Capitulo 8

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Diego, que sólo había alcanzado a desbrocharse la camisa antes de quedar dormido, acabó de quitársela con la ayuda de Rob, y después le quitó la camiseta a ella.

Diego: Qué hermosa vista -mirando primero sus pechos y luego sus ojos.

Roberta no pudo contestar porque acto seguido él había desabrochado el sosén con maestría y había comenzado a masajear sus senos, como respuesta ella se limitó a emitir un leve gemido en señal de que iba bien por ese camino. Él dedicó un tiempo a cada seno, besaba, succionaba, mordisqueaba...

Roberta lo jaló contra ella y lo besó en la boca con pasión... en ese preciso momento oyeron risas en la sala, y cayeron en la cuenta de que Mia y Miguel seguían allá.

Roberta: Diego espera un momento... no podemos...

Diego: Qué?... Ah... Si... bueno si no quieres yo... no pasa nada, yo me voy mejor -iba a levantarse pero ella lo cogió por sus fuertes hombros y lo atrajo a ella besándolo con cierto toque salvaje.

Roberta: Déjame hablar, mensito! Quería decir que... no podemos... ACÁ... -sonrió pícaramente- están ellos y... no me sentiría cómoda -Diego comprendió.

Diego: Claro -le sonrió nervioso- Podemos ir a mi depa... bueno, si quieres... yoo...

Roberta: Claro que quiero bebe, vamos

Cuando acabaron de vestirse y acomodarse la ropa que les quedaba puesta un poco, salieron, aunque a Diego se le hacía difícil caminar por la considerable erección que ya le había provocado Roberta.

Cuando salieron a la sala Mia y Miguel los miraron extrañados, y no era para menos. Roberta aún iba acomodándose la camiseta y Diego la camisa, sin mencionar el bulto de su pantalón y que los dos llevaban el pelo alborotado y los labios enrojecidos por los besos. A parte de que, en uno de esos arranques de pasión, Roberta le había hecho una pequeña herida en el labio a Diego.

Roberta: Bueno Mia... ahora ya que no llueve vamos a salir otro rato... -caminando hacia la puerta sin mirarles.

Mia: Sí?? Perfecto! -levántandose- Les acompañamos, nosotros también pensábamos salir -creía no poder aguantar más la risa que le provocaba ese par de calenturientos, pues sabía perfectamente... que a pasear no iban.

Diego: NO!... digo... bueno... es que vamos a ir muy lejos y a lo mejor uds preferían quedarse por aquí, nosotros lo entendemos, no se preocupen chavos, ya vamos Roberta no? -hablaba deprisa para no dar lugar a ninguna réplica mientras, agarrándola del brazo la arrastraba hacia la calle.

Roberta: Claro, sí. Adiós chavos. Mia no me esperes despierta. -Mia la miró con incredulidad- Digo... como vamos taaaan lejos... seguramente llegue tarde y.... bueno, adiós!

Una vez fuera del depa, se subieron en el elevador a toda prisa, por si acaso Mia insistía. No se miraban entre ellos, les daba pena, y además, no creían poder resistirse el uno al otro.

Llegaron al depa de Diego (donde había vivido con Roberta también), tardaron unos 10 minutos en coche, pero fueron los 10 minutos más largos de su vida.

Cuando Roberta entró en al depa en el que había vivido tanto tiempo junto a Diego no supo reaccionar. Esta todo prácticamente igual que cuando ella se fue... incluso la ropa que ella no había podido llevarse, seguía ahí. Al entrar en la sala hubo algo que le llamó la atención, el sofá y la mesita estaban tapados por montones de fotos de los dos juntos y de ella sola. No supo qué decir. Diego se apresuró en recogerlas y la miró preocupado, esperando una reacción.

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