo; cuando te ví.
Ahí, frente al puente que da un linda vista a un río, estabas de espaldas a mí con un cigarrillo en mano; mirando con tranquilidad el agua pasar.
Caminé pasos lento a tu encuentro, solo quería tocar tu hombro, que voltearas a verme y que el mundo se detuviera en ese instante.
No obstante, al escuchar la voz de tu amigo Harold, me di cuenta que no estabas solo, no es mi culpa; alumbras tanto como la luna que opacas cualquier estrella.
Así que decidí no hacerlo, no hablarte para no molestar pero sin querer o queriendo en mi subconsciente, escuché lo que hablan.
Hubiera deseado jamás haber escuchado nada.
«—¿Y tu mejor amiga? —preguntó Harold, quién lanzaba rocas hacía al río, muy concentrado; como si su vida dependiera de ello.
—¿Cuál mejor amiga? —le preguntaste con desdén. Llevaste el cigarrillo a tus labios y diste una gran calada.
—Sasha Montgomery —pronunció el pelirrojo mi nombre como respuesta. No sé la razón pero él giró un poco haciendo así que pudiera percatarse de mi presencia; me vió perplejo.
Ya nada se podía hacer, tú ya habías pronunciado tu respuesta.
Soltando el humo del cigarro, farfullaste:
—Ella no es nada mío.»
Ahora, tú tampoco eres nada mío.
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Sueños más salvajes
Ficção AdolescenteElla era fuego y él era hielo, entonces ¿quién quema a quién?