Diego: Qué quiere decir? -inquirió.
*** Tranquilo, es algo lógico. No eres médico. No puedes hacer nada por ella. Ni siquiera yo
Diego: Pero tú... quién...? -entrecerró los ojos para enfocar mejor.
*** Vaya, así que debo ser la persona más esperada de toda la sala y tú ni sabes quién soy. Señor Bustamante qué decepción... -dijo divertida.
Diego: Perdón yo... cómo sabe mi nombre? -aún no veía del todo claro.
*** Sencillo, trato a tu novia.
Diego: Roberta?? Está bien?? No ha muerto verdad?? Verdad que se va a poner bien??
*** MMM... No, no está muerta. De hecho ahora iba a la sala a comunicarte a ti y a todos los demás lo que pasaba con Roberta. Pero te he encontrado aquí tirado y me he quedado aquí hasta que has despertado. Te dieron bien duro.
Diego: -reaccionó, miró a su alrededor buscando a la chica pálida y a la enfermera en el suelo- ..Don..dónde están?
*** Quienes?
Diego: Había una enfermera desmayada... -dijo confundido.
*** Bueno... eso ha sido un desagradable episodio más en esta noche tan horrorosa. Han asesinado a la hija del director del hospital...
Diego: Y han cogido al culpable??
*** No... de hecho ahora está la policía investigando la habitación y al parecer hay rastros de sangre también en la habitación, al parecer la metió en el baño pero sólo limpió por encima la habitación. Pero bueno yo no debería estar contándote estas cosas. Estás mejor? Puedes caminar?
Diego: S..sí... -se incorporó con ayuda de la doctora- Tú sabes mi nombre pero yo no sé el tuyo...
*** Laura. Doctora Laura Fernández -dijo con una sonrisa.
Diego: Bien Laura... estoy pensando que... a lo mejor quien me golpeó fue el asesino... no?
Laura: Hmm... no. Fue el director del hospital... acababa de encontrar el cuerpo de su hija... tú entraste... te vio moviendo a la enfermera y enseguida pensó que habías sido tú... así me lo contó él... me dijo que lo disculparas pero... ahora no puede ni hablar.
Diego: Hmm.. está bien.... Yo entiendo... pero pega duro el hombre... Auch...
Llegaron a la sala de espera y Alma al ver a Diego tan golpeado se asustó y se acercó corriendo a él. Le revisó las heridas y lo abrazó fuerte ignorando los quejidos de dolor que emitía.
Martín: Le estás haciendo daño Alma -tocándole el hombro.
Alma: -se soltó rápidamente- Ay Lo siento Diego pero es que me asusté... primero Roberta y ahora tú... qué te pasó! -dijo mientras acariciaba su mejilla con cariño.
Diego: -se aguaron sus ojos ante las muestras de cariño, lo trataba como si fuese su hijo- Tranquila Alma... sólo son unos golpes... por un malentendido... -sonrió tristemente- Pero estoy bien...
Alma: Y Roberta? -preguntó llorando de nuevo.
Diego: Alma...
Doc.Laura: Hola señora. Yo soy la doctora que trata a su hija, precisamente venía a responder sus preguntas.
Alma: -voltea con ella y la mira con recelo- No es usted un poco joven para ser doctora? Digo...
Doc.Laura: Bueno, me lo suelen decir. Pero no se preocupe que su hija está en buenas manos. Además no estoy yo sola sino que tengo un equipo de compañeros conmigo y estamos tratando a su hija...
Miguel: Bueno ya, usted siempre con tantos cuentos! Díganos ya qué le pasa a Roberta!
Doc.Laura: -lo fulmina con la mirada, aclara su garganta y dirige su mirada hacia los demás, decidida a ignorar a ese tipo maleducado y descarado- Bien... Según los estudios que hemos realizado a su hija y lo que nos han contado ustedes sobre el accidente que tuvo hace un año, hemos esclarecido muchas dudas que nos surgían... y ya podemos decirles el diagnóstico con seguridad.
Todos la miraban espectantes, temiendo lo que iba a decir. Mia, Alma y, por supuesto, Diego no podían contener las lágrimas. Aunque las de Diego eran bastante más silenciosas.
Miguel: Y bien?
Doc.Laura: -ignorándole- La señorita Reverte tiene un coágulo de sangre en la cabeza, podemos extraerlo mediante una operación pero no les voy a mentir... es bastante complicada y peligrosa, deberían firmar un permiso.
Diego sintió, una vez más en su vida, como una piedra gigante acababa con todos sus sueños, con su futuro, con su vida... con Roberta. No escuchaba los detalles que la doctora relataba a los que la escuchaban, que básicamente eran Martín y Miguel. Él sólo podía pensar en una cosa... bueno, más bien en alguien...
Diego: -la interrumpe- Qué va a pasar con las dos?
Doc.Laura: Pe... perdón? -no se esperaba la interrupción.
Miguel: Roberta está embarazada.
Doc.Laura: Eso ya lo había notado -dijo con una mueca de fastidio, volteo de nuevo con Diego- Bueno... me he estado informando con un ginecólogo y... bueno, si operamos ahora es posible que el bebe peligre debido a la complicación que supone la operación y los medicamentos que utilicemos. Por otra parte... si primero practicamos la cesárea, el bebe estará bien pero tendríamos que esperar que Roberta se recuperase para operarla luego... y podría ser tarde. Así que yo...
Diego: Hay... hay que.. elegir?
Doc.Laura: -posó una mano en su hombro- Me temo que sí... de todas maneras haremos lo posible por salvar a las dos
Con la impresión, Alma acabó de desmoronarse y cayó desmayada en el suelo. Mia la sujetaba como podía entre llantos, Miguel fue con ella y la abrazó mientras Martín y un enfermero se ocupaban de Alma, la subieron a una camilla y la llevaron dentro para que descansara y se repusiese del mal trago.
Ajeno a los demás, Diego estaba inmóvil. No sabía qué podía ser eso tanmalo que había hecho en la vida para merecer tanta desgracia junta. En esosmomentos tendría que estar con Roberta, besándola, abrazándola, peleando por elnombre de la bebe... y no estar en un hospital con ella... así. No! Eso no podíaestar pasando.... Cómo alguien podría elegir entre las dos personas másimportantes de su vida?? Qué dedo te cortarías? Si lo pensaba fríamente, debíapensar en Roberta antes que nadie... pero su bebe... seguro cuando despertaseella lo mataría a él por haberla elegido a ella y no a la bebe
