74 | Tal vez, en la otra vida.

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Parecía ansioso, lo conocía perfectamente para saber que algo estaba pasando.

—¿Estas bien? —pregunté. Llevaba tiempo distante, ni siquiera disfrute la cena porque parecía no estar aquí.

Asentió con la cabeza. Noté en su semblante que algo le molestaba pero no sabía que era, en algún punto hizo un gesto que me desconcertó seguido de tirar de su corbata con desespero.

—Necesito airé, ya vuelvo —dijo saliendo al bello jardín que tenía el lugar.

Me sentí rara, pero decidí pasar de ello.

Me quedé unos segundos analizando el lugar, era un lugar muy bonito, si mal no recuerdo nuestra primera cena oficialmente de novios fue aquí. Sentí un pinchazón en el corazón recordarlo.

Desde donde estaba podía verlo. Estaba fumando un cigarrillo. Se miraba increíblemente guapo, a estas alturas no sé ni como hice para que finalmente fuera mío.

Algo lo torturaba podía sentirlo a kilometros, decidí salir al jardín con él. Me miró y no pude leer esa mirada.

—¿Estas bien?

—No puedo Sasha, perdón —dijo un tanto ansioso. Se saco su saco de forma atropellada y lo tiro al suelo despreocupado, remando sus mangas y encendio su segundo cigarro—, creí que podría pero no.

Caminaba de un lado a otro pasando su mano por su cabello y fumando de forma ansiosa.

—¿Que no puedes? —pregunté un tanto asustada. Nunca lo había visto así.

Me miró, otra vez. Y no supe desfrirar de que manera solo sé que me paralizó.

Negó con su cabeza y me dió la espalda.

Lo encaré y tomé su rostro entre mis manos.

—Dime que pasá confía en mí.

—Tenía todo planeado ¿sí?, lo que iba a decir y hacer, lo tenía memorizado pero te ví y... y, yo me quede blanco ¿sabes? —sus mandibula estaba tensa, se miraba irritado.

—¿Por la celebración? —inquirí, me quito con delicadeza las mano de su rostro y las apretó con fuerza, como si no quisiera que lo soltara—, esta bien, esta perfecto. La cena, la música,tu y yo finalmente realizados.

—No, Sash no entiendes.

—Entonces dime.

—¡Dios! —gritó, tiró su cigarrillo a cualquier lado—, miraté. Eres perfecta, toda tú... no sé si te merezca. Quizá, te estoy robando la posibilidad de que tengas algo más en la vida, más de lo que incluso puedas desear o ver.

Mis ojos comenzarón a humederse, las lagrimas amenzaban con salir en cualquier segundo.

—Quizá todo este tiempo he sido un egoísta y no te haya podido dejar verla la vida increíble que esta allá afuera, conocer a otra gente, otra ciudades, incluso otros chicos —dijo entredientes—, otras experiencias. Quizá en la otra vida yo hubiera podido darte una vida de reina, no sé si en esta pueda.

Pude ver el desespero en sus ojos, estaban rojos; tambien quería llorar.

Di dos pasos hacia atrás, podía sentir como dejaba de respirar lentamente. Depronto sentí que nada era real, quise salir huyendo.

—¿Tu quieres dejarme? —pregunté en un susurro doloroso.

—¿Qué? —dijo incredulo, un tanto sorprendido—, no, yo no.

Camino hacia mi pero volví a retroceder.

Su miraba paso de desespero a total confusiones, yo estaba igual.

—¿De donde sacas eso?

—¿Como que de donde? ¡Lo estas diciendo!

Unas cuantas lagrimas traicioneras cayerón por mi rostro, sentí como si hubiera metido la mano a mi pecho y lo hubiera arrancado de ahí.

Le di la vuelta tan rapido como pude y camine hacia la salida. Escuchaba gritar mi nombre pero no podía seguir oyendo aquella estupidez.

—¡Casate conmigo!

¿Qué?

Me detuvé a verlo.

—Quiero que te cases conmigo —camino hacia a mi, me quede congelada en mi lugar—, no quiero dejarte, quiero que seas mi esposa.

Tomó mi mano y se arrodillo, tal como en los cuentos de adas que leía de pequeña. Algo tan simple, antigüo y estupido que siempre deseé callada.

—No creo ser suficientemente bueno para ti Sasha, pero te juro por Dios que siempre me esforzaré para darte lo mejor de mí si me aceptas. No habrá día en cual no te sientas amada y valorada por mí —abrió una hermosa cajita de terceopelo, entonces vi el anillo más hermoso que nunca había visto—, por favor, ¿te casarías conmigo?

Sueños más salvajesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora