SEPTIEMBRE
Desde que había llegado tenía a un mexicano detrás de ella, suspiró exasperada bebiendo un sorbo de su trago, su acento le resultaba insufrible, cantoneándole en su oído, Samara bailaba, no sabía en qué momento se había dejado convencer de ir a ese bar, quizás en el instante en que le habían asegurado que era un lugar para hispanos, le había resultado sumamente atractivo la idea de escuchar a alguien hablarle en castellano, extrañaba España, extrañaba Madrid y eso hacía que se sintiera más asqueada de los piropos que ese hombre le brindaba, porque por los hombres lo había perdido todo.
Se sentía despatriada, exiliada y obligada a estar en un lugar que no conocía, con gente fría que tenía costumbres muy distintas a las suyas, había perdido todo, incluso a veces sentía que Jullian tenía razón cuando le decía que se había perdido a sí misma, ya no sabía quién era y no sólo era por su cabello rubio, la extraña que la miraba en el espejo parecía mayor y ciertamente apática, la felicidad se había quedado en Europa, América sólo era su forma de sobrevivir, de aferrarse a algo, la justicia era lo único que le permitía seguir respirando sin tirarse a la depresión.
Pensaba en eso cuando sintió la voz del mexicano en su oído, le estaba cantando: "le digo hola y ella me dice goodbye le digo nena como tú ya no hay" Rebecca se giró mirándolo atónita y también imponiendo la distancia, la canción sonaba en los estéreos del lugar y el tío seguía repitiendo sin cesar "Demasiado picky", ella arqueó las cejas y el hombre contoneaba sus caderas en gestos obscenos, en ese lado del mundo el regueton molaba mucho más que en España, sabía que la manera como se movía frente a ella hacía parte de los pasos que tenía ese tipo de música, pero no podía evitar sentirse incómoda.
-"Ella me gusta pero nunca me hace caso, ella me mira como si fuera un payaso y aunque lo intente al final no tiene caso. Dime qué paso, cuál es tu rechazo. Why? Me ignoras y te das la vuelta sin siquiera hablarme. Tell me why? Pero dime cómo hacer para convencerla a usted si yo quería hablarle, saludarle, conocerla bien yo quería decirle que me encanta, pero se complica yo no entiendo porque es tan picky, picky".
No eso era todo, ya definitivamente no tenía por qué aguantarse eso, de manera que según su troglodita mente ella tenía que hacerle caso o sino era una creída, el machismo tenía muchas formas y esa era una de ellas, que los hombres asumieran que las mujeres tenían que aceptar sus atenciones o sino eran unas frígidas.
Empezó a caminar alejándose, pero el hombre siguió persiguiéndola, hostigándola, Rebecca intentaba pasarlo, pero él se interponía con su cuerpo corpulento, ella cerró los ojos conteniendo el aire, ese tipo de cosas la hacía acordarse de lo indefensa que se había sentido con Ubta, ahora mismo la había acorralado en una de las paredes y podía sentir su pesado aliento congelándola, petrificándola y llevándola directamente al lugar donde tenía escondidos todos los fantasmas que la atormentaban, quería gritar, pero no podía articular palabras, la dureza que tenía hacía unos segundos se había evaporado dándole paso a esa mujer débil que se exponía a ese tipo de situaciones, era su maldita belleza de nuevo.
-Now... You don't look so sure, do you? [Ahora... No pareces tan segura ¿verdad?]
Ella sentía su respiración tensa y su pecho subiendo y bajando de una forma frenética, quería gritar, apretó sus ojos aún más, luego sintió como la mano del hombre se deslizaba por su cintura y no supo de dónde sacó la fuerzas, pero lo empujó y empezó a alejarse, no obstante eso lo enfureció y la jaló del pelo devolviéndola.
-What the hell! [Qué demonios]Te crees gran cosa ¡puta!- Una vez le dijo eso la azotó contra la pared, ella temía lo peor cuando sintió que su cuerpo se alejaba, miró atónita y notó que otro hombre le había propinado un puñetazo, eso la hizo experimentar un profundo alivio, pero el alivio se desvaneció cuando se percató que su salvador era Jacob Clifford.
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EL DÉCIMO MANDAMIENTO [TERMINADO] #Libro3
RomanceEste es el tercer libro de una saga, el primero se llama "El Sexto Mandamiento", el segundo "El Octavo Mandamiento" y el cuarto "El Quinto Mandamiento". Rebecca sabe que no tiene nada: no tiene empleo, está a punto de perder su apartamento y el hom...