Capitulo 40

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Ya hacía 1 año y 2 meses desde aquel día tan especial, desde aquel preciso momento en que tuvieron realmente una razón por la que vivir, por la que luchar día a día. Sus vidas cambiaron, se complicaron, pero siempre hay una recompensa, y ésa era ella. Lucía y esa risa capaz de iluminar el día más gris.

Roberta finalmente cedió y negociaron quedarse un par de meses, pero esos meses ya sumaban 14, y Diego no tenía intención de volver. Aunque para ser sinceros, ella tampoco. Disfrutaba llevando a Lucía a la playa, ver cómo correteaba y jugaba en la arena, cómo jugaba en el agua con su papa... La tranquilidad de Veracruz les estaba haciendo mucho bien. Su relación estaba más consolidada que nunca y su hija crecía feliz y alejada del bullicio de una gran ciudad... era difícil dejar ese sitio.

Pero no todo dura para siempre. Diego había estado trabajando a distancia, su puesto le permitía hacerlo. Su empresa se dedicaba a la organización de eventos importantes. Él se encargaba de aceptar o denegar los lugares que les ofrecían para celebrar dichos eventos, designaba el presupuesto y contrataba personal que se encargase de que todo funcionase a la perfección. La comunicación era algo fundamental, por eso trabajaba a través del ordenador y del teléfono. Hasta ahora no había tenido problemas, pero con el último evento estaban teniendo demasiadas complicaciones y requería su presencia en México.

Roberta: Pero si fuiste tú el que quería que viniésemos a vivir acá! -dijo tapándose con las sábanas, se habían amado durante toda la noche, y ya aparecían los primeros rayos de luz.

Diego: Lo sé! Y no quiero que nos vayamos. Pero mi amor no puedo dejar pasar más tiempo! Me necesitan allá -se acercó a ella y la intentó abrazar pero ella se levantó- Entiéndeme... -vio como ella se ponía una bata y salía de la habitación y se dejó caer en la cama boca abajo, aspirando el aroma a piña de su champú en las sábanas, y se volvió a dormir.

Roberta estaba en la habitación de su hija, mirándola dormir plácidamente, ni siquiera de bebe les había dado mucha guerra para dormirse.

Roberta: Eres una dormilona -se apoyó en la barrera de la cuna y la miraba desde ahí- Tú qué opinas chiquita?... Volvemos?... Yo sé que a ti te gusta estar aquí... pero México también te va a gustar. Estoy deseando que te conozcan todos allá. Por ahora sólo conoces a la loca de tu abuela. Pero es que tus tios están cuidando de tu primito sabes?... Estaba malito del corazón... pero seguro ya estará bien. Y pues a los demás también los conocerás.... Te digo un secreto?... -en ese momento Diego llegaba y al oirla hablando decidió quedarse en la puerta- Tengo miedo de que esto cambie... aquí somos tan felices... no completamente, pero sólo porque echo en falta a tu abuelita y a tu tia Mia... pero tengo miedo de que todo deje de ser tan perfecto...

Diego: -detrás de ella- No tiene porqué cambiar... -la abrazó por detrás y besó su cuello- Me amas? -preguntó mirándola a los ojos.

Roberta: Con toda mi alma -dijo entrelazando sus dedos con la mano que Diego tenía en su cintura.

Diego: -la volteó hacia él, aún abrazados- Y yo a ti. Tenemos una hija maravillosa, preciosa, chiquita, hermos..:cara_coqueta:

Roberta: -rió- Si, Diego. Todo eso y más. Pero qué quieres decir?

Diego: Ps que todo es perfecto, no por el sitio, sino por vosotras. Sois lo más maravilloso que tengo y eso es perfecto aquí y en la Luna. Entendido?

Roberta: Hm... Si... pero alla tendrás que trabajar con la lagartucha esa:cara_preocupado:

Diego: Entonces el berrinchito es por Claudia, mi amor? -ella sólo lo miró- Hmm pero si (beso) tú (beso) eres (beso) la mujer (beso) más hermosa (beso) del mundo (beso)

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