Capitulo 29

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La luz matutina se hacía paso a través de las cortinas iluminando la estancia. Diego despertó primero porque Roberta se había movido bastante brusca y lo había tirado de la cama, cayendo de pompas. Soltó un gruñido y se levantó dispuesto a tomar venganza, pero la vio tan tranquila, dormidita como un bebe... que fue incapaz de hacer más que besar su frente con suavidad.

Diego: Me he vuelto un blando -dijo resignado mientras caminaba hacia la cocina- Encima preparo el desayuno, si es que soy una joyita -comenzó a trastear buscando los ingredientes para hacer pancakes- pero nadie me valora -abrió la nevera para sacar el jugo de naranja- pero eso se va a acabar porque voy a hablar con Roberta seriamente y le voy a decir que... -cerró la nevera y ahí estaba ella mirándole con cara soñolienta- ... le voy a decir lo mucho que la quiero!:cara_burlon:

Roberta: Claro:cara_preocupado: Qué querías hablar eh?

Diego: Eh? Nada tonterías. Hice el desayuno:cara_burlon:

Roberta: Gracias mi amor -se agarró a su cuello y le dio un beso profundo causándole un torrente de emociones y sentimientos, luego ella se separó, le dio un piquito y sonrió- Y por supuesto que te valoro.

Diego: Pero siempre me dices menso -puso cara de bebe enojón.

Roberta: Y tú intensa:cara_preocupado:

Diego: Bueno pero tienes que reconocer que tú sí que eres int.... -empezó a decir sin pensar hasta que vio que el día había empezado demasiado bien (exceptuando su caída) y se corrigió- Empezamos de nuevo? Hola qué tal me llamo Diego

Diego: -volteó y...- AAAAAAAAAAAHHHGGG -se estaban quemando y había mucho humo en la cocina- Roberta sal de aquí esto no es bueno para el bebe.

Roberta: Pero yo quiero pancakes!

Diego: Quieres uno de estos? -dijo mostrando una pancake totalmente ennegrecida.

Diego: -tiró las pancakes quemadas a la basura- Ya está alejada. Y fue mi mama. Ahora si me permites -dicho esto salió de la cocina dejando a Roberta pensativa.

Roberta: Ash siempre tienes que caaajjetearla... mensa tú! -dijo al tiempo que se daba con la palma de la mano en la frente.

Diego por su parte estaba en la habitación sentado en un borde de la cama. Sabía que no tenía porqué molestarse con Roberta, y de hecho no estaba molesto con ella. Estaba molesto con su madre. Con él mismo. Con su "familia". Su papa preso, su mama perdida y sus hermanos en Europa que no querían saber nada de él. Su única familia era Roberta y esa bebita que estaba por nacer, y las amaba a las dos con locura. Volteó y ahí estaba ella en el marco de la puerta temerosa esperando que él dijese algo.

Diego: Ven -palmeó en la cama para que se sentara a su lado.

Roberta: Seguro? -caminó lentamente hacia él y se sentó- Diego yo quería decirte que...

Diego: -interrumpe- Abrázame.

Roberta: Eh? -confundida.

Diego: Que me abraces.

Roberta: Ah... sí... claro -lo abrazó y él escondió su cara en el cuello de ella- Bebe me perdonas?

Diego: -asintió moviendo la cabeza aún enterrada en su cuello.

Roberta: Quieres hablar?

Diego: -negó de la misma manera que antes.

Roberta: Está bien... -acarició suavemente su espalda de arriba a abajo con ternura. Él bajó la cabeza hasta su vientre y se quedó ahí- Mira qué dos bebes tengo jajaja. Ya quiero ver la carita de mi beba :cara_coqueta: Sabes que se te va a ver muy bien con un bebe en brazos? -dijo mientras le acariciaba el cabello

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