Sueños más salvajes

V E I N T I C I N C O

Hola, mejor amigo.

Decidí no esconderme más, no había caso, no vendrías a buscarme; regresé a la universidad a recuperar todo lo perdido.

Si bien, fue la peor decisión que he tomado en mucho tiempo, me ayudó a tomar la mejor.

El primer día de mi regreso a la universidad pasaste frente a mí cómo sí no me conocieras y dejando que Alissa te besara tan apasionante que hasta Marqués de Sade lo vio asqueroso; aunque de esto último no tengas una idea de cómo me afecta de manera tan directa.

Al segundo día, uno de tus amigos
me empujó por “accidente” tirando mi yogurt sobre mi ropa, tú reíste en lugar de ayudarme.

Y hoy por la mañana, en el tercer día, cuando iba en tu dirección a preguntarte qué mierda estaba pasando con nuestra amistad, me interceptaste y pusiste tu mano frente a mí, mostrando tus cinco dedos, diciendo un firme y gélido «no» para después pasar por mi lado como si nada; mientras que yo sentía como un balde de agua fría caía sobre mi cuerpo.

Irónicamente, hervía por dentro.

En ese momento, me rompiste el corazón en mil maneras diferentes, desgarrando cada parte de mí haciéndome cenizas.

Y así es como tome la mejor decisión: decidí mandarte mierda.

Sí, leíste bien «mandarte a la mierda», no voy a volver a bajar la cabeza por ti cada vez que te vea venir o cuando vea cómo "intentas" ser feliz con alguien que no te quiere.

No sé que te hice o porque de repente ya no fui lo suficientemente buena para ti pero hasta donde yo sé no hice nada, no voy a disculparme, no voy a irme, no voy a evitarte, simplemente haré lo mismo que tú haces conmigo; me serás indiferente.

De esa forma podría reparar todos los pedazos que quedaron de mi corazón; unirlos en uno solo y amarme a mí misma.

Antes de amarte a ti debí amarme a mí, y justamente eso es lo que voy hacer.